Rompo el beso para bajar a la zona de su cuello, donde comienzo a repartir besos y a succionar levemente, dejando sin querer una marca. Reese estira el cuello para darme más espacio y ladea la cabeza. Y de repente, pronuncia un "oh oh" bastante preocupante.

-¿Que pasa? -pregunto sin soltarla. Levanto la vista de su cuello para mirarla y veo que ella está mirando hacia arriba, a la pared de enfrente.

Me separo de Reese y sigo su mirada hasta topar con una pequeña cámara en la esquina superior derecha de la cocina. Una pequeña cámara negra que nos está enfocando.

-Santa mierda. -murmura. Se ha quedado pálida y parece que le cueste respirar, ya que aún tiene la respiración entrecortada.

-Tiene que ser una jodida broma. -pronuncio yo acercándome hasta la cámara. Esta se mueve para enfocarme y miro el objetivo, el cual se abre y se cierra.

-No. No lo es. Mi padre ha puesto cámaras. -dice Reese desde detrás.- Mira, allí hay otra. -murmura señalando a las escaleras.

Y se ve que detectan el movimiento, porque esta también nos está enfocando.

-¿Tu padre tardará en venir?

Asiente con la cabeza.

-¿Por qué lo...? -antes de preguntarlo parece que ella sola se responde porque cambia de expresión y niega con la cabeza.- No podemos allanar otra vez el despacho de mi padre. ¿No te acuerdas de la pelea monumental que tuvimos la última vez?

-¿Y cual es tu plan? ¿Quedarnos esperando a que llegue tu padre para que me meta en la cárcel? Oh si, Reese, es un plan genial. -pronuncio con sarcasmo.- ¿Por qué no le grabamos también un vídeo porno?

Ella da media vuelta cabreada después de echarme una mirada de furia, dirigiéndose hacia las escaleras, supongo que para subir hasta el despacho de su padre.

-Eres un estúpido. -murmura entre dientes.

La alcanzo y no puedo evitar poner una sonrisa socarrona en mi rostro.

-Y tu una mimada. -contraataco.

Reese me mira de reojo con los mismos humos que antes y no me lo pienso dos veces antes de agarrarla de los mofletes y plantarle un beso, el cual no tarda en rechazar empujándome del pecho.

-¿Acaso te has vuelto loco? -pregunta mirando a su alrededor. Por suerte en este pasillo no hay ninguna cámara, aunque yo eso no lo supiera.

-Bueno, ya que vamos a borrar algunas escenas de la grabación tenia que arriesgarme. -contesto encogiéndome de hombros.- Ha merecido la pena.

Al llegar al despacho fuerzo la cerradura y ambos entramos.

Está todo igual que la última vez que estuvimos aquí, el día de la fiesta. Reese se sienta en la silla de oficina y enciende el portátil. Dejo que haga su trabajo, pues yo no tengo ni puta idea de ordenadores. El primero que vi fue el que había en mi habitación al llegar a esta casa, pero aún me queda mucho por aprender. Así que me dispongo a pasearme por el despacho y abro el cajón donde encontré los archivos de nuestra familia, solo que ahora, ya no están. Miro en los de abajo, sin encontrarlos, y cuando intento abrir el último, descubro que está cerrado con llave.

-¿Que haces? -pregunta Reese confundida, supongo que al escuchar tanto alboroto.

-Los archivos ya no están aquí.

-Los habrá cambiado de sitio. -contesta sin importancia.

-¿Por qué iba a hacerlo? Aquí solo entra él. Además, ha instalado cámaras y no nos ha dicho nada. ¿Crees que sospecha algo? -pregunto en voz alta.

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora