½ de Ranma

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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½ de Ranma

[continuación del capítulo 52 de esta colección]

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La mujer pelirroja se pasó una mano por la frente mientras llevaba la bandeja llena de platillos a la mesa que le correspondía. El calor dentro de aquel pequeño restaurante era horrendo, casi de inmediato había cambiado su característica trenza por un peinado mucho menos elaborado, recogiendo todo el cabello casi sobre la coronilla en un rodete y sujetando con horquillas los mechones que pudieran caer. Sentía sudor por debajo de la gruesa tela de la blusa del uniforme, al menos le quedaba muy poco para que acabara su turno y pudiera volver a casa.

Con una sonrisa al pensar en aquello dejó el plato de comida en una mesa, llevó un par de cervezas a otra y dejó dos órdenes de ramen en una tercera. Finalmente puso un pocillo frente a un sujeto un tanto borracho que estaba en la mesa del rincón.

—Buen provecho —comentó como hacía siempre.

—Gracias, cariñito —replicó el hombre alzando la cabeza, sus ojos, brillantes por el alcohol, destacaron en su rostro reseco y con una barba descuidada—. ¿Por qué no me acompañas?

—No, gracias —respondió la pelirroja con una sonrisa educada, por inercia. Ya sabía cómo debía tratar a esa clase de tipos.

—No seas tan arisca —replicó el sujeto. Abrió la boca y parecía que ya no podía cerrarla, su labio inferior colgaba mientras la lengua aparecía rozando los dientes delanteros. Soltó una risita—. Yo tengo lo que necesitas para cambiar ese humor.

En seguida, aprovechando que la pelirroja se había dado la vuelta para alejarse, alcanzó a meterle la mano bajo la falda del uniforme y rozar con sus ásperos dedos la piel del muslo. Al querer ascender y saborear otros secretos que se escondían bajo la falda, sus dedos se toparon con una extraña tela que lo mantuvo azorado durante los segundos que le tomó a la pelirroja darse la vuelta con fuerza y clavar un palillo en la mesa, justo donde estaba la otra mano de aquel sujeto.

El hombre se quedó con la boca abierta y los ojos desorbitados. El palillo de madera estaba en el sitio exacto entre sus dedos índice y mayor.

La pelirroja se inclinó sobre él con una mirada fría.

—Si me toca otra vez le atravieso la garganta con los palillos —avisó—. Será mejor que en cinco minutos pague su comida y se largue de aquí, ¿entendió?

El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)Where stories live. Discover now