Capítulo 27.

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REESE.

Ir a clase de ballet había sido la solución perfecta para dejar mi mente en blanco por unos instantes. Mientras que bailaba no pensaba en nada. No pensaba en Ariadna, ni en mi padre, ni en las fotos, ni en Eros, aunque en este último no me habría importado hacerlo. Tan solo disfrutaba, y eso había causado en mi una especie de terapia. De tal manera que pensaba que podría superarlo. Que podría superar incluso lo de la explosión.

Pero al tenerla enfrente de mi... Dios mío, lo único que quiero hacer es arrancarle la cabeza.

-¿Estas bien? -pregunta Lily poniéndose justo enfrente de mi y tapándome las vistas que tenía de Ariadna.

Mi mirada se suaviza.

-Si. -suelto de forma fría. Ni si quiera puedo sonreír. Me giro hacia la taquilla y la abro, ni si quiera para sacar un libro, solo como método de distracción.

-No, Reese, lo digo enserio. Últimamente has pasado por muchas cosas y yo me he tenido que enterar por boca de los demás. Casi mueres. ¿Sabes la importancia que tiene eso? -dice verdaderamente con preocupación.- ¿No se supone que somos mejores amigas?

-Tienes razón, lo siento. -digo deslizando mi vista hacia abajo, con culpabilidad.

-¿Y bien? -pregunta esperando una respuesta por mi parte.

¿Que se supone que le tengo que contar? ¿Que Eros y yo estamos juntos? ¿Que nuestros padres ya se conocían? ¿Que Ariadna y Justin planearon matarme durante la fiesta? No puedo soltarle todo eso de golpe en cinco minutos.

Tartamudeo antes de contestar.

-Será mejor que quedemos fuera de la escuela. -murmuro mirando a mi alrededor. La mirada de Ariadna se encuentra con la mía y me sonríe. No me puedo creer que se digne a sonreírme. Maldita perra falsa. - ¿Que tal si tomamos un café a la salida? Eros tiene entrenamiento así que tengo que quedarme aquí más rato.

-Está bien. -dice finalmente. -Pero más te vale tener una buena excusa.

Oh si, créeme Lily, la tengo.

Las clases se me hacen lentas y aburridas y sinceramente no puedo esperar a contarle todo a Lily. Tengo ganas de que sepa porque no he podido prestarle la atención que se merece en todo este tiempo, ya que ella siempre ha estado a mi lado en todo momento, y no se lo merece. Y por otra parte también quiero que sepa lo bruja y maligna que es la estúpida de Ariadna para que podamos odiarla juntas. Además, Eros y yo hemos estado guardando las distancias todo el día para evitar más sospechas. Los rumores de nuestra supuesta relación están circulando por todo el instituto, y la verdad es que no me haría gracia que mi padre los oyera.

En resumen, cuando ha sonado el timbre he salido disparada de clase como una bala.

Y habría llegado en tres segundos a la cafetería de no ser por Eros, que me detiene preocupado agarrándome del brazo.

-¿A donde vas?

-Tengo prisa, he quedado con Lily. -respondo soltándome. Eros mira a su alrededor.

-Yo también. Tengo que ir a ver a Diego y a Simon y hacer... -luego carraspea.- Un pequeño recado.

Frunzo el ceño.

-¿Un pequeño recado? ¿A que te refieres con un pequeño recado?

Eros vuelve a mirar a su alrededor, como si temiera que alguien nos escuchara. Después vuelve a cogerme del brazo y dobla la esquina del pasillo, donde está todo más vacío y nadie puede oírnos.

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora