parte seis.

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Volvió a tocar el timbre para volver a los cursos y mire a José...

- Vamos.

J.- ¿A donde querés que vaya?.

- Conmigo, José. De todas formas no te van a ver, pero quedate cerca de mi.

Al entrar al salón de clases, Juan me recordó nuestra ""cita"" al final de clases.

José- ¿Vas a la casa de Juan?.- Dijo con un tono sarcástico.

- Si, José. Iré donde Juan.

José- Pensé que ibas a estar en tu casa, conmigo. Pero está bien, andate con tu amiguito.

- Me das demasiada ternura cuando te pones tan celoso.- Le dije mientras apretaba sus cachetes y el se reía moviendo los ojos de una manera delirante.

José- Decile que vaya a tu casa, por favor. No quiero ir a su casa, aunque no me vea... Y no quiero quedarme solo.

- Está bien, nene.





(Nuestra conversación de ese rato, fue muy graciosa ya que estábamos en la esquina de la pared y yo hablaba muy despacito para que nadie notara nada raro en el curso...)


Fui al banco de Juan, para decirle nuestro cambio de planes, aunque diciéndoles sinceramente... No entiendo porque José me dijo que lo invitará a Casa en vez de decirme que no estuviese con el, pero bueno.

- Juan, cambio de planes. Está tarde nos vemos en mi casa.

Juan-  Okay, como gustes querida.





No cuento lo que que paso en la escuela porque realmente no fue nada interesante, pero les juro que lo más hermoso era ver a José sonreir.
No sé... Tiene magia.
Es linda su sonrisa y me transmite tanto bien, incluso cuando sonríe a la fuerza solo por no estar triste, me dolía tanto su muerte. Quería encontrar el momento indicado para decirle que lo amo, pero tenía miedo de como reaccionaria, no quería que se sintiera mal porque ya está muerto y las cosas no son muy normales ahora. Siento que su felicidad se apago un poco desde hace meses, mucho antes de su muerte... Ya había comenzado a ser una luz tenue y apagada que luchaba contra cosas que nunca me había querido decir en ese momento, pero sonríe. Eso rescato de el siempre, por más mal que se sintiera, siempre me sonreía y me daba fuerzas a mi, que me ponía mal por cualquier estupidez. Es una persona destruida, que me arma siempre en vez de armarse así mismo, ya no tiene porque luchar... Pero de todas formas pienso que se merece todo el amor del mundo y aunque me dolía, no sabía si yo iba a poder dárselo.


Cuando salí de la escuela, fuimos a mi casa. Y podía notar la mirada de odio que le daba José a Juan, realmente era algo gracioso.

Juan- Francia,¿Te puedo hacer una pregunta?.- Me dijo Cuando se acomodaba en el sillón de la entrada de mi casa.

- Si, ¿Qué pasa?.

Juan-  Capaz te suene medio desubicado preguntar esto ahora, pero... ¿Vos sentís algo por mi?

José- ¿qué mierda dijo?. Sacalo de la casa.

- ¿Qué lo saque de la casa?. ¿Y a vos que mosca te pico?

Juan- ¿Con quien estas hablando?

- ¿Qué?. Ahhh, con nadie.- Cuando termine de decir eso, Juan  se abalanzó sobre mi y me quiso besar, lo corrí.

-Juan, ¿Sos estupido?. Te voy a pedir que te retires.

Cuando le dije eso, pidió disculpas de forma avergonzada y se fue. Me di vuelta, pensando que  iba a estar José, pero no estaba.
Subí las escaleras y lo encontré en mi habitación.

- ¿Y a vos que te pasa?.

J.- Te quiso besar.

- No paso.

J.- Pero iba a pasar.

- No paso  y punto. Además, si pasaba o no ¿Por qué te molestaría?. ¿Por qué odias tanto a Juan?.

J.- Siempre te quiso de otra forma que no era amistad, y ahora te puede tener.

- ¿Y eso a vos por que te molesta?

J.- Porque te quiero.- Me dijo mientras se le caían las lagrimas.

- Yo también te quiero.

J.- No, Francia... Vos no entendes. Yo te amo y no te veo como una amiga y me duele, ¿sabes?. Porque ahora nunca voy a poder estar con vos. Quiero que seas feliz, conmigo no lo vas a poder ser.

- Yo no te veo como a un amigo.

J.- ¿Qué?.

- Me encantas. Y si soy feliz con vos, aunque no estés con vida. No estés triste, si querés que sea feliz, sonreí.
Tu felicidad me da alegría. Te mereces todo lo lindo que exista nene, no sé que ves en mi, pero gracias por toda la felicidad que me has dado siempre.






Se acerco lentamente a mi y me abrazo, luego me miro unos segundos a los ojos mientras sonreía. Me tomo del cuello y me beso. Solo pensé en que lo quería demasiado para soltarlo, ya sé había ido mi preocupación de aferrarme cada vez más a el. Lo abrace y me quede dormida en su pecho, me dolió en lo más profundo del alma no poder escuchar los latidos de su corazón.
Me dolió entender que ya no estaba vivo.  




Cartas a José.Where stories live. Discover now