2: Confesión

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Mi madre cogió entre sus manos el pequeño dije casi al instante, como si ella tampoco lo hubiera visto antes aunque a juzgar por su expresión sabía que eso no era verdad. Casi al instante pude notar que sus ojos se abrían como dos grandes platos de la sorpresa que yo no comprendía, y que le resultaba difícil respirar con normalidad, como si esto le trajera alguna especie de recuerdos que justamente no deseaba recordar.

-¿De dónde la sacaste? -preguntó casi inaudible, y me miró. Noté en sus ojos lo furiosa que estaba, y de alguna forma me preocupó-. ¿Estuviste husmeando mis cosas, Hazel Ruvie? -volvió a preguntar pero con un tono más rudo. Lo sabía, estaba muy enojada conmigo, y eso se veía reflejado porque cada vez que se enojaba me llamaba por mi nombre completo (el apellido lo obtuve de parte suya, no de mi padre).

-Solo buscaba unos aretes y me topé con esto -respondí con la verdad. Me sentía un poco apenada pero eso no sería suficiente para que evitar saber la verdad.

O tal vez estaba exagerando y al igual que antes pensaba que aquello no era nada importante, pero igual quería saberlo. Mi curiosidad me ganaba.

-Sabes muy bien que no puedes tocar ese cajón con mis joyas, lo sabes, Hazel, ¿cuántas veces te lo he dicho? -dejó salir un pesado suspiro. Noté que presionaba el dije con ligera fuerza.

-Lo siento, mamá, solo quiero saber qué significa, ¿por qué tiene mi nombre?, ¿quién es B.B?, ¿dónde está la otra mitad? -al fin solté todas aquellas preguntas, aunque no se comparaban en nada con todas las que faltaban, solo que podía decirse que esas eran las principales.

-Hija... -volvió su mirada al dije, sus manos estaban sudorosas gracias a la fuerza empleada para presionarlo como si de alguna forma sintiera mucho odio; sinceramente no conocía esa personalidad suya, es decir... ¡no!, mi madre era la mejor madre del mundo, y solo estaba enojada por tocar sus cosas, nada más-. Escucha, de verdad no es necesario que sepas estas cosas, no son importantes... si lo fueran te lo habría dicho, ¿no crees?

-Y si no lo son, entonces ¿por qué no me cuentas? -de pronto me crucé de brazos y la miré dudosa, no me gustaba que me mintieran y me ocultaran las cosas, y menos algo como esto que era claro que me involucraba. Si no eran importantes no tenía nada que perder diciéndome.

-Hazel, solo... -suspiró, y me miró con una sonrisa despreocupada-. Solo la encontré en la calle y la guardé porque me pareció muy linda -dijo, un tanto nerviosa mientras trataba de disimularlo. ¿Otra mentira más?, ¿en serio?, ¡eso sin duda contradecía lo anteriormente dicho acerca de que no tenía importancia!

La miré seriamente, no me gustaba tener que ser dura con ella, pero...

-Mamá, admítelo: no sabes mentir -contesté-. Encontrarse un dije justo con mi nombre grabado detrás, suena lógico -dije sarcásticamente-. ¿Coincidencia?, no lo creo.

-¡Hazel!

-¡Mamá!, ¡no mientas! -exigí. Esto empezaba a salirse de control, es que me daban rabia las mentiras.

Mi progenitora se puso de pie y emprendió camino lentamente por la sala, de un lado a otro como si estuviese pensando en una muy buena excusa para safar de esta, observando el dije con ímpetu, así que me puse de pie e intervine en su camino, solo lograba ponerme más nerviosa de lo que ya lo estaba.

Ella llevó algunos mechones de su cabello rubio hacia atrás de sus orejas y me miró fijamente solo para después regresar al sofá y tomar asiento.

-Ven, siéntate -me pidió, palmando el sitio donde antes estuve sentada.

-No -no quería-. ¿Pará qué?, ¿para escuchar más mentiras?

-Por favor -suspiró con pesadez, quizas estaba más nerviosa que yo-. Te diré todo lo que quieras saber pero siéntate.

Protect Me |Death Note| |Beyond Birthday|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz