CAPITULO VI:

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Y así llego el día en que el señor Nikiforov pidiera mi mano.


Ya habían pasado casi tres meses desde la última vez que había visto al señor Nikiforov ya que había tenido negocios que atender en el extranjero.



Mi madre como era algo excéntrica se le ocurrió que el baile fuera uno de máscaras, según ella eso lo haría más interesante y bueno compre un vestido color azul con detalles negros y blancos y un antifaz negro, no sabía cómo iría vestido el señor Nikiforov, pero me sería muy fácil reconocerlo gracias a su cabello color plata y sonreí al pensarlo.



Llego el día del baile y todo el pueblo estaba reunido en la mansión, antes de bajar me asome curioso, pero no pude reconocer a nadie a pesar de que solo llevaban un antifaz puesto era más que suficiente para ocultar muy bien su identidad, excepto el señor Nikiforov, era inconfundible, baje las escaleras y me escabullí entre la gente



- Jojojojo...- Escuché una risa bastante alta, era mi madre, inconfundible y seguramente ya había comenzado a contar los chistes colorados, pensé al tiempo que me escondía de ella y caminaba a otra dirección.



Al parecer todo el pueblo había asistido ya que me era un poco difícil pasar por entre la gente, pronto alce mi vista y pude ver un hombre, con un antifaz más largo y un sombrero gigante... Inmediatamente lo reconocí, era el ladrón, la persona que había entrado a mi cuarto aquella noche, nos miramos unos segundos y me sonrió caminando hacia los jardines con total calma, intente seguirlo pero sentí un jalón



- ¿Yuri?- Preguntaron y al girarme me di cuenta que era el señor Nikiforov



-Señor Nikiforov, buenas noches- dije amablemente intentando olvidar aquel hombre extraño.



- ¿Cómo sabes que soy yo? - dijo sorprendido a lo que yo me limite a mirarle su cabello plata, se puso colorado - Como sea, no importa, ven- Dijo al tiempo que me jalaba al centro de la pista



- ¿Qué ocurre? - Pronuncie un poco sorprendido, tomo un tenedor y golpeo la copa que tenía en la mano, llamando la atención de todos.


- Damas y caballeros, quiero darle las gracias a cada uno de ustedes por asistir a este baile tan importante para mi querida Yuri y para mí. Y he de hacer un anuncio- Se giró hacia a mí y se arrodillo, sacando una cajita -  Yuri, mi querida Yuri, desde hace un tiempo que he tenido el placer de conocerte, has cautivado mi corazón desde el primer instante y me he enamorado de usted, ahora aquí delante de sus padres y delante de todos quiero formalizar nuestra relación y le pregunto... ¿Acepta ser la señora Nikiforov?- Y en ese momento abrió la cajita la cual contenía un anillo precioso, lo mire a los ojos y de su mirada tan paciente emanaba ternura, le sonreí y antes de que hablara las personas de alrededor comenzaron a tirar rosas blancas a nuestros pies, era como un mar de blanco y entonces cayo una rosa negra, alce la cabeza y al fondo lo mire otra vez, el ladrón.



El señor Nikiforov me volvió a preguntar:



- ¿Acepta ser la señora Nikiforov? - Tenia un gesto muy notable de preocupación, gire mi cabeza y ya no estaba el ladrón, regrese mi mirar al señor Nikiforov



-S... si... - Respondí tímidamente



Aquella celebración se elevó y continuaron los gritos el me coloco el anillo en mano y me abrazo, para que abriéramos el baile y así fue un, dos, tres, un, dos, tres y le pise



-Perdón...- Grite



-No hay problema- Me sonrió, un, dos, tres, un, dos, tres y le volví a pisar.



-Yo... lo siento...- volví a repetir, por alguna extraña razón no podía seguirle el ritmo ni el paso ¿Por qué? pensé con preocupación, durante el baile comenzó el cambio de parejas y seguía cometiendo los mismos errores, dando vueltas, fsllsndo una y otra vez, después de haber bailado con varias personas a aquella persona de antifaz le toco ser mi pareja, el ladrón, al momento que me toco la cintura un escalofrió me recorrió hasta el cuello y como no quería armar un alboroto fingí que no pasaba nada... un, dos, tres, un, dos, tres vuelta, un, dos, tres, un, dos, tres, vuelta y la música me llevo... No erre ni un paso y los escalofríos me recorrían donde el posaba sus manos, no podía creerlo, la única persona con la que había bailado sin equivoco fue con el señor Otabek y con... el... La pieza termino, hizo su reverencia y giro su caminar.


- ¡Espere! - grite y le tome el saco para detenerle...


La dama, el maestro de baile y ~La cantarella~ [Otayuri/ Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora