Cap. 2. El despertar

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Aveline p.o.v

Siento como si un rayo entrara por mi cuerpo, haciendo que la sangre vuelva a fluir por mis venas y mi corazón vuelva a latir.

Abro los ojos lentamente y muevo ligeramente las manos.

Me encuentro tumbada en lo que parece ser una cueva o similar, aunque no muy lejos de mí, diviso la salida por la que entran radiantes rayos del sol

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Me encuentro tumbada en lo que parece ser una cueva o similar, aunque no muy lejos de mí, diviso la salida por la que entran radiantes rayos del sol. Me intento incorporar pero mi cabeza choca con un cristal, me masajeo levemente la zona afectada y miro con más detalle, parece ser que me encuentro en una especie de ataúd de cristal, intento abrirlo empujándolo pero es inútil, parece que está sellado con...magia, mi especialidad. Pongo las palmas de las manos en el cristal y cierro los ojos para concentrarme, el calor empieza a emanar de mis manos y el cristal acaba derritiéndose, salgo del ataúd de cristal.

Entre unas antorchas, en la pared parece que hay algo grabado, pero no se ve muy bien porque está tapado por musgo, pongo la mano en la piedra y trazo un medio círculo, haciendo que el musgo se retire.

-"Aquí yace la reina Aveline, esposa del sumo monarca Peter, emperatriz de las islas solitarias, señora de Cair Paravel, hechicera de la más noble Orden del León"- leo en la pared- "cuando el cuerno de la reina Susan hagan sonar, nuestra reina volverá a despertar". Peter...

Y como si de un martillo golpeando mi cabeza se tratase, los recuerdos me vienen a la mente: La Bruja convirtiéndome en lobo, el sueño con Peter, la llegada de los Pevensie a Narnia, la derrota de la Bruja, mi primer beso con el mayor de los Pevensie, nuestra coronación, nuestra boda, mi primera vez con Peter, el regreso de los Pevensie a Londres y Aslan sumiéndome en un sueño.

Me fijo en mi ropa, llevo la misma que el día de mi coronación, incluso el mismo recogido, es como si mi cuerpo hubiera vuelto atrás en el tiempo...

Me doy la vuelta para descubrir entre unas enredaderas, un cofre, lo abro con cuidado y encuentro mi ballesta con un carcaj y mi espada en su interior.

Salgo de la cueva, esquivando coronas y ramos de flores cuando oigo sonidos de pisadas, de caballo. Un unicornio blanco galopa hasta mí.

-Pequeño ¿Has venido a mi encuentro?- digo acariciando su crin, el caballo suelta un pequeño relincho y se agacha un poco para que me suba en su lomo...pero primero me agacho y toco la tierra y el césped con la mano y lo noto, noto a Peter y no solo a él, sino a sus hermanos, les visualizo subiendo una pequeña colina, en uniforme, o lo que queda de él, porque se ven visiblemente mojados. Me pongo la capucha de mi capa, cubriendo casi del todo mis ojos y me subo en la grupa del caballo, con los talones le espueleo y el unicornio echa a correr mientras yo me agarro como puedo a su crin, intentando no hacerle daño. El unicornio  marca el camino, sabe perfectamente a dónde, con quien ir...

Peter p.o.v

Mis hermanos y yo avanzamos lentamente por la playa, atónitos.

Lucy sonríe y captamos su indirecta

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Lucy sonríe y captamos su indirecta. Todos corremos hacia el agua quitándonos chaquetas, chalecos, zapatos y calcetines.

-Qué pena que no corras tanto como yo- le grito a Edmund dejándole atrás.

-¡El último es un tonto!- grita Lucy a la cabeza.

Acabo adelantando a mis hermanas y todos corremos hacia el agua, para salpicarnos los unos a los otros.

-¡Qué fría!- dice Edmund echándome agua, antes de soltar otra carcajada, una ola me da en la espalda y me empapa, pero eso no impide que siga riendo y salpicando.

Lucy cae al agua e intenta tirarme pero la esquivo, la única que no se ha mojado mucho es Susan, aunque no tardamos en empaparla.

-¿Edmund? Edmund- intenta llamar su atención Susan pero Edmund está absorto mirando el acantilado que se alza sobre nosotros.

-¿Qué miras?- le digo a mi hermano.

-¿Dónde se supone que estamos?- pregunta Edmund sin apartar la mirada de la pared de caliza.

-¿Pues tú qué crees?- le digo con sarcasmo a Edmund. Volver a Narnia, ha sido como un sueño hecho realidad, siento a Aveline, puedo notarla.

-No recuerdo ruinas en Narnia- dice Edmund arrugando la frente, haciendo que por un momento, esa sensación se esfume.

Miro hacia el acantilado para observar lo que parecía ser un palacio, ya que solo quedan trozos sueltos de pared y columnas, todo ello recubierto por hierba, musgo y helechos.

Les hago un gesto a mis hermanos y tras vestirnos de nuevo, nos encaminamos hacia una colina, para intentar llegar a esas ruinas.

Añoraba este lugar, todo rodeado de fauna y sobretodo el mar, el espumoso y precioso mar. Yo voy a la cabeza observando detenidamente unas escaleras o, lo que queda de ellas. El lugar me resulta extremadamente familiar pero, no sabría decir con exactitud en qué punto de Narnia nos encontramos.

Subo las escaleras en ruinas, pinchándome con las agujas de los pinos en los pies, pongo las manos en jarras e intento visualizar dónde estamos. Me quedo absorto mirando el paisaje, los pájaros cantan y los árboles se mecen suavemente con el viento mientras de fondo se oye el mar chocar contra las piedras...

-¡Viene alguien!- grita Edmund y veo a una figura montada sobre un unicornio, no distingo bien quién es ya que la capucha de su capa le cubre hasta los ojos y lleva la cabeza gacha. Solo puedo distinguir su pálida tez, que es una mujer y que lleva un carcaj y una ballesta a su espalda y una espada enganchada a un cinto en su cintura...

La llamada (Peter Pevensie y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora