1: Descubrimiento

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Era una tarde de verano en la ciudad de Boston. Podía oír las voces y gritos de los niños jugando fuera, andando en bicicleta o gente paseando a sus mascotas. El sol estaba bastante radiante; generalmente odiaba mucho esta época. Odiaba al verano en sí, el sol solía hacerme mal debido a que mi piel era extremadamente blanca y sensible, tanto que incluso un día me insolé de una manera muy fea, muchas partes de mi cuerpo estaban rojas y ardió durante unos días, incluso semanas, y cuando me recuperé me dije a mí misma que nunca más saldría siquiera al jardín con el sol muy fuerte, motivo por el cual ahora mismo me encontraba en mi casa, encerrada en mi habitación como una especie de adolescente aburrida y deprimida de la vida.

Tenía diecisiete años recién cumplidos hacía unos días y me habían regalado un nuevo celular, el último que había salido y el cual no dejaba de usar y por eso prácticamente no salía de mi cuarto, ya que estaba descargando una considerable cantidad de música y unos cuantos juegos para entretenerme por días. Aunque muy pronto me quedé sin batería, y sin tener otra opción tuve que dejarlo cargando en paz mientras iba a la cocina a beber un poco de agua. Realmente no quería salir de mi cuarto, el aire de ambiente o mejor conocido como aire acondicionado, estaba muy lindo y relajante, pero era tanta la sed que tenía que sin dar más vueltas fui hasta la cocina, de lo contrario lo más probable era que muriera deshidratada.

Mi madre no estaba. Se encontraba trabajando como cada día de su vida, y yo como era hija única no tenía a quién molestar, salvo a mi mejor amiga aunque eso no sería posible ya que estábamos en una situación algo "complicada", y todo por una estupidez: fue unos días antes de que terminaran las clases; un sábado exactamente. Íbamos a ir a pasear por el shopping, incluso yo la había esperado por horas y nunca llegó, simplemente me dijo que lo había olvidado pero a los dos días descubrí que en realidad no lo había olvidado, sino que había salido con un "amigo" que le gustaba mucho. La verdad es que había sido muy doloroso, me había cambiado por un chico. Siete años de amistad y simplemente me reemplazó, imagínense que tuviesen que pasar por esa situación... yo siempre fui la clase de persona que piensa que una larga amistad es mucho más importante que unos días de noviazgo. Supongo que solo pienso eso porque nunca me había enamorado... sí me han gustado chicos, pero nada más que un "qué lindo es"; todos esos sentimientos complicados de amor nunca los experimenté, y esperaba poder hacerlo alguna vez con la persona correcta. Como sea, mi amiga intentó llamarme y mandarme mensajes por días pero yo no le respondía, no quería quedar como una débil que se tragaba todo lo que le hacían, así que ya hacía cuatro días desde que no hablábamos, y la extrañaba, ¡pues era mi mejor amiga!, pero bueno... creo que era ella quien debería pedirme disculpas, no yo.

Traté de no seguir pensando en eso para no amargarme y como me estaba aburriendo hasta el punto de preguntarme "¿qué rayos estaba haciendo con mi vida?" decidí ir a la habitación de mi madre porque ella poseía varios aretes pequeños para las orejas que me gustaban, además quería ponerme unos nuevos ya que los que llevaba puestos me resultaban tontos.

Generalmente yo no entraba a su habitación y husmeaba o buscaba en sus cosas, pero es que no quería esperar hasta que llegara (tarde) y como mencioné, estaba demasiado aburrida en este momento como para esperarla unas horas más.

Cerré la puerta del cuarto a mi paso y me dirigí hasta su cómoda, donde en uno de los cajones más grandes tenía en una caja de metal un montón de sus joyas. Rebusqué entre las cosas algún par de aretes pequeños que me gustaran, que no se notaran tanto debido a que no me gustaría salir a la calle y llamar tanto la atención (sobre todo de los ladrones) pero todos eran muy grandes y bastantes llamativos, así que continué buscando.

Al cabo de unos segundos de búsqueda intensa entontré una pequeña cajita roja con un moño dorado atado en esta; había captado bastante mi atención ya que jamás la había visto en mi vida. La cogí entre mis manos, se sentía suave, como si tuviese pequeñas cantidades de pelusas, y como lo curiosa que era como persona comencé a abrirla lenta y cuidadosamente, supuniendo que sería algo valioso lo que se encontrara allí dentro ya que era lo único que estaba en cajita tan cuidada, y el resto de sus joyas estaban esparcidas en la caja de metal, pero lo que sea que había adentro de esta cajita tenía que ser algo especial o, al menos, de mucho valor. Sin embargo, cuando terminé de abrirla, me llevé la sorpresa de que lo que había adentro era una especie de medallita o dije de oro. La misma tenía la forma de un corazón partido al medio y en uno de sus lados (el de atrás, creo yo) se podía leer con claridad y en letra cursiva algo que me extrañó de sobremanera "De B.B", supuse que sería algún novio de mi madre en la adolescencia ya que mi padre lastimosamente nos había abandonado hace ya mucho tiempo debido a un drástico accidente, y su nombre ni si quiera comenzaba con B.

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