Españoles del Exilio

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Muchos españoles tenían solo 6 o 9 años cuando empezó la guerra, el conflicto civil armado que surgía como un levantamiento brusco a los años previos de discordia y tensión entre opiniones políticas, con esa opinión vivían entonces niños que aprendían en el colegio todos juntos con una sola profesora además de a escribir y leer, cantar y labores útiles, había quien guardaba para presumir también alguna muestra de lo que era difícil comer o alguna naranja para dar olor.

El Estallido de la guerra fue lo que les dejo sin volver a saber ya de una
escuela, pero poco puedo decir yo con exactitud cuando a mí solo me lo contaron ellos, mis bisabuelos, habiendo pasado ya muchos años y estando muy lejos de España.

Por ello quizá hablar de la posguerra sea saltar muchos capítulos, pero son esos los momentos de su historia, y mi historia, que más conozco, el fin de la guerra solo fue el fin de escuchar a algunos aviones soltar bombas por los campos que hacían correr a todos con varas en la boca por aquel sonido, pero era entonces el inicio de intentar normalizar la cotidianidad en el manto de una realidad política militar, de una dictadura, con la que a pesar de tener oposiciones civiles (ciudadanas), conseguía el apoyo de unos a su favor que sometían la opinión en cualquier rincón.

Al ser jóvenes pero con la mayoría de edad e independencia muchas parejas decidieron abandonar el país, simplemente por las razones de buscar mejor vida con otras oportunidades, las libertades y el emprendimiento de para aquel entonces otros lugares con independencia de su criterio político y otros por su criterio y activismo, que mantenían una opinión perseguida y no permitida; en mi caso, lo segundo, el padre de mi bisabuelo ya había estado preso por comunista, y habían muerto muchos de sus hermanos, o en la guerra o en juicios políticos disfrazados.

Dejaron España en barcos separándose de familia, a la que no volvieron más tarde a ver, e incluso empezando luego a desconocer el hecho de tener más familiares de los que solo escuchaban el nombre.

Algunos que no fueron nada escasos, no vieron buen destino en los lugares a donde se dirigían y decidieron separarse de algunos que allí sí se mantuvieron y volverse a la península.

La comunicación era luego por carta, de cómo comenzaban a construir sus casas y buscaban negocios, unos hicieron algún buen capital pero no todos llegaron a los mismos lugares.

Por ello es importante no retorcer la historia, ni utilizar el dolor de quienes sin duda lo pasaron mal para favorecer ninguna sigla política.

Porque lo que necesitaban no lo conocían, no lo habían vivido, y no era ni de izquierdas ni de derechas, tampoco lo que pedían, merecían democracia para cualquier opinión, cosa que algunos más tarde comprobaron y que yo he entendido.

Por esto sé, con firmeza y seguridad que cualquier persona que me conozca, no podrá ni puede llamarme insensible, o cualquier adjetivo que describa a un no demócrata.

Y quiero explicar por qué; como dije hubieron españoles que se fueron a otros lugares de Europa, Francia era muy nombrada, otros muchos, como los míos, y la gran parte, escogió Iberoamérica. Pero no en todos la democracia fue un sistema que durase.

Lamentablemente conocieron el otro extremo con el que simpatizaban, (al menos en un principio), los rojos, el socialismo, el comunismo y la república. Y vieron que hacía el mismo daño, que solo cambiaba el discurso, que sí, que mientras uno te hablaba de lo malo del rojo otro te daba cuentos del imperio, pero ambos eran capaces de utilizar las armas, uno en nombre del Estado y otro en nombre del pueblo, pero ¿Y el bienestar general? ¿Y tu poder de opinión? ¿Y la democracia? ¿Y los españoles en Venezuela y Cuba?

Yo no hablo en nombre de nadie, lo sé, Y eso no me lo contaron. Podéis leer entre líneas.

Por ello, sé, y hablo también porque no se utilice un populismo para alentar otro. Por mi familia no quiero que el comunismo nombre a mis abuelos, ni que hable en nombre de ellos, porque han hecho lo mismo a otros, son tan fascistas como Franco. Eso no han tenido que contármelo.

Y he aprendido, observando aquello y escuchando hablar a los niños de la guerra civil contra dictadores también, y sé que su única enemiga, la enemiga de la dictadura, es la democracia y no la república, la izquierda o la derecha.

Por eso sólo un ignorante puede llamarme fascista, no me falta sensibilidad, conozco ambos extremos aunque uno sea contado sé que el otro no es bueno.

Y la emigración no tiene poca historia, y no ha sido irrelevante para nosotros, piensas en tu identidad, en tu historia, en la familia que se mantiene en contacto con tu abuela y tu madre aunque tú no les conozcas, piensas en quienes viajaron mucho, en barcos y aviones para buscar futuro para sus hijos, ves libros y postales, lees lo que hicieron tus bisabuelos o abuelos. Y pienso, que no debe ser recordado con tristeza, pienso que yo, como muchos españoles hijos nietos y descendientes de exiliados en general, que de todos nosotros de mi parte, yo creo, que me ha dado conocimiento, y la lección no ha otorgado una mala conclusión, me ha hecho valorar la democracia y aquello que la protege con independencia de mis convicciones políticas, Sé que existe la izquierda no menos de izquierda por ser demócrata y lo mismo a la derecha.

Agradezco, les agradezco siempre su amor a mí, lo que me enseñaron, y lo que me dieron hasta de forma material, a mis bisabuelos maternos, y mis abuelos paternos, italianos, con una historia del mismo estilo. Tendrán memoria en el recuerdo de sus hijos al estar en bienestar. Y los defiendo, y he escrito esto como una de las razones, porque más personas como ellos no sean objeto de la demagogia del discurso de otros.

No perderé mi identidad con independencia de donde vaya, ¡Viva Asturias, Viva Toledo! y ¡Viva España! así mismo doy gracias a Lacio, Italia por darme a personas que han hechotodo porque me sintiese come il loro principe

 


Los Súbditos de la RepúblicaWhere stories live. Discover now