Capítulo 11 - Parte II

269 13 0
                                    

Todo mundo estaba en la cafetería, incluyendo a los entrenadores Ashton y Cloe. Nadie sabía porque estaban allí, en apenas diez minutos tenían que ir a entrenar y seguramente hablarían de una tontería que a nadie le interesaría y perderían el tiempo.
Grover entra por la puerta, tenía sus manos en la espalda y se veía bastante serio. Se podía sentir la tensión en el aire, nada bueno saldría de la boca de Grover.
Grover: Me alegra que hayan venido todos.
Se coloca en medio de la habitación mientras que el resto estaba frente a él, pensando en lo que les iba a decir.
Grover: Los convoque aquí porque llego el comunicado enviado por los dioses.
Annabeth: ¿Qué comunicado? 
Miranda: Seguramente el de nuestro fin.
Grover: El comunicado que habla sobre la fecha en que todos ustedes pelearan.
Hubo un silencio aterrador en la habitación y luego un murmullo insoportable.
Grover: ¡SILENCIO! —Levanto su voz para que todo mundo se callara. 
Clarisse: ¿Cuándo es que tendremos que ir? —Hablo cuando todo se silencio.
Grover: La fecha de la batalla—miro el pequeño papel impreso con el día, hora y alguna otra información que sería solo para él—. Será el veintiuno de junio. 
Lucía: ¿Qué? Eso es en cuatro días.
Hope: ¿Por qué no nos dijeron antes?
Surgieron un montón de quejas que Grover no podía contestar porque todos hablaban por encima del otro. Era un completo caos.
Grover: ¡BASTA YA!
Annabeth: No es justo que hasta ahora nos lo digan.
Zack: ¿Por qué no nos lo dijeron antes?
Grover: Es un tema un tanto complicado.
Justin: ¿Qué tan complicado puede ser?
Clarisse: No, ya sé. Esto tiene que ver con nuestros padres, ¿Cierto?
Todos miraron a la joven y luego sus ojos voltearon a ver a Grover.
Grover: Si —Dijo en un suspiro. 
Hope: Pues entonces dinos.
Grover: Esta batalla se basa en la que tuvieron sus padres hace mucho tiempo. Por desgracia ellos no sabían hasta cuando el sello divino resistiría, recién hoy nos lo pueden confirmar.
Alex: Pero eso no tiene que ver con nuestros padres.
Annabeth: Es cierto, lo de ellos fue espontaneo.
Grover: Lo que va a ser igual a sus padres… es el día de la batalla.
Belén: ¿El veintiuno de junio?
Lucía: Es el día más largo de todo el año —Añadió—. Creo que eso es bastante bueno.
Grover: Por desgracia, la batalla no será de día.
Ahora el silencio fue inmediato y no se escucho ningún murmullo. Todos se miraban entre sí preguntándose, ¿Están locos? ¿Cómo quieren que hagamos eso? ¿A caso creen que somos ellos?
Lucía: ¡No pueden pelear de noche! —Gritó la joven—. ¡Es la noche más corta del año!
Grover: ¡Esas son las reglas! Todos deberán luchar en la noche del solsticio de verano y deberán de derrotar a los Titanes antes del alba.
Luke: Es simplemente imposible. ¡No somos nuestros padres!
Grover: ¿Creen que no se eso? ¡Esta no es decisión mía!
El murmullo renació nuevamente. Todo el mundo estaba enfadado y descargaba lo que sentía en Grover. Pero luego de un rato comenzaron a ir contra ellos mismos, comenzaron a insultarse y si no los detenían posiblemente varios saldrían heridos.
Grover mira a sus ayudantes y le hace una señal. Estos asientan con la cabeza y salen de la cafetería. Las primeras gotas de sudor comenzaban a bajar por la frente de Grover. Paso su mano para limpiarlas y deseo que sus ayudantes se apurasen para que todos aquellos jóvenes no se matasen entre sí. Obviamente que si esto sucedía él podría usar sus poderes, pero mientras intentaba detener a unos, los otros podrían lastimarse más.
Grover mira para un costado y ve que la tarea que encomendó a sus ayudantes estaba pronta.
El suelo comenzó a temblar. Primero fue un temblor leve en el cual todos aun podían mantenerse de pie, pero luego de un par de segundos el temblor fue tan intentos que hizo que las mesas, vajillas, sillas y todo lo que había allí adentro incluyendo a los jóvenes… cayeran al suelo.
Justin abraza a Belén quien estaba hecha un ovillo en el suelo. Coloco su brazo justo a tiempo antes de que un plato impactara en la cabeza de la muchacha.
Lucía estaba acurrucada en el costado de la cafetería. El temblor era muy intenso pero su ubicación hacia que no se moviera tanto.
Vio como justo en frente de ella estaban Hope y Zack. La pobre muchacha se había torcido el tobillo y le dolía mucho. Zack se había colocado a su espalda e intentaba protegerla de los platos y cubiertos que impactaban en su espalda. Algunos de ellos se rompían y le causaban mucho dolor.
Josh estaba tirado en el suelo. Su amigo Logan estaba agarrado de una columna de madera y tenía estirada su mano para agarrar la de Josh.
Parecía que iban a lograr aferrar sus manos pero los artefactos que caían le impedían hacerlo. Cuando quisieron intentarlo otra vez una silla pego en el hombro de Logan causándole dolor y haciendo que quitara su brazo. Mientras que esta seguía su camino Josh giro sobre sí mismo y llego a la pared donde se quedo quieto sin ser golpeado por la silla. 
Todos estaban desesperados y no dejaban de impactar cosas en sus cuerpos.
Lucía pudo ver el asombroso poder que tenía Miranda cuando vio que una mesa iba a caer justo encima de ella. Antes de que la mesa se estrellase sobre ella, se hizo un ovillo y desapareció en un rayo de luz azul. A continuación, Lucía vio otro rayo de luz en el rincón opuesto al que estaba ella y allí apareció la joven. Sus poderes eran asombrosos.
Después de cinco minutos de tortura el temblor comenzó a perder fuerzas. Todo se calmo y los platos y otros objetos dejaron de impactarse en el cuerpo de todos.
Definitivamente todos estaban aterrados, no sabían lo que había sucedido. Grover se pone de pie y limpia su armadura.
Grover: ¡LEVÁNTENSE! —Les ordeno. 
Todos lentamente comenzaban a ponerse de pie. Zack ayuda a Hope a levantarse, su tobillo aun le dolía pero no tanto como antes.
Vieron como el jefe de todo salía para afuera por lo que todos lo siguieron. Al salir, todos quedaron completamente asombrados, no podían creer lo que estaban viendo.
El campamento había cambiado por completo.
El hermoso césped verde había desaparecido y en su lugar había un enorme circulo de arena de unos cuantos metros de largo en el cual estaban todas las aéreas de combate y un área de práctica. Allí estaba el puente colgante con el cual deberían practicar el equilibrio. Troncos flotantes en los que debían de correr tan rápido como lo harían en tierra. Redes gigantes para escalar tan aprisa como pudieran. Trampas de arena y fango por las que deberían arrastrarse, etc.
El bosque, parecía haberse movido de lugar, ahora estaba en forma de semicírculo y parecía más grande de lo que era. Habían algunas partes en éste en las cuales no habían árboles, en algunas había un gran río, en otras un enorme precipicio, enormes murallas de piedras para escalar y poder saltar al otro lado. Y otras en las cuales simplemente resaltaba la tierra.
Fuera de esto, el campamento era el mismo.
Miranda: ¿Qué es esto?
Grover: ¡Guerreros y guerreras! —Gritó—. ¡Les doy la bienvenida al verdadero Campamento de los Jóvenes Guerreros! —Se detuvo para contemplarlos—. A partir de ahora el entrenamiento que reciban será más intenso del que vienen practicando. Este será el verdadero entrenamiento. Aquí usaran todas las tácticas y poderes que han obtenido para luchar con uno de sus principales objetivos… Los monstruos.
Belén: ¿Dijo monstruos?
Alex: Creí que no lo haríamos nunca, no creo que seamos capaz. 
Annabeth: ¡Todos sabíamos que tarde o temprano deberíamos luchar contra los Titanes! ¿O qué? ¿Creían que iríamos a la arena sin haber luchado contra monstruos?
Josh: ¡Tal vez tú sabías eso! Nadie aquí se lo esperaba.
Jennifer: Creo que Annabeth tiene razón. ¿Cómo podríamos pelear contra los Titanes si ni siquiera luchamos contra algo parecido? 
Luke: Para eso está el ingenio. 
Grover: ¡Basta!... A partir de mañana comenzará el entrenamiento, así que descansen. Mañana los veré al alba.
Cuando Grover se fue todos se apelotonaron y comenzaron a discutir de lo que había sucedido. Lucía por otra parte observa el verdadero campamento de los Jóvenes Guerreros y se toma unos minutos para meditar y luego sus ojos verdes buscan al joven dueño de su corazón. 
Josh estaba hablando con los demás, pero eso no sería por mucho tiempo ya que Lucía lo toma por el brazo y lo saca de allí rápidamente. 
Josh: ¿Oye que te pasa? —Se quejó.
Lucía: ¡Hasta aquí llegue! 
Josh: ¿Qué?
Lucía: Eres el único aquí que no ah desarrollado completamente sus poderes y créeme que mañana te harán polvo. 
Josh: Te dije que no quería tu ayuda. 
Lucía: ¡BASTA CON ESO! Deja de pensar por un segundo que están ellos delante. Ya te explique cuáles son las personas que te apoyarían, pero si supieras usar tus poderes podrías valerte por ti mismo. 
El joven no dijo palabra. 
Lucía: Así que te ayudaré a conseguir <<El rayo>>, te guste o no. 
Lo único que hizo Josh fue mirarla y Lucía comprendió al instante.
Lucía: Te veo a las nueve.


La lluvia caía con fuerza y Lucía y Josh estaban bajo esta. El agua estaba helada y Lucía comenzaba a temblar. 
Josh estaba tratando de bajar un rayo del cielo para así poder conseguir, <<El rayo>>. Este era como un cetro de mano pero la diferencia era que era un rayo capaz de descargar la mayor energía destructiva que alguien haya imaginado. 
Hasta ahora no habían tenido suerte, Josh tenía algo de miedo y cada vez que veía bajar un rayo, apartaba su mano y este desaparecía. 
Lucía estaba impacientándose, así no llegarían a ninguna parte y no quería verlo morir. No quería que su destino terminase como estaba escrito, ella lo cambiaría pase lo que pase.
Lucía: ¡Hazlo de una vez! 
El ruido del agua era tan intenso que tenían que gritarse el uno al otro aunque estuviesen cerca para poder escucharse.
Josh: ¡No puedo!... ¡No quiero hacerlo! —Admitió. 
Lucía: ¡Tienes qué! ¡Yo se que tu lo lograras pero por favor inténtalo!
Josh: ¡NO! ¡Hasta aquí llegue no puedo hacerlo!
Lucía: ¡No!
El dolor que sentía la joven dentro de sí misma era inexplicable. ¿Cómo lo salvaría si él siquiera lo intentaba? No quería ni imaginar cual sería su final, la forma tan dolorosa o tan rápida de morir. Pero la palabra <<morir>> era lo que la hacía estremecerse. No quería decir esa palabra junto al nombre de la persona que ama. 
No sabe cómo ni por qué, pero aquellas palabras se resbalaron de su boca como las gotas de lluvia sobre su cuerpo.
Lucía: No quiero perderte.
Tres simples palabras con un significado enorme. 
Tal vez la lluvia no dejaba escuchar pero aquellas palabras si fueron capadas por los oídos del joven.
Josh solo se quedo viéndola mientras sentía como las gotas de agua se deslizaban por su rostro.
Los relámpagos simulando ser venas del cielo que se hinchaban en lo alto iluminando todo el lugar incluyendo las grises nubes de tormenta.
La densa lluvia hacía que la ropa se pegara al cuerpo de la joven. Sus cabellos se habían pegado a los costados de su rostro mientras las gotas se resbalaban por su suavidad y escondían el dolor de sus lágrimas.
Su rostro reflejaba dolor, tristeza, todo un montón de emociones que ella no podía sentir por la anestesia de la lluvia que salpicaba en su rostro.
Los ojos de Josh parecían fríos a la luz de los relámpagos y rayos en el cielo. Sus miradas se encuentran y Lucía siente como aquella mirada le hace temblar todo el cuerpo sin poder huir.
Dos personas paradas bajo una intensa lluvia con una tormenta eléctrica encima de ellos y ninguno se movía. Lucía solo se quedo allí viendo a Josh que de pronto comenzó a caminar rápidamente en su dirección. Lo siguiente que sintió fue como sus manos tomaban sus mejillas, un temblor siente en su cuerpo haciendo que su corazón cierre las persianas de sus ojos esperando sentir ese beso que vio venir. 
El suave calor de su boca se posa sobre la de Lucía. Él no se despegaba de ella. Lucía levanto sus manos como para detenerlo pero dentro de ella sabía que no quería hacerlo. Siempre anhelo sentir aquellos hermosos labios sobre los suyos y por fin lo había logrado, por ello respondió a los pocos segundos rodeándole el cuello con sus brazos.
Ambos se dejan llevar por un profundo beso bajo la lluvia. 
El beso era lento, suave, dulce, ambos se sentían uno solo. No había nadie a su alrededor.
Sentían el fresco sabor de la lluvia en sus labios mientras se besaban. Gotas por labios, gotas por besos.
Los brazos del joven ya habían cambiado de posición. Uno de ellos estaba en la cadera de la joven mientras que el otro acariciaba suavemente su espalda haciendo que se acercara cada vez más a él sin poder escapar.
Todos aquellos minutos parecían eternos. Solo se despegaron suavemente cuando sintieron la necesidad de que el aire entrase a sus pulmones.
Estaban cerca uno del otro. Sus miradas se encontraron y no se separaron. Parecían que hablaba por los ojos. Los ojos son la ventana al alma y sus almas estaban hablando en ese momento. Estaban conectados.
Él se aleja lentamente deslizando sus manos, sintiendo el cuerpo de la joven bajo aquellas prendas mojadas hasta que siente el frío aire cortante. Retrocede sin perder de vista a Lucía.
Lucía no comprendía nada, lo último que recuerda es que vio a Josh extender su mano a los cielos al igual que su cabeza pegando un grito. Una luz cegadora cayó del cielo y Lucía volteo su cara para evitar quemar sus ojos.
Sus manos se apartaron de la visión de sus ojos y vio a Josh a unos pocos metros de ella mientras que sostenía en sus manos un rayo. Era el rayo de mano, capaz de descargar la furia de una tormenta.
Por fin pudo lograr su objetivo más grande. Si podía hacerlo el resto sería pan comido.
Josh observaba fascina el rayo entre sus manos. Su cabeza se eleva para encontrarse con los ojos de la joven y una sonrisa que reflejaba sus dientes blancos. 
La mueca de los labios de la muchacha le pinta a su boca una sonrisa. Los ojos asombrados del joven se encuentran con los de ella y la desarma con una mirada que le hizo temblar. El sonido de su voz festejando su victoria hizo avanzar las piernas rígidas de la joven que poco a poco comenzaban a tomar velocidad mientras dejaba que sus latidos invadieran su ser.
No dejo de correr hasta que sintió los fuertes brazo del joven abrazándola por su cadera y elevándola hasta que sus pies no pudieron tocar más el suelo mojado.
La joven se sujeta a su cuello y él aferra sus manos a su cadera para no dejarla caer.
Abrazados… muy juntos uno aferrado al otro sintiendo sus tibios cuerpos mojados.
Sus miradas volvieron a cruzarse lanzando chismas como las del rayo que aun sostenía el joven. Esta vez, es Lucía quien cierra sus ojos y deja que Josh sienta sus dulces labios otra vez sobre los suyos.
La lluvia se resbalaba por sus bocas penetrando en sus besos. Ambos bebían gota a gota sin importarles nada. 
Aquellos besos húmedos, besos que detienen el tiempo pero no la lluvia, besos interminables, besos que describen un orden.
El primero fue mágico, el segundo íntimo y seguramente el tercero...rutinario.

THE OLYMPIANS El Cetro de Cronos #1Where stories live. Discover now