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― Hoy tu brillarás, como siempre lo haces, oíste?. Claro que lo harás, mira lo que estás, ese cabello nadie lo conserva como lo haces tú, si claro, Josh eres hermoso. ―dije mirándome al espejo, mientras me arreglaba para ir a la escuela.

― ¡Joshua! ¡baja a desayunar! ―gritó mi madre.

― Este es tu día, no lo vayas a estropear ―guiñé un ojo― ¡Que digo! Yo soy genial, nunca estropeo nada ― toqué mi mentón con mi dedo pulgar y sonreí.

― ¡¿Puedes dejar de hablar frente al espejo y venir a desayunar, cariño?! ¿Lo harías por mí? ¡llegarás tarde! ― gritó más fuerte aún.

― ¡Ya voy mamá! ―rodé los ojos―. Hoy es tu día, Joshua ―me dije a mi mismo antes de bajar las escaleras.

― Dios santo, Joshua. Sabes como estresarme por las mañanas ―murmuró mi madre sin despegar la vista del celular, últimamente se la pasaba horas y horas con ese maldito aparato.

― Lo siento, a veces es necesario hablar con un mismo ―bebí un poco de jugo de naranja mientras revisaba mi celular.

― ¿Hablar o auto-halagarse?

― Ambas, sí, ambas ―me encogí de hombros y casi se me sale jugo por la nariz cuando vi la hora―. Carajo, es tarde, ¡Mamá! ¿por qué diablos no me avisas que se me hace tarde? ―dije indignado tomando mis cosas.

― ¡Te lo estuve diciendo todo este tiempo, pero no me escuchas!

― Tú sólo ve por el auto ―suspiré y ella bufó―. Esto no pasaría si tuviera mi licencia ―sonreí.

― Eso no va suceder, ―mamá rió tomando las llaves― Aún.

En el camino a la escuela escuchamos música y cantamos, ella simulaba tener un micrófono y yo una batería. Mi madre y yo eramos como hermanos, desde que Bill (mi padre) la dejó, nos volvimos mucho más cercanos, compartiamos de todo, mirábamos series y comíamos como cerdos todo el tiempo. Cuando tenía una cena importante de trabajo siempre me llamaba para que la acompañara al centro comercial, en pocas palabras: Tenía a la mejor mamá del mundo, y no la cambiaría por nada.

Y espero que ella tampoco lo haga.

― Cielo, vuelve temprano cuando salgas si? Necesito hablar contigo sobre algo muy importante. ―murmuró antes de que bajara del auto.

― ¿Sobre qué? ¿Tienes una hermana gemela? Eso sería genial, doble regalo en Navidad ―dije emocionado.

― No, Josh, es algo que me hace muy feliz actualmente ―sonrió mostrando sus bellos dientes.

― ¿Cambiaste de jardinero? Genial porque al anterior se me hacia que le daba para el otro lado, con razón me miraba mucho, bueno, si te pones a pensar ¿Quien no se resiste a esto?―ella rió. Saqué el seguro del auto y baje―. ¡Te veo más tarde!

Ella solo sonrió negando mientras me saludaba con la mano. Sabía que a ella le molestaba que sea así pero solo lo hacía para molestarla. Estaba ansioso por saber que es lo que la tenía tan feliz actualmente, aparte de mí, obvio.

•••

Después de un largo día llegue a mi casa. Dejé mis cosas en mi habitación y bajé a prepararme algo de comer, mi celular estaba sonando pero no lo atendí, primero la comida, después mi novia.

― Josh, no te vi entrar ―murmuró mi madre con una pequeña sonrisa.

― ¿Y bien? ¿Me dirás la sorpresa? ―dije sin rodeos comiendo un pedazo de queso mientras armaba mi sándwich.

• i hate you • [joshler] pt. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora