lo único canon es que Murdoc estuvo en la cárcel, lmao
podría haber hecho lo de jamaica, lo del cómic en do ya thing o un montón de referencias a entrevistas, pero aquí está lo más gay que he escrito.
Stuart suspiró y tomó el teléfono con calma. Era su tercera vez allí, pero las miradas aún lo ponían nervioso.
No era de extrañar, no siempre te encuentras un peliazul de abolladuras visitando a alguien en prisión. A menos, claro, de que fuese el guardia de esa.
Parpadeó en espera de Murdoc. Miró sus uñas y recordó tiempo en que él se las arreglaba. Siempre que iba su mente hacía el mismo patrón de recuerdos.
Suspiró nuevamente y rascó su nuca melancólico. Miró a sus lados, un par de mujeres esperaban por otros prisioneros con angustia en sus miradas. Rió en su cabeza sintiéndose como la esposa metafórica de Mudz.
La puerta hizo un sonido y Stuart volvió su mirada. Murdoc entró con esposas como de costumbre, el guardia de siempre el sonrió a Stu y le quitó las esposas al mayor. Murdoc frunció el ceño por la actitud de aquel trabajador atrevido y le echó una mirada al pelaizul.
Stuart sonrió, estaba sentado como de costumbre, con sus camisetas de colores y el esmalte en sus uñas. Nada en el cambiaba mientras Murdoc no estaba, eso lo hacía sentir tranquilo.
Sus mejillas se pusieron coloradas, él era el único que había venido hasta ese entonces, Noodle y Russel seguían diciendo "Tal vez la próxima vez" cuando Stu lo mencionaba. Murdoc no los culpaba, además quién los necesitaba, Stuart era más que suficiente.
2D miró a Murdoc como solía hacerlo y le entregó una amplia sonrisa. El satanista bajó las cejas avergonzado. Cuando amaba a ese chico. Gruñó.
Stuart tomó el teléfono suavemente. En cada una de sus uñas traía un color diferente. Sus abolladuras observaron con dulzura al bajista al otro lado del vidrio, vestido con aquel traje naranja, el cabello desarreglado y más ojeras que de costumbre. A sus ojos, hermoso igual que siempre, pensó el menor.
Puso el teléfono en su oreja y esperó que él hiciera lo mismo. Murdoc imitó su acción.
—Hey —susurró con voz más grave que de la normal. Murdoc sintió sus mejillas arder.
Aunque solo habían pasado cinco días desde su última visita añoraba verlo y escuchar su voz otra vez, y otra vez y otra vez.
—Hola, Stu —dijo. No quiso emocionarse tan rápido, ni parecer un desesperado. Satán, no.
El nombrado sonrió, miró a sus ojos nervioso. Se sentía como un adolescente. Como el Stuart de 19 años. Enamorado como un idiota.
—¿Todo va bien por allí? —aquella era la pregunta con la que siempre iniciaba la conversación. Normalmente Murdoc respondía que "Más o menos" y luego mencionaría lo mucho que lo extraña.
—Más o menos —musitó como de costumbre. Suspiró y miró a las abolladuras del contrario. Decidió seguir con el patrón establecido.— Te extraño demasiado, cariño.
"Cariño".
Stuart sintió un escalofrío subir por su espalda. Adoraba cuando lo llamaba cariño. Le sonrió, enredó su dedo en el cable del teléfono, como una adolecente de aquellas películas estadounidenses.
—También te extraño, Mudzy —musitó suavemente, Murdoc sintió su corazón dando un salto sobre su pecho.— Realmente estoy deseando que salgas pronto.
Murdoc sintió ganas de llorar, un simple cristal lo separaba de su mundo entero (O sea Stuart). Suspiró intentando actual rudamente, no podía llorar, menos frente a Stuart, aquello lo haría sentir mal.
—Te amo —soltó. En una ocasión común, Stuart sería el primero en decirlo, pero el bajista no pudo aguantarlo. Stuart sonrió con dulzura, sintió vergüenza y un brinco en sus sentidos.— Te amo demasiado, Stuart.
—También te amo, Mudz —soltó. Hablaba en un tono suavecito sobre el teléfono. Sus mejillas continuaban de color rosa.— Te amo y te extraño.
Stuart se removió en su asiento. Acercó su cuerpo al cristal y puso su mano sobre él.
Murdoc soltó una risita, aquello era lo más gay que habían hecho en público jamás. Miró dudoso de si hacerlo o no y sintiéndose demasiado homosexual, lo hizo.
Una simple capa de vidrio los separaba. Se miraron a los ojos y sonrieron. La salida de Murdoc era la cosa más esperada por ambos en aquellos momentos.
—¡Se acabó el tiempo! ¡Dentro recluso número treinta y nueve! —ambos dieron un salto. Murdoc maldijo y se despidió de forma rápida, era el mismo guardia pervertido de antes y nuevamente estaba coqueteando con 2D, Murdoc estaba pensado en darle una advertencia. Stuart miró como volvían a esposarlo y suspiró.
sorri por no actualizar, no quería la verdad, este es el día 20, son las 8:31am, por lo que probablemente nadie lea esto.
el libro no se va a quedar así, porque llegó demasiado lejos y terminarlo me haría sentir bien conmigo misma.
tal vez haga un cambio en los días por conveniencia o algo así.
releer esto me dolió mucho, ay
