CAPITULO III

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Habían pasado casi dos meses y el señor Nikiforov había asistido sin falta a visitarme, desde el día en que me hizo aquella propuesta las cosas habían cambiado entre nosotros, la atmósfera era distinta y cada vez que estaba con el parecía que todo avanzaba más lento y que el olor de las rosas se hacía más fuerte, el sabor del té era más delicado y cada vez su rostro era más hermoso, el estar con él era como un sueño, pero aún no estaba muy cómodo conmigo, me habían educado como una señorita, pero eso no significaba que me sintiera una niña, siempre había querido hacer cosas de hombres, jugar con los demás niños a trepar los árboles y correr por los jardines pero mi madre siempre me regañaba y me hacía jugar a la fiesta del té con las hijas de sus amigas, a peinarnos o ir a clases para ser una buena esposa... pero eso era solo cuando estaba frente a otras personas.

Cuando estaba solo podía pasar la tarde entera jugando con caballos de juguete y creer que era el rey de mi castillo.

Siempre supe que era un hombre a pesar de haber crecido y ser criado como niña, pero ahora todo me daba vueltas, estaba confundido.

Yo era un hombre y el señor Nikiforov también ¿Qué sucedía con nosotros? Por que si bien las relaciones entre hombres no estaban mal vistas ya que si tu destinado es un hombre aunque tu seas un hombre no había problema, pero mejor dicho que sucedía con él, era un hombre apuesto, el Alfa mas atractivo y deseado que podía tener a cualquier persona, cualquier Omega se moriría por ser suyo y sin embargo viene conmigo un Beta y para rematar la situación un  hombre, podría justificar que lo único que desea es parte de mi herencia, pero el tiene una fortuna mucho más grande que la mía.

- Yuri... ¿Podemos hablar? - dijo el señor Nikiforov sacándome de mis pensamientos.


- ¿Qué sucede? - Pregunte mientras dejaba delicadamente mi taza de té en la mesa.


-Hace tiempo le dije que quería desposarle... ¿Recuerda? – Mi cara se transformó en un signo gigante de interrogación ya hacia un tiempo que ese tema no se tocaba, ¿Tal vez habría cambiado de parecer? Sin notarlo mi cara reflejaba una tristeza, tal vez todo este tiempo que habíamos pasado juntos le habría cambiado el pensamiento... como a mí.



Ahora no quería que me dejara, jamás nadie me había mostrado una paciencia como la que él me había demostrado y a pesar de estar más confundido que nunca, quería intentarlo, quería gustarle y poder enamorarme de él, quería estar con el... quería estar con él... Quería que me enseñara a patinar con profesionalismo como él. Lo admiraba tanto y no quería alejarlo de mi, pero no dejaría que notara mi preocupación.


-Si...- dije serio sin expresión alguna.


-No me ha respondido... ¿Aceptaría ser mi prometida? - Me miro serio.



¡Oh...! no lo podía creer en verdad quería estar conmigo... el tiempo se detuvo por unos minutos y nuestras miradas se encontraron mientras acercaba lentamente su mano a la mía para rosarla.


Era un momento mágico hasta que sentí una mirada penetrante y giré mi cabeza a los ventanales para encontrarme al señor Otabek con esa mirada tan profunda que parecía que me hipnotizaba, esos ojos ni esa mirada era como la del señor Nikiforov, esos ojos eran profundos eran aterradores, pero atrayentes, eran como un imán.



El tiempo continuaba congelado...Y aún no había dado mi respuesta, regrese mi mirar a los ojos del señor Nikiforov y el color de sus ojos se mezcló con el cafe del señor Otabek y me acerque para besarle con mucha pasión que de la nada emanaba de mi cuerpo y hasta hace unos minutos inexperto de cualquier tipo de sentimiento romántico y erótico... De pronto la cordura volvió a mí y me separe rápidamente de él agachando la cabeza, tapando mi boca con las dos manos de sorpresa y la cara colorada hasta las orejas


- Tomare ese beso como un si- dijo el señor Nikiforov tomando mi mentón y levantando mi cabeza para mirarle a sus ojos y ofreciéndome una rosa amarilla como yo...Gire mi cabeza al ventanal y ya no estaba el señor Otabek, entonces y detrás de un rosal salió mi madre gritando hacia a mi. 


- Yuri... mi querida Yuri, por fin aceptaste salir con el señor Viktor, tu madre está orgullosa de ti- decía mientras me apretujaba los cachetes y el señor Nikiforov solo se limitaba a mostrar una sonrisa, una linda sonrisa.


Tal vez estaba loco, me encantaba la cara del señor Nikiforov, su forma de ser, su cabello y admiraba enormemente todo de él y sabía que esto que estaba haciendo era lo correcto para el bien de mi familia y sin embargo cuando mire al señor Otabek mi personalidad se transformó y mi cuerpo se calentó.



Estaba en un dilema de emociones, por un lado, la ternura y las mariposas en el estómago aparecían cada vez que recordaba el rostro y la mirada tierna del señor Nikiforov y por el otro emanaba sin parar el fuego en mi cuando miraba los ojos del señor Otabek, sus manos me dejaban sin sentido y me paralizaban cada que me tocaba...


Lo mejor era dejar de pensar en ello y concentrarme en mi boda con el señor Nikiforov que era lo que importaba ahora.

La dama, el maestro de baile y ~La cantarella~ [Otayuri/ Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora