Cap. 9. Torbellino de emociones

13.3K 638 168
                                    

Aveline p.o.v

Los telmarinos cortan, sierran y tiran árboles a una velocidad asombrosa. Veo otro árbol caer y le hago un gesto a mis compañeros para escondernos tras una pila de troncos y poder asomarnos sin que haya riesgo de que seamos descubiertos.

Veo bastantes tiendas de campaña montadas a un lado y oigo el crepitar del fuego abrasando unos cuantos árboles, aprieto el puño y frunzo en el ceño. Peter se asoma un poco y yo le imito, intentando que no nos vean.

-¡Árbol va!- oigo varias veces, haciendo que mi furia aumente.

Oigo el relincho de un caballo pero no le hago caso, Peter resopla y me agarra de la cintura para esconderme de los recién llegados.

-Tan solo resiste un poco más- me susurra Peter mientras las puntas de nuestras narices se rozan entre sí, me sonrojo mientras trago saliva, Peter debe darse cuenta de mi reacción porque sonríe lascivamente, pone una mano en mi muslo y lo aprieta levemente, haciendo que suelte un pequeño gemido que solo Peter oye, que mi mente se llene de pensamientos impuros y me sonrojé aún más.

-Me parece que nos hemos equivocado de camino- susurra de repente Susan.

Los jinetes se alejan y Peter me suelta, me incorporo rápidamente para volver a echar un vistazo, fijo la mirada en el río, están construyendo un puente, no sé para qué, pero esa debe ser la razón de porque estaban talando tantos árboles, pero aun sabiendo eso, me irrita el hecho de que estén dañando la naturaleza de esta manera. Peter me mira y me agarra la mano.

-Es hora de irse- dice Peter dándose la vuelta y empezando a caminar, llevándome con él. Los Pevensie y Trumpkin nos siguen, echo un último vistazo atrás antes de proseguir nuestro camino.

-Creo que deberíamos descansar un rato- dice Edmund sacándome de mis pensamientos.

-Será una buena idea- dice Trumpkin sentándose sobre una piedra. Me suelto del agarre de Peter y me apoyo en un árbol, intentando calmar mi enfado.

-Malditos telmarinos desalmados- maldigo por lo bajo.

-Y... ¿Dónde crees que viste a Aslan?- pregunta Peter acercándose a su hermana menor.

-¿Por qué no dejáis de hablar como adultos de una vez?- dice la pequeña Lucy a lo que me pilla por sorpresa, porque levanto la cabeza de inmediato, ladeando ligeramente la cabeza por el tono desafiante de su voz- no creo que lo vi, sé que lo vi- las palabras de Lucy suenan tan convincentes que casi hace que crea a la pequeña.

-Yo soy adulto- murmura Trumpkin entre dientes.

-Cuando lo vi estaba...- la pequeña no puede terminar la frase porque el suelo se abre entre sus pies y cae al vacío. Reacciono inmediatamente, murmurando unas palabras en una antigua lengua que me enseñó Aslan. Los Pevensie, Trumpkin y yo nos acercamos corriendo a donde ha caído.

-¡Lucy!- grita Susan. Nos asomamos corriendo para descubrir a la pequeña Lucy sobre una cama de raíces, suspendida, sobre un río de fuerte corriente (multimedia).

-¿Lo has hecho tú? ¿Las raíces?- dice Peter jadeando por el susto.

-No pensé que fuera a darme tiempo pero, sí- digo hasta yo sorprendida por la hazaña que acabo de lograr, Lucy me mira, no dice nada, pero su mirada basta para darme las gracias.

-...aquí- dice Lucy terminando por fin su frase.

Peter rescata a su hermana, cuando comprueba que está bien y el peligro ha pasado, se acerca a mí corriendo y me abraza, casi tirándome por la fuerza con la que me rodeó con sus brazos.

-Gracias, gracias Avie- solloza Peter aunque yo todavía sigo un poco consternada, pero reacciono devolviéndole el abrazo, cuando nos separamos, Peter pone sus manos en mis mejillas y me besa salvajemente y con determinación, metiendo casi al instante su lengua en mi cavidad bucal, supongo que esta es su manera de agradecérmelo, cuando nos separamos por la falta de aire, suspiro por el torbellino de emociones que han sacudido mi cuerpo.

-Deberíamos irnos- dice Susan poniendo los ojos en blanco.

-Sí, deberíamos- digo soltando un jadeo entre ambas palabras. Miro a Peter y este me guiña el ojo, sonrío poniendo los ojos en blanco antes de proseguir nuestro viaje.

Bajamos por el empedrado camino en dirección hacia el río. Intento no caerme, pero que algunas piedras estén mojadas y el agotamiento, no ayuda. Tras llegar a la altura del río nos disponemos a cruzarlo, por un camino de piedras, que no parecen muy estables.

Lucy se resbala pero Trumpkin la agarra por la cintura a tiempo, estabilizándola de nuevo, si Trumpkin fuera un poco más joven y Lucy, algo más mayor, diría que hacen una pareja estupenda.

-¿Vas a necesitar ayuda tú también?- dice Peter en tono arrogante.

-No gracias Peter, sé cuidar de mí misma- digo poniendo un pie en la resbaladiza piedra y en cuanto intento dar otro paso, mi pie resbala y pierdo el equilibro y, por supuesto, es Peter el que me agarra a tiempo, debería haberme callado.

-¿Qué decías?- dice Peter pegando mi espalda a su pecho.

-Que no necesito tu ayuda Peter- digo zafándome de su agarre y teniendo más cuidado esta vez.

Tras cruzar el dichoso río, acampamos de nuevo, esta vez para pasar la noche. Susan y yo conseguimos cazar un par de conejos y Trumpkin los despelleja mientras Lucy intenta no vomitar.

Me adentro otra vez en el bosque a buscar palos para hacer una hoguera y de paso, mirar a ver si consigo encontrar unas cuantas bayas para acompañar la carne de conejo, parece que voy distraída pero en realidad, presiento que me siguen, me agacho para "recoger" una ramita y en cuanto oigo como cesan los pasos, saco ágilmente mi espada de su cinto y me levanto para poner el filo en el cuello la persona. Esa persona resulta ser Peter.

La llamada (Peter Pevensie y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora