7. "Más que a nadie en este mundo."

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Las siguientes semanas fueron cansadoras: tuvieron que seguir descontaminando la casa. Lograron acabar con las habitaciones, pero aún quedaba la cocina, la sala de estar, el comedor... Todas las cortinas y ventanas se hallaban llenas de Puffskeins y Doxys, lo cual hacía la limpieza mucho más lenta.
La casa estaba impregnada con el aroma a pipa de Mundungus Fletcher y los gritos de la señora Weasley al regañarlo por fumar «aquella cosa espantosa».
Maddie le envió una carta a Bathsheda Babbling, explicándole la situación en la que se veía envuelta. La profesora, muy amablemente, le respondió positivamente: Maddie haría un curso intensivo de Runas Antiguas durante el primer mes de clase en horas extra con la profesora, para poder alcanzar el nivel de los otros alumnos.
Sirius se pasaba los días quejándose por la monotonía: Dumbledore había venido una vez más y le había recordado que no saliera de la casa por nada en el mundo, pues el Ministerio seguía tras él y los mortífagos sabían que era un animago, por lo que su disfraz ya no servía. Dumbledore también les pidió a los jóvenes que no fueran rudos con Kreacher, pues era un ser vivo después de todo. Aquello claramente no ayudó con todo el asunto de la P.E.D.D.O.: Hermione estaba más obsesionada que nunca, justificando su proyecto con "Dumbledore está de acuerdo conmigo".
Un día, Maddie y Noa salieron de la casa para juntarse en un bar con Fleur Delacour. Las llevó Bill. Después de todo, Fleur era una especie de prima para ellas: era la hija de uno de los hermanos de Demetria Delacour, la ex madre adoptiva de las mellizas Black. Bill y ella se mostraban muy simpáticos entre sí.
El querido ser vivo de Kreacher apareció un día con unos pantalones de Cyrnus Black, el abuelo de las mellizas. Sirius lo regañó: cada día el elfo estaba más obstinado en recuperar las pertenencias de la familia Black.
Hermione seguía insistiendo en informar a Harry, y llegó a rogárselo a Dumbledore, quien le contestó muy serenamente: "No."
Sirius mantuvo a sus hijas informadas, a diferencia de la señora Weasley: Voldemort aún no se hacía público, posiblemente para no llamar la atención. Por lo que creían, buscaba reconstruir su ejército y conseguir algo que no tenía antes, en su pico de poder. Sirius suponía que se trataba de un arma, pero no podían saber.
La casa era visitada y abandonada por muchos miembros de la Orden. Tuvieron la mala suerte de encontrarse a Snape repetidas veces, o la buena suerte de ver a McGonagall con vestidos muggles, lo cual les resultaba totalmente extravagante.
La tarde del 1 de agosto, Maddie y Noa se reunieron solas en su habitación, echaron cerrojo y se miraron seriamente.

—Hoy vas a lograr transformarte de una vez por todas.

—Noa, insisto —dijo Maddie—: creo que deberíamos esperar hasta llegar a Hogwarts. Tú misma dijiste que la transformación se realiza con varita al principio, y yo no puedo usar mi varita. Puedo esperar otro mes. Ya lo hemos estado intentando varios días y nada.

—Puedes hacerlo sin la varita, tengo un presentimiento. No solo yo.

—¿Quién más?

—Yo —dijo Sirius, apareciéndose en la habitación—. Les aconsejo que hablen más bajo, las podía oír desde afuera.

—¿Le dijiste a papá? —preguntó Maddie mirando a Noa—. ¿Por qué?

—¿Por qué no? —exclamó su padre—. Yo sé de esto y, sobretodo... ¡Esto puede ser muy peligroso!

—Justamente porque sabía que dirías eso no te quería decir —murmuró Maddie.

—Papá, vamos —repuso Noa—. Tú lo hiciste sin ayuda a la misma edad que Maddie.

—Ya, pero —dijo Sirius—... Ahora conozco los riesgos. Esto no es un juego con James, Remus y Peter. Esto es... real; y ustedes son mis hijas. Sin embargo, ya está hecho. No hay vuelta atrás. Sería un desperdicio que no te ayudara. ¿Te vas a registrar?

—Sí, como tú —respondió Maddie con sarcasmo.

Sirius suspiró.

—Mejor que no lo hagan por ahora—dijo—. Tal vez será mejor para, cuando sean mayores, colaborar con la Orden. Cuando Voldemort se haya ido...

Pequeñas Black y la Orden del Fénix (Libro V) (Harry Potter)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum