¿Siry?

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DOS AÑOS ANTES

—No es tan malo.

El rubio detuvo sus pasos para mirar a su amigo.

—¡Van a poner metal en mi boca!—exclamó indignado.

—Pero van a enderezar tus dientes—señaló el castaño.

El rubio instintivamente cerró la boca un poco avergonzado, si, tenía los dientes un poco, solo un poco chuecos pero no había necesidad de ponerle brakets.

—Tu no entiendes Simón—el rubio se dejó caer al lado del chico haciendo que su cama se moviera—tenemos 14, esas cosas no saldrán de mi cavidad bucal hasta los 16.

Simón levantó una ceja sorprendido, ¿desde cuando su amigo usaba ese tipo de palabras?

—En momentos de crisis de belleza tu léxico me sorprende Ryan.

—¡Ey!—Ryan lo miró, se supone que era su mejor amigo, ¿no debería apoyarlo?

—Lo siento, pero es la verdad—su teléfono sonó avisando que tenía un nuevo mensaje—vamos, tu madre quiere que nos demos prisa.

Ryan bufo.

—¡No quiero! ¡Mi belleza! ¡Me quieren quitar mi belleza!—se quejó dramático haciendo que su amigo rodara los ojos.

—¿Cuál belleza?

El rubio llevó una mano a su pecho de modo dramático.

—Se que te mueres por esto—se señaló haciendo reir a Simón.

—Claro, es más siempre espero que te duermas para tocarte.

Simón se río al ver la expresión de su amigo, ¿que haría sin ese dramático?

(...)

—¡AUXILIO!

Ryan luchaba inútilmente contra las enfermeras y él doctor, nadie tocaría sus dientes mientras él estuviera consciente.

En la sala de espera la madre del rubio respondia una llamada mientras Simón miraba consternado la puerta del consultorio.

—¡SIMÓN!—su amigo cerró los ojos resistiendo el impulso de correr a rescatar a su amigo—¡CÓDIGO JOTA!

Simón abrió sus ojos esmeralda y tirando su moral a un lado entró corriendo al consultorio, código jota era el código más serio de todos, no podía dejarlo solo.

Al abrir la puerta notó como su amigo luchaba para esquivar la anestesia que el doctor le quería aplicar, sin pensar mucho se lanzó sobre del chico que ayudaba a las enfermeras a estabilizar a su amigo.

—¡Sueltalo!

Aún que en su mente la escena se veía muy heroica la relidad se veía patética, un niño de 14 años contra un joven de 23 que lo había detenido con una mano, si, simplemente patético.

—¡Enfermera! Saqué a ese niño de aquí—él dentista había perdido la paciencia al igual que un poco de sangre a causa de las mordidas de Ryan.

—¡Ryan!

—¡Simón!

El castaño luchó contra la enfermera robusta que lo tiraba sin ninguna delicadeza del brazo, la puerta se cerró en sus narices mientras adentro el rubio era por fin sometido por la anestesia.

—Lo siento...

Cabizbajo por haber fallado en rescatar a su amigo se dejó caer en una de las butacas, podía sentir la mirada de la enfermera sobre él, la señora Wallas regresó al cabo de unos minutos ajena a lo que acababa de pasar.

Tu No Eres Mi Romeo Ni Yo Tu Julieta [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora