El loco mundo de Samy A

Volviendo al ruedo

Una copa servida frente a mí mientras Samuel se deleita con una taza de mocaccino. Observa su móvil con sumo interés haciendo que desee saber de qué se trata, pero él no habla; no dice nada y ya empieza a preocuparme.

—¿Te pasa algo? —pregunto captando su atención. Parece no haber dormido en siglos, las momias son más llamativas.

—No, no te preocupes no es nada —dice nervioso. Entrecierro los ojos observándolo hasta que la idea taladra en mi cerebro.

—¡Oh, por dios! Es ella ¿No? ¿Está aquí?

—¿Quién? —pregunta despistado. Tengo deseos de cachetearlo.

—¡¿Quién más?! ¡La chica que te gusta! —resoplo por debajo para no ser escuchada.

—No seas tonta, ¡claro que no!

—Entonces explícame por qué parece que hubieras asaltado un banco —espeto, pero él no me contesta, solo hace una mueca viéndome—. Está bien, no me tienes por qué decir nada, pero no se siente bien, sabes. Somos amigos o ¿qué? Los amigos no nos hacemos esto.

—¿De qué hablas? No he hecho nada.

—Si lo hiciste, más bien lo estás haciendo. Eres indiferente conmigo, ¡conmigo! Nos conocemos desde kínder —exclamo dolida. Sigo viendo ese rostro entre asustado y fantasma de muerte.

—¿Estas en tus días?

Y acaba de colmarme.

Me levanto de la silla, me termino mi copa —no puedo dejarla a medias, no pienso desperdiciarla por él— y me voy como alma que lleva el diablo. Lo escucho llamarme pero ni loca me atrevo a girar a verlo. Si desea pedir disculpas tendrá que buscarme.

Resulta ser la primera vez que Samuel se porta de esa manera conmigo; él siempre es el que se enoja, sí, lo hago enfadar, por gusto y morbo quizás, pero terminamos riéndonos de lo sucedido y haciendo borrón y cuenta nueva. Esta vez no fue así, esta vez estaba tan distante que me sentí pequeña ¿Acaso era muy difícil decir: "Si, Samy, la chica que me gusta está aquí"? Aunque francamente pasé media hora con él y no la vi. Resoplo volviendo al departamento.