Negué asqueada por la imagen mental, sus muchos "clientes" como yo les decía, deben haber contraído más de una enfermedad de regalo por parte de nuestra perrísima amiga.

- Allá ella – dije desanimada-. Morirá joven, bien usada y llena de enfermedades, su autopsia tendrá que ser con tres pares de guantes para que no traspasen el material.

- ¡Esa es mi amiga! Ya me estaba asustando de que no molestaras a Molly.

- Es parte de mi naturaleza – levantándome de la silla para comenzar a limpiar-. ¡Es hora de mover el trasero! –estirándome-. Lisa me va a matar si llego demasiado tarde.

- Pero no quieres ir – mirándome con una ceja alzada-. Si tuvieras ganas estarías corriendo.

- Tienes razón, no es que no quiera ir, solo no quiero verlo – mordiendo mi labio inferior, una maldita manía-. Y ¿si tiene novia? No podré soportarlo ...

- ¡Claro que podrás! ¿Por qué le das tanta importancia al muy hijo de puta? Si yo fuera tu iría tan bien vestida y maquillada que todos se voltearían a verme, sería indiferente a él y bailaría con todos los idiotas que se me cruzaran – señalándome con el dedo-. Eres guapa amiga, aprovecha tus malditos atributos y deja de llorar sobre la leche derramada, Christof no va a volver, entiéndelo.

Era directa y eso dolía, pero tenía razón, joder que la tenía... ¿debería? Luego podría llorar todo lo que quisiera en la soledad de mis cuatro paredes.

- Está bien, si el idiota va a estar en la fiesta voy a ser la mujer más linda del lugar.

- Esa es mi chica – lanzándome el trapo-. Ahora mueve ese trasero que el lugar no se limpia solo y tienes que arreglarte aun.

Sonreí por la habilidad que tenía esta chica de cambiar mis estados de ánimo. Siempre escuchaba mis problemas y eso se agradecía.

Salí del trabajo cerca de las diez de la noche. Tardaba media hora en llegar a mi casa y la fiesta de Lisa comenzaba a las once, lo que me dejaría media hora para bañarme, secar mi cabello, maquillarme y ver con que podría ir para sorprender a toda la testosterona que dará vueltas por la casa de mi amiga.

Tomé mi móvil marcando a Elena, que ella le avise a Amy, otra de nuestras amigas, para que nos arreglemos todas juntas en mi casa... y de esa manera no llegaría sola a la fiesta, es una idea inteligente y mi salvavidas.

- ¡Cass! ¿Ya saliste del trabajo?

Contestando de inmediato.

- Si, voy en camino, necesito darme una ducha y ver que joder voy a ponerme, si va Christof lo haré arrepentirse de todo lo que me dijo.

- ¡Supera a ese hombre joder!

- Algún día, ahora necesito un gran favor.

- Ya sabía yo que no gastarías el preciado dinero de tu móvil para preguntar cómo estaba ¿Qué sucede?

- ¿Por qué no vas a mi casa para ayudarme? Eres la mejor en cuanto a maquillaje y realmente no sé qué ponerme aún.

- Buena táctica Cassandra Blake, atacas mi ego para que te ayude – se hizo el silencio por unos tres segundos-. Está bien, después de todo jamás se llega temprano a una fiesta.

- Avisa a Amy para que venga también, estoy segura que aún esta con la pijama puesta.

- Y no es broma, esa es su ropa diaria en casa.

Reí. Amy era de las chicas que no se vestía a menos de que sucediera algo realmente importante y hoy tenia libre en su trabajo.

- Las espero entonces, yo ya voy en el bus.

Troubles © [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora