CAPÍTULO DIECINUEVE

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Para el Lord General, el ataque reciente de los arqueros es un juego de niños. Sin embargo, ese juego macabro acabó prácticamente con dos tercias partes de sus enemigos, mejor así, pues, utilizará ínfimos recursos para exterminar lo que queda de ellos. Su milicia, ahora supera al Ejército Imperial quince a uno. Es un ente del aire, ¿cómo no leer el correcto lenguaje de los vientos? No eligió El Paso Huangyan por nada.

~A eso, le llamo estrategia, General Dragón, si es que mereces que te llame así... ¡Patético!—Se jacta en solitario.

Águila desciende a vuelo raudo hasta el gran patio de la fortaleza por encima de la muralla. Los centenares de soldados que alberga en el interior y los casi mil que tiene fuera, vitorean, celebran la ágil victoria. La escaramuza fue sencilla de ganar.

~ ¡Mis soldados!—prorrumpe hacia estos—¡Esto! ¡No es más que un burdo aplazamiento de lo inevitable! ¡Hoy o mañana, seré su Emperador!... O, esta misma noche si el contendiente sigue como hasta ahora...

Se oyen muchas risas grotescas.

~ ¡Sé que han estado hambrientos!—prosigue— ¡Pero les juro que mañana, nos saciaremos en un banquete en mi honor y en el vuestro! ¡Acompañadme en este camino y seréis recompensados!

Los jubilosos alaridos estallaron, y exclaman juntos a pulmón:

¡LA VICTORIA ES DEL LORD GENERAL! ¡VIVA NUESTRO EMPERADOR ÁGUILA!

~ ¡Los juegos se acaban desde ahora!—persiste—¡Un último movimiento y liquidaremos lo que queda del lastimero Ejército Imperial con nuestro fuego! ¿Quién osaría a intervenir en nuestro camino a la Capital? ¡El sur y el norte ya nos pertenecen! ¡China conocerá a Águila, El Conquistador!

Y estallan en hilaridad y lo aclaman otra vez sin parar:

¡ÁGUILA, NUESTRO EMPERADOR! ¡ÁGUILA, EL CONQUISTADOR! ¡AGUILA, NUESTRO EMPERADOR! ¡ÁGUILA, EL CONQUISTADOR!

Extendiendo sus enormes y célebres alas, recibe las ovaciones en lugar de oxígeno. Ahora delira, ya casi lo puede palpar, mas, pronto se da cuenta que nada podrá reemplazarla... Aquellos encomios pasan a través de él, se disipan, y se esfuman alígeros; porque poco después de su llegada a Huangyan, continúa estando vacío.

~ ¿General?—llama a sus espaldas con inexpresiva voz.

~ ¡Sí, mi Lord!—acude éste.

~ Designe a un gran número de soldados, guardarán las reservas de pólvora en las torres para trasladarlas a la Capital, y después, dígales a todos que se tomen un descanso—ordena.

~ Pero, señor... Necesitamos esa pólvora para lo que queda de la batalla...

~ Ya no hay batalla, General—justifica despectivamente—Lo que tenemos afuera es suficiente, utilizaremos lo que sirva... Siento que el Ejército Imperial es tan desafortunado, que incluso con la pólvora húmeda, haría disparar unas cuantas balas para acabarlos—Se ríe imaginándolo—Haga lo que le ordené... esta vez, hágalo, General.

"El Tigre, El Fénix y El Dragón"- Kung Fu Panda FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora