10. "Insignias y boggarts."

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—¡Lo sabía! —gritó Ron lanzando puñetazos al aire—. ¡Siempre te libras de todo!

—Estaba clarísimo que tendrían que absolverte —dijo Hermione, que cuando Harry entró en la cocina parecía a punto de desmayarse de la ansiedad, y que en ese instante se tapaba los ojos con una mano temblorosa—. No podían acusarte de nada.

—Pues están todos muy aliviados teniendo en cuenta que creíais que me absolverían —comentó Harry, sonriente.

La señora Weasley se secaba las lágrimas con el delantal, y Maddie, Noa, Fred, George y Ginny se habían puesto a bailar una especie de danza guerrera al son de una canción que decía:

—¡Se ha librado! ¡Se ha librado! ¡Se ha librado!

—¡Basta! ¡Cálmense! —gritó el señor Weasley, aunque él también sonreía—. Oye, Sirius, hemos visto a Lucius Malfoy en el Ministerio...

—¿Qué? —saltó Sirius.

—¡Se ha librado! ¡Se ha librado! ¡Se ha librado!

—¡Cállense, ustedes! Sí. Lo hemos visto hablando con Fudge en la novena planta; luego han subido juntos al despacho de Fudge. Dumbledore debería saberlo.

—Desde luego —coincidió Sirius—. Se lo diremos, no te preocupes.

—Bueno, tengo que irme, hay un inodoro que vomita esperándome en Bethnal Green. Molly, llegaré tarde, debo cubrir a Tonks, pero quizá Kingsley venga a cenar...

—Se ha librado, se ha librado, se ha librado...

—¡Basta! ¡Fred, George, Ginny! ¡Maddie, Noa, ustedes también! —chilló la señora Weasley cuando su marido salió de la cocina—. Harry, querido, ven y siéntate, come algo, que apenas has desayunado.

Maddie, Noa, Ron y Hermione se sentaron enfrente de Harry. Kreacher metió la nariz en la cocina para investigar el origen de todo aquel alboroto.

—Claro, cuando Dumbledore se puso de tu lado, no había forma de que te condenaran —observó Noa alegremente mientras servía enormes cucharadas de puré de patatas en los platos.

—Sí, Dumbledore me echó una mano —afirmó Harry. De pronto tuvo que taparse la cicatriz con una mano.

—¿Qué ocurre? —preguntó Hermione, alarmada.

—La cicatriz —murmuró Harry—. Pero no es nada...Ahora me pasa con mucha frecuencia.

Fred, George y Ginny seguían cantando y Hermione estaba muy nerviosa, pero antes de que pudiera decir algo, Maddie se le adelantó:

—Seguro que Dumbledore vendrá esta noche para celebrarlo con nosotros.

—No creo que pueda venir, Maddie —intervino la señora Weasley al mismo tiempo que ponía un inmenso plato de pollo asado delante de Harry—. Ahora está muy ocupado.

—Se ha librado, se ha librado, se ha librado...

—¡Cállense! —rugió la señora Weasley.

Al enterarse de la noticia, Sirius expresó satisfacción, estrujándole la mano a Harry y sonriendo encantado como todos los demás. Sin embargo, poco después se mostró más malhumorado y hosco que antes; cada vez hablaba menos, incluso con Harry, y pasaba mucho tiempo encerrado en la habitación de su madre con Buckbeak.

—¡No te sientas culpable! —exclamó Hermione con contundencia unos días más tarde, después de que Harry les confesara a Ron y a ella sus sentimientos mientras limpiaban un mohoso armario del tercer piso—. Tu lugar está en Hogwarts, y Sirius lo sabe. La verdad, creo que su actitud es muy egoísta.

Pequeñas Black y la Orden del Fénix (Libro V) (Harry Potter)Where stories live. Discover now