Tengo Miedo

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Pov Darya

Cada día que paso junto a Caleb, cada vez que me deleita con sus maestría amatorias me hace más adicta a el. Tengo miedo de lo que despierta en mi, provocando que cada vez que me mira la lujuria se haga dueña de mi y solo pueda tener la imagen de su escultural cuerpo desnudo torturando mi mente. Quiero creer que es consecuencia de la edad, mis hormonas se encuentran revolucionadas y actúan de esta manera, pero se que no es así, que el culpable de mi insana obsesión por Caleb son sus dotes amatorias, consiguiendo que quiera más y más de él. Antes, en el pasado, cuando escuchaba alguna amante suya alabarlo no lo entendía, me parecían mujeres con poca personalidad, pero ahora las entiendo, Caleb con una caricia te provoca fuego en tu cuerpo y con su lengua te hace ver el paraíso. Es un excelente amante, provocando adición a su persona, haciendo que la locura se adueñe de ti por su ausencia. Lo quiero, ha llegado a mi corazón de una forma lenta y persistente pero es su cuerpo lo que me vuelve completamente loca. Hacer el amor con el es tocar el cielo con mis manos. Nos encontramos andando por la cuidad, su mano se encuentra entrelazada con la mía, y su postura relajada le hace ver otra persona, va sonriendo, hablando tranquilamente. Las pocas miradas fugaces que nos lanza alguna persona que otra parece no afectarle, no tomándole importancia y siguiendo con una gran sonrisa en su rostro. Jamás imagine poder verlo así, relajado y tranquilo y todo es gracias a su destrono de rey de la mafia. Gracias a eso le ha permitido ser el mismo, poder disfrutar de las pequeñas cosas que te dan la vida, como un paseo por la ciudad.

Pov Caleb

Voy andando junto a ella por la ciudad y nadie repara en mi presencia, lo que me llena de felicidad. Se han olvidado de su venganza hacia mi persona. La miro de reojo, viendo como tiene su vista al frente, con su cabeza en alto, son esa postura déspota que sacaba lo peor de mi en el pasado y ahora me encanta.

—Darya... — su cabeza se gira en mi dirección, alzando una ceja y mirándome sería — he pensado que estaría bien que volvieras a matricularte en la escuela, retomar los estudios — me mira con asombro, abriendo su boca y parando de andar.

— ¿ Lo dices de vedad? — Le afirmó con la cabeza y le dedicó una sonrisa fingida.

No quiero que este con chicos de su edad, los cuales irán directo a intentar conquistarla, ya que su belleza llamara su atención, pero se que es lo correcto, no me puedo dejar llevar por los celos y tengo que dejarla que estudie.

— Me encantaría volver a estudiar, estoy deseando... Aunque he perdido medio curso puedo intentar sacarlo a distancia para seguir yendo con mis mismo compañeros de clase y no repetir curso — da saltos eufórica, haciéndome sonreír — volveré a ver a Ana, Sonia, Cristina, y podré retomar mis clases de teatro con Colton... — su mirada se queda ausente cuando pronuncia el nombre de ese chico, el cual no conozco pero ya odio.

Mi mano va hacia el tabique de mi nariz, pasando la mano por esa zona con frustración.

— ¿ Quien es Colton? — se muerde el labio inferior, agachando su cabeza para que no pueda ver el rubor que adornan sus mejillas.

— Un compañero de clase — su voz suena tímida, llena de añoranza y se que ha habido algo entre ellos o a ella le gustaba. Los celos están apoderándose de todo mi ser, sintiendo como la rabia fluye por mis venas.

— ¿ Que clase de compañero? — mi voz sale irritada, mis manos van hacia mi pelo para después dejarlas descansar en mi costado, echa puños.

— Un compañero — suelto un bufido de fastidio ante su escueta contestación. Me siento ridículo, interrogando sobre su pasado, cuando yo he disfrutado de cada mujer de esta ciudad, pero quiero que ella sea mía, solo mía.

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