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Sebastian caminaba por las calles de Brooklyn con su seguridad característica, su pelo rubio se alzaba en la oscuridad de la noche. Mantenía sus expresiones faciales rectas sin dejar entrever un ápice de humanidad. Estaba cerca del Instituto, sus nervios empezaban a pasarle factura. Comenzaba a andar torpemente, sus pasos inseguros. Iba a echar parte del plan por la borda por pasar un momento con ella.

Una vez que pasó el umbral de las puertas del Instituto y se dirigía a la puerta de entrada, se volvió a pasar la mano por su pelo rubio para asegurarse de que-a pesar de sus vaqueros rotos y manchados de sangre- lucía en condiciones. El recibimiento que obtuvo al llamar a la puerta fue inesperado. Un Downwordler cuestionaba su persona con ojos rasgados gatunos. Tras él apareció un cazador de sombras de ojos azules seguido por Jace. Clary no parecía querer aparecer por ningún lado.

"¿Quién es?" murmuraban entre ellos. Ninguno parecía ser lo suficientemente valiente como para hacerle a él la pregunta. 

 Sebastian comenzaba a impacientarse, no estaba para infantilismos.

"Necesito hablar con Clarissa" intentó que su voz sonara firme, segura, no quería que aquellos mocosos supieran sobre actual estado de nervios que empezaba a incrementarse con la mirada inquisitiva de los habitantes del Instituto.

"¿De qué conoces a Clary?¿Qué quieres...?" si el estúpido no hubiese sido interrumpido por Clary le hubiera golpeado de manera sutil. Los Herondales eran traidores y debían pagar por lo que le hicieron a su padre. Pero su mundo dio un vuelco cuando la vió asomarse por la puerta con su cabello pelirrojo indomable y sus dubitativos ojos verdes posados sobre su persona. Le escaneaba con curiosidad hasta que ambas miradas chocaron  y un sentimiento aterrador pareció cruzarse en su mirada aguada por el intento de aguantar las lágrimas. Supo entonces que le había reconocido.

"¿Sebastian?..."

Morgenstern   |A.U|Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora