Saliendo con el chico muggle

128 12 1
                                    

-¿Qué haces? ¿Te dedicas a algo? -me preguntó Tobías en esa primera cita, mientras dábamos un paseo.

Yo trabajaba en el registro del Ministerio de Magia desde hacía poco. Pero no le podía decir eso; él era un muggle.

-Sí, trabajo en un registro de la Administración del Estado -contesté.

Asintió con la cabeza, parecía que le gustaba mi respuesta.

-Yo en la fábrica conservera de cerca del río -me contó.

Y señaló con la cabeza al lugar en donde debía de estar el río. Yo no conocía esa zona, pero asentí con la cabeza.

Seguimos quedando más veces. Yo aceptaba porque era el primer chico que se había fijado en mí, y eso compensaba que fuese muggle, poco agraciado y poco simpático.

Tras haber quedado durante varios meses, una tarde fuimos hasta su casa y comenzó a besarme contra la puerta. Ya nos habíamos besado más veces, pero no así.También empezó a acariciarme. Cuando noté sus manos en mis pechos, le dije:

-Tobías, nunca he estado con un hombre.

-Eso tiene fácil solución -contestó, antes de seguir besándome.

Me aparté un momento para decir:

-Ya, pero ten cuidado.

-No te haré daño.

* * *

Un rato más tarde, estábamos en su cama, tras haberme acostado con un hombre (con él) por primera vez. Cuando terminamos, él se puso a fumar. Me ofreció un cigarrillo que rechacé. No me dijo una palabra, y yo tampoco sabía qué decirle en ese momento.

-Me voy al bar -dijo, al cabo-. Nos vemos otro día.

A mí me parecía insensible por su parte que nos hubiésemos acostado y que luego se marchase así, de una forma tan fría.

-Tobías -le dije-. ¿En qué piensas? ¿Te ha gustado? -me sonrojé al decir eso último.

-Claro, nena. Ya tenía ganas de echar un polvo.

No me gustó nada esa respuesta tan vulgar. Ya me parecía que ese chico no era nada romántico, que no me diría "te quiero", pero al menos, podría ser menos ordinario.

Sin embargo, me propuso seguir viéndonos y acepté. Me parecía que tras habernos acostado, había algo que nos unía, y que debía darle una oportunidad. Para mí, acostarme con alguien era algo serio, no algo que se hace con cualquiera para no volver a verlo.

Ese día, Tobías usó protección, pero no las veces siguientes. Se enfadó cuando se lo recriminé.

-¡Me molesta! -gritó-. ¡¿Quieres que esté incómodo?! ¡¿Eso es lo que quieres?!

-No, pero...

-Acabaré fuera. No pasa nada, no va a pasar nada. Cómo eres, te preocupas por todo.

Eso no me estaba gustando. No me preocupaba por un tema sin importancia, ése era un tema serio. Y además, yo notaba que Tobías bebía y que últimamente estaba muchas veces de mal humor. Pensé en dejarlo, pero no lograba sacar fuerzas para hacerlo. Y sobre todo, lo que me hizo abandonar la idea de cortar con él fue saber que me había quedado embarazada.

Ya me imaginaba lo mal que se lo tomaría, sin embargo, tenía que decírselo.

-¡¡¡Seguro que es de otro!!! -gritó.

-¡Nunca he estado con nadie más! -le expliqué-. ¡Sólo he estado contigo!

Él le dio una patada a la silla y un puñetazo a la mesa.

-¡¡¡Mientes!!! -gritó.

-¡No te miento, Tobías, te juro que nunca he estado con otro!

-¡Y aunque digas la verdad...! -añadió-. ¡¡¡Yo no quiero hijos!!! ¡¿Me oyes?! ¡¡¡Yo no quiero hijos!!!

Como si todo fuera culpa mía.

Siguió gritando hasta que se desahogó.

-¿Y ahora qué vamos a hacer? -preguntó, una vez que se hubo calmado-. ¿Eh, Eileen? ¿Qué vamos a hacer? ¿Quieres tenerlo?

-Pues claro que quiero tenerlo.

Me dirigió una brusca mirada y se quedó pensando.

-Entonces tendremos que casarnos -opinó finalmente.

La historia de los SnapeWhere stories live. Discover now