Al Límite

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— Sh-Shane— se retorcía a cada espasmo que recorría desde su espalda baja hasta la nuca.

— Matt— no entendía el por qué le había cogido tanto apego, si hace apenas algún tiempo no creía ni siquiera imaginarse al acaramelado pidiéndole algo.

— Ma-Más rápido...— jadeó apretando sus delgados labios— Ahh... Shane... ahhh— y ahora lo veía ahí, encima suyo, mostrándole una expresión tan erótica, por lo vulnerable que parecía al hacerla.

— Te amo— se acercó, atrapando en un beso la ruidosa boca del chico subido en sus piernas— ... te amo...— repitió profundizando el contacto, creyendo que lo mejor por hacer en esa situación era presionar la punta del miembro entre sus manos, y jugar traviesamente con ella.

— ¡Ahh!... ngh... mgh— le habían callado con otro beso, y luego otro después de ese. Así repetidamente. El siguiente más satisfactorio que el anterior, pues Matt debía admitir lo mucho que su amante se esmeraba por hacerle sentir bien— Shane... yo-yo... también te... agh— esas caricias le obligaban a mantenerse ocupado.
El problema del pelinegro no se basaba en evitar escuchar al menor decirle tales cosas, al contrario, fantasear incluso en eso le creaba una erección legendaria; pero sentía que al estar en esa clase de momentos, el más bajo se atrevía a decir palabras que hicieran a Shane esforzarse por ayudarle a entrar en un nivel asombroso de placer.

Si, en pocas palabras, había aprendido a manipularle sin siquiera darse cuenta.

Y así, aunque no lo quisieran realmente, se vieron obligados a acomodar sus ropas y fingir como si nada hubiese pasado. Lo normal.

— Yo... tengo que... irme— murmuró con la cara enrojecida, sintiéndose un poco tonto por no poder controlarse ante ese deseo de tener siquiera un mínimo contacto con Shane, mientras que éste ya se hallaba calmado ocupándose de sus propios asuntos. Pero no le quedaba de otra más que dirigirse a la puerta y encontrar por si solo la manera de calmarse.

— Matt, espera— éste obediente regresó en si mismo para atender lo que fuera que le diría— Hoy estaré algo ocupado por aquí, así que Draco se encargará de llevarte— al elevar la mirada, pudo notar como éste se veía decaído por ese tiempo para estar con él que al parecer había perdido— Pero iré a recogerte... lo prometo— aseguró obsequiándole una sonrisa que pronto animó un poco al menor.

— Gracias— susurró antes de tomar la perilla, girarla y salir de ahí rápidamente. No se entendía ni a él mismo.
Amaba tener caprichos con Hotaru y que éste se los cumpliera, pues sabía que a cualquier cosa, el pelinegro le diría "si". Sin embargo, detestaba haberse acostumbrado tanto a los lujos y beneficios que traía ser amante del dueño de HotaruYaoi.

Era confuso como conseguía sentir emociones tan intensas como el amar o el odiar hacia una misma persona.

Debo calmar... éstas enormes ganas de volver a entrar...— respiró profundamente tres veces y analizó cuidadosamente la situación— No puede ser que... a pesar de que acabo de correrme...— miró hacia abajo, observando como todavía existía un bulto asomándose por sus pantalones- ..."eso" aún sige "así"- y no era lo único que no podía creer, ya que si seguía pensándolo, el corazón volvía a tenerlo agitado incluso después de haber respirado tan tranquilamente... o como su piel continuaba sintiendo las caricias de Shane luego de haberse separado hace minutos.
Es que ese hombre tornaba todo tan extraño sin siquiera intentarlo.

— ¿Qué haces allí holgazaneando? ¡Ve a trabajar!— ordenó a gritos el pelirrojo al verlo tan plácidamente recargado en la puerta de la oficina de su querido amo.

— Perdone, jefe Ellis... yo-yo solo... vine a hablar unas cosas con.... el amo Hotaru y... se prolongó más de lo esperado así que...— el torpe tartamudeo del acaramelado fue callado bruscamente por la mano ajena que le jaló el cuello de la camisa.

Soy Tu AmoWhere stories live. Discover now