Capítulo 21

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- ¿Por qué estamos aquí?- finalmente pregunté.
- Para ver una película.- responde Ares con simpleza, como de costumbre.
- Ya, no pregunté para qué, sino por qué, Ares.- mis manos sostenían vagamente una bolsa de pop en cada una, mientras aguardaba pensativa a su lado. La gente caminaba entusiasmada de un lado a otro con entradas y bolsas en sus manos. Ares agarra los vasos de refresco y me mira con atención. Los anteriores 30 minutos habían estado inundados en completo silencio, sin embargo yo estaba demasiado concentrada en mis pensamientos como para sentir incomodidad.
- Quiero pasar el rato contigo.- suelta.
- Ah.- respondo insegura, pues aún me resultaba extraña tanta honestidad viniendo de su parte. Sin embargo, estas dos semanas se había portado como un caballero y no había queja alguna que presentar. Se mostraba atento y dulce conmigo, aunque no le veía demasiado por el campus de la Universidad durante la semana. Charles y Hoyt, en cambio, sonreían y saludaban de lejos cada vez que nuestros caminos se cruzaban.
Sophie poco a poco había logrado asimilar la idea de que Ares no compartía el mismo interés, pero por supuesto que no con mi ayuda. Me negaba a hablar sobre ello incluso con Chris o con Alexa, pues cada vez que lo intentaba sentía una presión en el pecho por la futura respuesta de: "lo que estás haciendo está mal".
Tal vez esa era la peor parte, mi conciencia. Estaba claro que sabía el daño que podría causarle a Sophie y el desagrado que generaría en mis amigas, por más que Ares no fuese la persona que ellas creen conocer.
Aún así no lo hablaría, y gracias a ello dejé de considerarme la persona directa y honesta que era apenas meses atrás.

- ¿Vienes o no?
- Sí, claro.- apresuro el paso siguiendo a Ares por detrás hacia la sala.
Nuestros asientos estaban en el medio de la última fila. La mayoría de las butacas permanecían vacías y la película estaba por comenzar.
- Uhm, ¿qué vamos a ver?- pregunto extrañada, ya sentada en mi lugar, por no haberlo pensado antes.
- No interesa, no estoy aquí por la película.- la sala queda en completo silencio antes de que pudiese contestar y la película comienza.
Los minutos pasaban mientras observaba a Ares de reojo comer el pop con suma tranquilidad; en cambio, yo no podía dejar de pensar en aquello que había dicho.
- ¿Por qué estamos aquí si no es por la película?- digo por lo bajo. Las luces cambiaban en la pantalla y alumbraban el rostro de Ares lo justo y necesario. Su mirada intensa permanecía en mí, particularmente en mis ojos y luego en mi boca. Suspira con pesadez y aproxima su rostro al mío. Podía oler su perfume y sentir su calor mientras deseaba que sus labios se posaran sobre los míos de una vez por todas.
- El vestido que te has puesto hoy te queda bellísimo.- susurra. Un intenso cosquilleo me recorre al sentir la yema de sus dedos pasear por la piel desnuda de mis piernas.
- Ares...- suelto un suspiro para que se detenga, pero la tonalidad de satisfacción inesperada en mi voz solo alentó sus movimientos.- ¿Por qué hemos venido aquí?- insisto.
- Porque quiero sentir lo nerviosa que te pones al susurrarte al oído, al tocarte despacio en público...- se aleja apenas unos centímetros para mirarme a los ojos, podía sentir su respiración tan agitada como la mía. Sus mirada me transmite dulzura y deseo.
Mueve su mano debajo de mi vestido y acaricia mi intimidad por arriba de mi ropa interior. Al instante me tenso en la butaca y miro hacia los alrededores. El público, por supuesto, no se percataba de lo que sucedía y continuaba mirando la película.
- Quédate quieta.
Mi respiración se volvía cada vez más pesada con el correr de los segundos, y mi cuerpo pedía más.
Corre mi ropa interior hacia un costado con agilidad, y continúa los movimientos circulares sobre mi piel.
Podía notar como él disfrutaba de hacerme sentir así tanto como yo lo hacía.
- ¿Quieres saber por qué estamos aquí, Aurora?- asiento en respuesta, estaba segura que al hablar mi voz temblaría del placer.
Se detiene por un instante, a lo que me giro y le miro a los ojos. No quería que se detuviera, quería más; y como si estuviera leyendo mi mente, comienza a mover uno de sus dedos dentro de mí.
- Pues porque de estar en otro lado no aguantaría las ganas de voltearte y cogerte.
Su mano se posa en mi nuca y finalmente me besa. Me besa con desesperación, con fuerza; nos olvidamos por completo de dónde estamos y dejamos que las ganas actúen.
Sus movimientos continúan, siendo estos más rápidos y profundos.
Un leve gemido se escapa inevitablemente de mis labios.
- Me encanta escuchar cómo disfrutas, Aurora, pero no aquí.- susurra con voz ronca, y posa su mano sobre mi boca.
Cada una de sus palabras, de sus movimientos y sus caricias encendían mi cuerpo cada vez más. Deseaba sentirle cerca, más cerca.
El cosquilleo se hacía más intenso, y no podía evitar que mis piernas temblaran en su lugar.
El espacio de la butaca se volvía incómodo al arquear mi espalda y separar mis piernas.
Segundos luego, mi cuerpo se relaja por completo. Mis piernas se sentían livianas y mi respiración agitada comenzaba a descender.
Ares acomoda mi ropa interior y descansa su mano tiernamente sobre mi pierna.
- ¿Cómo te sientes?- pregunta mirando hacia delante.
Me sentía relajada, desestresada, contenta.
- Pues bien.- respondo tranquila.
- Genial, entonces ahora podemos irnos.
- ¿Irnos? ¿No veremos la película?
- ¿Es que acaso tú quieres ver la película?- arquea una ceja.
- Bueno...no. Digo, si quieres.
Sin decir nada se levanta del asiento, agarra la bolsa de pop y me hace señas para dirigirnos hacia la puerta.
- ¿A dónde quieres ir? Ya es tarde, todo estará cerrado.- pregunto, y al hacerlo me doy cuenta que tal vez no quería ir a ningún lado, que tal vez solo quería volver a su casa.
- Deberías dejar de hacer tantas preguntas.- dice con gracia.
- Quizá si respondieras mis preguntas desde un principio no tendría que repetirlas varias veces.
- Sube.- dice luego de desactivar la alarma del coche e ignorar por completo mi comentario.

- Espérame aquí un segundo, ya vuelvo.- baja del coche luego de estacionar frente a una estación de servicio abierta las 24 horas. No había más nadie que nosotros en los alrededores, y las luces de la carretera eran tan tenues que apenas alumbraban lo necesario.
Minutos luego de concentrarme en la única emisora disponible que tocaba una música espantosa, Ares aparece con una bolsa blanca en mano. La guarda en la valija y vuelve a subir al auto.
- Ahora sí, tenemos todo lo necesario.- sonríe.
El viaje transcurre en un cómodo silencio con algo de música de fondo.
- Uhm...y, ¿cómo están tus padres? Ya sabes, la separación digo.- me atrevo a preguntar. Ares se remueve incómodo en el asiento del piloto y mantiene la vista en la carretera.
- Bien.
- Eso es más reducido de lo que esperaba, pero me alegro por ellos y por ti, en verdad.- digo con ternura.
Dobla en un camino de tierra, dejando atrás la carretera, y al instante recuerdo aquella tarde en el lago. No era el mismo camino que hacia la cabaña, estaba segura de ello a pesar de lo poco que se veía en la oscuridad.
Este camino, a diferencia, era más angosto y desprolijo.
Se hace a un lado y estaciona sobre el pasto.
- ¿Dejarás el auto aquí?- pregunto extrañada.
- Sí, no sucederá nada. Ven.
Agarra la bolsa de la valija y una linterna que allí guardaba.
Le sigo el paso entre los árboles, mientras alumbraba con la linterna hacia delante. Ares no mostraba distante e incluso mantenía una notable distancia entre nosotros al caminar.
- ¿Te sucede algo?
- No.- responde, sin mirarme a los ojos.
- Ya, pero es que- me interrumpe antes de poder continuar.
- ¡Dios! ¿Es qué no te cansas de preguntar todo el tiempo?- grita, denteniéndose. Su reacción me toma por sorpresa y salto en el lugar.- ¿Nunca te planteaste que la razón por la que nunca tuviste amigas es porque eres insoportable?
No sabía que decir ni cómo reaccionar. Era inesperado; aquello se lo había confesado en confianza y ahora lo usaba en mi contra.
Aguardo unos segundos en silencio, mientras millones de respuestas y situaciones iban de un lado al otro de mi cabeza.

- Ya, no hagas como que esto se trata de mí preguntándote hacia dónde vamos, Ares... Cada vez que pregunto algo con respecto a ti te enojas o te ofendes. ¿Qué sucede contigo?- digo exaltada.- Ah no, espera. Eso no necesito preguntarlo, porque ya lo sé.- asiento con una sonrisa de lado.- ¡No dejas a nadie entrar! No soportas que alguien en verdad pueda preocuparse por ti, porque nadie nunca lo ha hecho como se debe; y de intentarlo, los apartas. Justo cómo estás haciendo ahora, conmigo. ¿Por qué tienes que ser tan indiferente con los demás? Tu mismo haces que el resto piense de ti como un egocéntrico malcriado. Y no voy a mentir, te ganas el título.- suspiro cansada. Ares me miraba asombrado, incluso yo misma lo estaba de todo aquello que salía de mi propia boca.- Sabes, haz lo que quieras. Miénteme si eso quieres, pero no te mientas a ti mismo; es lo peor que puedes hacer. Abre los ojos de una vez, Ares; porque de lo contrario cuando quieras acordar habrás alejado a todos aquellos que te importan.

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¡Hola a todos! Un giro completamente drástico en este capítulo, algo así como lo que está sucediéndome ahora.
Estas dos semanas estuve planteándome muchísimas cosas. En primer lugar, que quiero seguir este libro con toda la dedicación posible. Prometo estar más presente y comprometida con ustedes los lectores. En segundo lugar, que no piensen demasiado las cosas. Déjense llevar, quieran, valoren, y demuestren al máximo siempre. Permitan que las cosas sigan su curso, apártense de aquello que les hace mal y disfruten de lo que los hace sonreír.
¡Gracias nuevamente por leer! No se olviden de votar si les gustó este capítulo.
Besos
f

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