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Camila llegó a la casa sin decir una palabra. No era tan difícil procesar lo que se acababa de revelar, pero a ella se le hacía complicado ver a su padre de esa manera.

-Camila, ¿necesitas algo?.- Preguntó Andrew.

-Quiero estar sola.- Pidió.

-No podemos dejarte sola.- Intervino Thomas.

-¿Acaso no lo escucharon bien?. ¡Quiero estar sola!.- Dijo con rabia.

Los muchachos contra su voluntad salieron del lugar.
Camila caminó hacia el minibar y tomo una botella de allí, no importa exactamente de qué, sólo que tuviera alcohol.

Pasó un rato de que estuvo bebiendo en el sillón, se sentía un poco más audaz y mejor, pero aún su cabeza estaba hecha un lío. Tal vez había hecho un nuevo amigo...

Miró hacia su alrededor, todas esos muebles de lujo, la tecnología, le parecía patético.
Se paró del sillón algo desnorteada, era tiempo de descansar, así que entró al baño aún con su botella en mano.

-Hey, mira ahí.- Dijo señalándo su reflejo en el espejo.- Si es la gran Camila Cabello.- Rió.

-Dime, ¿qué se siente ser tan estúpida?, ¿qué se siente haber perdido a a...aquella chica hermosa de la q-que te namoraste?, por que ella también te amaba estúpida.- Estaba llorando.

-Debías confiar... sólo eso, pero eres muy idiota para eso, seguro ella, ella te odia.- Bebió un trago más.

-¿Y tu papá?...él, el parecía, parecía querer acercarse, te ilusionaste como una niña idiota.- Rió.- ¿Creíste que al fin serían unidos?, que ilusa.- Su discurso de autodesprecio no terminaba ahí, ella quería seguir burlándose.
Se miró en el espejo detenidamente, su ropa y cabello desarreglados, sus ojos rojos y rostro mojado.

-Ahora bebes...que patética "Camila Cabello".- Remarcó.-Tienes lo, lo que mereces.- Susurró.

-Yo no merezco a Lauren.- Concluyó.

No soportaba lo que sentía, y esa inestabilidad en la que se encontraba hacía que se frustrara aún más.
Cerró sus puños y de repente el derecho impactó contra el espejo haciendo que este se quebrara desprendiendo algunos pedazos.
Repitió la acción sin darle importancia al dolor punzante que le estaban provocando algunos trozos del espejo que se habían incrustado en su mano.
Caminó hacia la sala nuevamente y empezó a romprer con sus manos todas las cosas que pudo.

El ruido alertó a sus guardaespaldas, así que ingresaron de nuevo a la casa encontrándose con una Camila cómo nunca la habían visto. Nunca habían pensado que con la complexión de la cantautora pudiera llegar a ese grado de destrucción.
Andrew la tomó por atrás de la cintura intentando detenderla y que ya no se hiciera daño pero Camila soltaba golpes y se retorcía en los brazos de aquel hombre.

-Mila, por favor.- Thomas agarró sus brazos mirándola a los ojos.- Por favor.- Pidió nuevamente suplicante.

Ella estaba temblando mientras lloraba intentando comprender en qué punto había llegado a eso.

-¡Oh por Dios!.- Se escuchó un grito desde la puerta. Tras minutos de insistir llamando a su amiga por teléfono, Dinah había llegado al fin a la casa justo para ver horrorizada el estado de la morena.

-¿Pero qué?.- Cuestionó aproximándose a su amiga.- Dios, Camila ¿que haz hecho?.- Pero la única respuesta que consiguió fue un abrazo que correspondió sin dudar.

-Necesitas un médico.- Susurró mientras escuchaba los sollozos de Camila en su hombro.

-Ya me encargué de llamar a uno.- Dijo suavemente Thomas.

Pájaro CantorWhere stories live. Discover now