P r ó l o g o ; Una Noche Carmesí.

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🌷

Dedicado a Elitoronja gracias por poner en mi alma la inspiración para hacer esto, te adoro.

«Quiero vivir en un mundo donde la palabra "normal" sea un insulto.»

Misha Collins.


El calendario rezaba Noviembre cuando el destino se aburrió; cuando se puso caprichoso.

En una Rusia vestida de blanco y con aliento helado, un niño con cabello de plata se divierte corretando con su caniche; en un Japón adormecido entre cerezos llorones, un niño con ojos color infinito moja su mirar con profunda tristeza; su cachorro ha muerto.

A veces pasa algo muy curioso.

Llámalo casualidad, destino, o como se te dé la gana; aquí lo único cierto es que sucede.

Cuando uno de ustedes nace –un humano, quiero decir– abandono a mi dulce Dama de la noche y desciendo; mi deber es destinarlos.
Con un hilillo carmesí infinito, las almas se atan en sagrado Destino.

Sin embargo, algunas veces, después de varios millones de almas, Destino se aburre.
Y divertirse con la especie humana encabeza la lista de sus entretenimientos favoritos.

Sus travesuras son cruelmente sencillas; cruelmente macabras; atar almas vivas con almas difuntas; dejar un extremo vacío o bien, destinar humanos que jamás serán capaces de verse más allá que en el tiempo de Morfeo.

Noviembre 29, Japón.

El llanto de un bebé enmarca la primera nevada del año; Kyushu ve nacer a Yuuri y ve también a su madre despedirse de él.
El frío le sonroja las mejillas, en un intento de acariciarle.
El bebé que llora en la paz de la gala nocturna no lo sabe, pero su alma ha sido destinada ya...
A alguien que nunca conocerá.

Noviembre 29, Rusia.

Victor dormía cuando llegué.
Al atar el delicado hilillo a su meñique, el pequeño bostezó despreocupado, revolviéndose entre edredones, abrazando al perezoso caniche que descansaba a su lado; caminé con silencioso cuidado al retirarme; no quise perturbar el último sueño tranquilo que tendría en mucho, mucho tiempo.

La unión de las almas de Yuuri y Victor era –literalmente– una en un universo; única. Sólo podía haber un cordón así a la vez, es decir, que hasta que ambos extremos murieran, otra unión así no podía nacer.

Me gustaría pensar que el sufrimiento de ambos terminaba con la inevitable muerte; que en su próxima vida podrían por fin romper los límites de Morfeo...
Pero lo que me gustaría no es ni será lo que es.

Victor y Yuuri morían sin romper el cordel; un par de almas atadas por la eternidad.

Y Yuuri...
Oh, Yuuri...
Era siempre la misma tragedia para el dulce chico de ojos tristes.
Un alma pura, tierna, viva, manchada con insultos, pisoteada con gritos, aplastada con desprecio... Yuuri; qué alma mas preciosa. Tan pura como herida...

Oh, humanidad.
Jamás les he comprendido.
Andan por ahí, arrancando corazones; aplastando sentimientos; matándose unos a otros. Repartir insultos es su especialidad y tienen auténticos detectores de defectos instalados en los ojos...
Almas ciegas...
Ojalá y fueran almas ciegas; ojalá una venda cubriera su prejuicio; su dolor...

Qué triste que para la mirada del mundo, el cuerpo de Yuuri no fuera tan majestuoso como su alma.
¡Ah, mundo! Tanta pureza era imposible de representar físicamente y cualquier mirada incapaz de soportarla.

Es por eso que no se les permite ver la forma real de un alma tan hermosa como la de Yuuri Katsuki; es por eso que sólo unos cuantos pueden conocer almas, los demás están condenados a solo ver cuerpos; meros empaques, apenas una envoltura...

Victor, él era especial.
Capaz de saltarse la barrera del cuerpo, capaz de conocer almas... Ah, qué chico aquel, de espíritu ciego; de corazón tonto; ojalá todos los humanos fueran así...

De espíritu ciego, de corazón tonto.
Qué fortuna de aquel que posee dones tan maravillosos.

Victor y Yuuri sólo se conocerían una vez; una y nada más.
El primer y último sueño convergerían en una única mirada.
Pero para eso aún faltaba mucho tiempo.

Por ahora, sólo el terreno de los sueños tendría piedad de Yuuri, de Victor.

Oh, Yuuri...

¿Era en verdad necesario
lastimarte así?...

No, claro que no.

Nota: Comencemos. ❤

The Last Dream Where stories live. Discover now