Madrugada del 10 de enero.."

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—Duermes en mi pecho como un ángel entregado, encontrando en mi respiro el cielo donde perteneces. Descansa en mí una noche más.
Te contempló en medio de la madrugada cálida que me obliga a abrir la ventana y mis ojos quedan perplejos en el techo buscando entender como llegue a quererte tanto.
Ni siquiera puedo acariciar tu pelo porque se me congelan los dedos y el miedo va paralizando mi cuerpo, quedando intacto y vulnerable sobre la cama que es nuestro refugio una vez más.
Voy sintiendo como mis latidos aumentan y el silencio se hace presente. Se agita la vela del velador, entonces veo la sombra de mi rostro en la pared y un suspiro involuntario invade mi corazón.
Quiero abrazarte con todas mis fuerzas y despertar a tu lado cada mañana, agradeciendo el haber despertado porque la realidad supera las fantasías de mis sueños.
La realidad y el presente eres tú,
tus besos paralizan las agujas del reloj, tu amor es la luz que espanta los demonios de mi alma, ellos se van desvaneciendo con la transparencia de tu mirada, agua bendita que baña tus ojos.
Tienes el poder de curarlo todo, porque mi corazón es vulnerable cuando siente tu olor, aroma mágico que me condena a desearte cada vez que mi nariz encuentra tu cuello.
Dulces son tus palabras que van acaramelando mis oídos, dibujando una sonrisa que ilumina mi rostro hasta en los momentos más oscuros.
Es que juntos predominan las miradas, yo soy el único intérprete del lenguaje de tu cuerpo que es la catedral donde quiero rezar.
Dame tu amor y deja que el mío cale en lo profundo de tu alma, mezclándose como dos colores en una acuarela,
como el aire y el fuego bajo una tormenta de verano.."

Oasís de mujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora