Capítulo 42: " Algo está mal"Parte I

36.1K 4.2K 1.5K
                                    

— Buenos días, señorita. Necesito urgentemente que me venda algún tipo de crema depilatoria.

Ella me observa un par de segundos antes de reaccionar con una amplia sonrisa y hacer la siguiente explicación:

— Verás, existen diferentes marcas y para cada tipo de piel. Si es la primera vez que lo harás, pues te recomiendo que uses las que tienen extracto de aloe. Son muy buenas, no irritan la piel y.... ¿exactamente qué necesitas depilarte?

Miro hacia a mi alrededor, esperando no encontrar a ningún conocido y muchos menos a Marlon. Hace unos minutos lo dejé en su motocicleta esperándome, con la excusa de que iría por un par de helados.

Sí, ya saben los de Smöoy. Los que le encantan.

— La zona de bikini —digo, dos segundos después mis mejillas se sienten calientes.

Estúpidamente se me hace bochornoso tener que aceptar que en realidad Michi Paz es más Chita que Jane.

Jo-jo. Qué buen chiste.

— Oh, entiendo. ¿Es para una ocasión especial? —las cejas de la vendedora se levantan enérgicamente en un gesto pícaro.

— No, no, no. Es para usar un bikini, tal cual. No hay otras intenciones detrás.

— Entiendo... —responde, no tan convencida de mis palabras. Sin embargo, mantiene la misma sonrisa cordial hasta alcanzarme un pequeño paquete rosado —. Este es el indicado para ti. No es muy fácil de usar, no irrita y sobre todo con aroma a tulipanes — sus cejas vuelven a curvarse.

Esta vez lo tomo y deposito sobre el mostrador el dinero. Luego, me alejo lento pero seguro ante la sonrisa maquiavélica y rara de la muchacha. Doy media vuelta y siento aún sus ojos clavados en mi espalda. Tan espeluznante como sus tontas ideas de creer que hoy tendré más que unos besos en el cuello con Marlon. Y tan estresante como pensar que Marlon estará de acuerdo con eso al verme en este pañuelo. Y más angustiante aún, el no descubrir la forma de cómo mi gran y voluptuoso trasero entrará en esto.

...

— A la cuenta de tres, te sacarás ese horrendo pareo y usarás el bikni que compré como Dios manda —me aclara Marlon.

Después de ingresar a un baño público para cumplir, con la mayor dificultad del mundo, mi cometido con la crema depilatoria, aún tengo que pasar la mayor prueba: Usar el bikini frente a Marlon y mostrarle todos mis atributos.

Sí, atributos. Estoy muy orgullosa de mis marcadas curvas.

No obstante, he tomado el pareo ante del salir del sanitario para cubrir la parte inferior de mi cuerpo. Y es que debo admitir que me siento un poco insegura acerca de la forma en como el bikini se adhiere a mi cuerpo. No es mi talla, de eso estoy segura. Pero no tengo más remedio que usarlo porque que el sol quema como si estuviera a solo centímetros de mí. Además de eso, tengo a Marlon frente a mí con un gesto netamente autoritario incitando a que la quite.

— ¿Y por qué no estás usando un traje de baño? —lo señalo—. Tienes demasiada ropa a comparación de mí. Esto es equitativo, muchacho. La igualdad es lo de hoy, así que te lo quitas también.

Él me da una sonrisa de lado, de la clase de sonrisas que hace que se le forme un pequeño hoyuelo en el extremo de su boca.

Por un momento me quedo tan quieta observando tal maravilla, que no me fijo que Marlon está más cerca de mí ahora. Me pongo alerta y más de lo normal, porque vamos, estoy usando una diminuta prenda. Fácil de sacar.

Y de romper.

Michi, detente.

— ¿Sabes lo que es una zunga?

WHEN SHE WAS HIS FRIEND.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora