Capitulo 18: Conversaciones en una fiesta Real.

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Le llevó un segundo interpretar todo y entenderlo.

Pero ella lo explicó igualmente.

-Ya sabes, estoy dándole un empujoncito a Nina para que haga bien las cosas. Este vestido no iba a llamar la atención de nadie. Es demasiado normal en ella. Demasiado predecible. –

-No como tú por lo que veo. –

La princesa alzó las cejas, pero no pidió una explicación.

-No me veo tan mal. – Comentó mirando hacia abajo. –Fue una suerte que tengamos hasta el mismo número de calzado. Los zapatos me quedan a la perfección. –

-Pero ya no tendrás el mismo efecto que querías lograr con el vestido. –

Ella sonrió y suspiró.

-Creo que a veces tenemos que hacer algunos sacrificios por un bien mayor. Ya tendré otras fiestas para ocuparme de mí. – Charlie parecía tan despreocupada de la vida que a Max le daba la impresión que la hubiesen cambiado por alguien más.  -¿Dónde está Bradley? –

-Con tu hermano. Lo abordó un momento después de que ustedes se marcharon. –

Los ojos de la castaña se ampliaron y hasta parecieron resplandecer.

-¿Y? ¿No vas a decirme que le dijo? ¿Pelearon? ¿Discutieron? ¿Cómo se veía mi hermano? ¿Parecía enojado, furioso? –

Maximillian levantó las manos abiertas en el aire.

-Parecía bastante molesto con tu primo, y me alejé. Eso es todo.

-¿Por qué ibas a hacer algo como eso? – Se quejó incrédula de que él hubiese desaprovechado una oportunidad tan buena como esa. ¿Cuándo sino iban a descubrir que pensaba Robert realmente?

-Porque aunque esté aquí contigo y muchas veces olvides cual es mi verdadera posición, te recuerdo, que mi único trabajo aquí es protegerte. No soy más que un empleado Charlotte. No puedo mezclarme con tu familia y tus amigos como si fuera uno más. –

Charlie tragó saliva olvidando un segundo todo el otro dilema. Como pocas veces lo habían logrado, la había dejado sin palabras.

Ella en verdad olvidaba quien era Maximillian muchas veces. O casi todo el tiempo. La mayor parte porque estaba demasiado concentrada en si misma o en los planes para desenmascarar a la rata de Emalene, que no tenía tiempo para pensar en nada más, pero había momentos en los que disfrutaba tanto de su compañía y toda la ayuda que él le daba que ni se le ocurría pensar que en realidad él no hacía más que su trabajo.

-Lo siento. – Susurró sin realmente sentirlo. ¿Pero qué más podía decir?

-No me estoy quejando, Charlotte. Y tú no lo sientes. – Le apuntó sonriendo–. No muchos de mi clase pueden decir que tuvieron el honor de acompañar a una princesa, a una mascarada en un palacio real. 

Charlie ladeó la cabeza.

-Lo dices como si fueras un pobretón sin hogar o algo parecido. Toda tu familia trabaja para el rey ¿Cómo podrían ser indigentes?

Bésame o Dispara. #Descontrol en la Realeza 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora