A diferencia de ella, esta no era mi primera vez pero intentaba controlarme para hacer que la pequeña realmente disfrutara de lo que hacíamos. Tomé un profundo respiro para calmar mis ansias antes de deshacerme de su brassier. Su rostro lucia ligeramente sonrojado y su timidez volvía a jugar con mi control. Mi mano volvió a repartir masajes en el área recién expuesta. Mis labios se movieron hacia su pecho, capturando con delicadeza su rosado centro. Lamí y apliqué la cantidad necesaria de presión para escucharla gemir por primera vez. Mi autocontrol se fue a la mierda y abrí sus piernas para colocarme en medio, dejando salir un fuerte suspiro cuando nuestros centros conectaron. Inconscientemente empujé contra su centro y mas gemidos fueron soltados. Un tercer empuje y sentí como Camila levantaba las caderas, haciéndome gemir de puro placer.

-Me estas volviendo…- gemí cuando el cuarto roce tocó el lugar perfecto para hacerme temblar.

-Loca por ti.- completó mi frase inconclusa. La miré y sus mejillas completamente sonrojadas me hicieron entender cuan excitada estaba.

Esa era la frase exacta para describirlo.

Me estaba volviendo loca por ella.

Mi mano suavemente bajo por su cuerpo hasta el filo de su ropa interior. Volví a mirarla para saber que estaba cómoda con lo que haría y ella tomó mi rostro para besarme. Su beso era desesperado y entendí la acción como un permiso para seguir.

Lentamente deslicé la mano sintiendo la humedad que había causado, antes de deslizar mis dedos sobre el pequeño manojo de nervios que la hizo soltar un fuerte gemido al instante.

-¿Estas bien?- pregunté sin detener mis movimientos circulares.

-Lo estoy, por favor no te detengas.- se las arregló para contestar. Sonreí por sus palabras suplicantes y continúe haciendo lo que me pedía. Mi mano libre volvió a su pecho y mis labios tuvieron rumbo fijo hacia su cuello. No había parte de ella que no deseara besar, tocar o explorar

-Lauren…- gimió mi nombre y nunca antes había escuchado algo mejor que eso en mi vida.

Gemía por mi y para mí.

Mis movimientos se aceleraron y mis caderas volvieron a empujar, causando una deliciosa fricción que ayudó a mi mano a terminar con su trabajo.

Sentí que su cuerpo se tenso, su espalda se arqueó y finalmente aflojó el agarre que tenía en mi espalda. Estaba segura de que tendría marcas por todo el lugar.

La miré y una ligera capa de sudor la cubría. Decidí retirarme de su cuerpo para dejarla recuperar el aire perdido. Me recosté junto a ella y tomé una manta para cubrirla.

Ella seguía con la mirada fija en el techo y yo empezaba a preocuparme. No había dicho nada y me preguntaba si en algún momento le había hecho daño.

-¿Camz?- la llame suavemente esperando que me mirara. -Camz, ¿estas bien?-

-No.- respondió en medio de su trance.- Lauren no estoy bien…. – dijo finalmente encontrándose con mis ojos.- Yo… yo creo que te amo.-

Una sonrisa invadió mi rostro antes de que mi cabeza pensara en lo que acababa de escuchar.

-¿Me amas?- pregunté incrédula, asombrada e increíblemente feliz.

-Lo hago.-

La besé. Bese sus labios con tantas ganas y felicidad. Camila me amaba y era el motivo suficiente para sonreír.

-Te amo.- dije cuando me aleje. Revelando aquello que sentía.

No podía creer que ella me amara. Y para ser sensatos la palabra “amor” resultaría imposible  decirla después de siete semanas juntas pero ella era mi amor de verano. No había tiempo de pensar cuando el tiempo corría como loco una maratón que llegaba a su fin. Todo se sentía tan intenso y yo estaba dispuesta a hacer por ella todas las locuras que me fueran posibles, porque eso es el  “amor de verano” demasiado puro y demasiado efímero.

-Me estoy volviendo loca por ti, Lauren.- susurró sacándome de mis pensamientos.-  tengo miedo de lo intenso que esto se siente.-

-Me estas volviendo loca, Camz.- acepté colocando un mechón de cabello tras su oreja. – Y eso es exactamente lo que hace el amor.-

Nunca antes me había enamorado pero me gusta creer que es así como se siente.

Ella suspiró antes de tomar mi rostro entre sus manos para volver a besarme. Sus labios eran suaves y tan delicados para besar. Permanecimos besándonos y acariciándonos por largo tiempo hasta que colocó su cabeza en mi pecho y su brazo por mi cintura.

Realmente deseaba no dormir para poder conservar este momento por siempre. Deseaba hacerlo pero mi cansancio fue mucho mayor que mis suplicas y terminé rendida junto a la hermosa chica que dormía a mi lado.

Sobra decir que esta fue por mucho, uno de los mejores recuerdos de nuestra relación.

Te deje ir (Camren)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora