CAPÍTULO 8

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SIN REMORDIMIENTOS

Clarissa se movió sin prisa hacia los establos. Estaba segura que encontraría a Kaleb trabajando con los caballos. En los pocos días que llevaba en el rancho 4K1Q se había dado cuenta de que el hijo menor de Frank King amaba a los animales y no se apartaba de ellos durante la mayor parte del día; estaba segura de que si no fuera porque necesitaba alimentos para vivir o descanso él atractivo rubio no se apartaría del lugar. Sonrió un poco mientras pensaba en el hijo más joven de su anfitrión y lo mucho que había llegado a conocerlo.

No era un chico complicado. Se mostraba tal y como era sin ocultar nada. Era un excelente ranchero, no ocultaba su amor a el rancho y sus deseos de trabajar en él apenas terminara de estudiar, no se conformaba con ser el hijo de un hombre tan rico como Frank King, le gustaba ganar lo que tenia, no era como... ¡No! Se regañó, tenia que dejar de pensar en el pasado, en el monstruo que la había mantenido bajo su yugo por tanto tiempo, ahora estaba en un lugar maravilloso tan relajada como nunca antes lo había estado, entre grandes terrenos de pasturas verdes y árboles hermosos que le deban paisajes estupendos que la mantenían arrebolada por horas evitando pensar en su vida pasada, en lo idiota que había sido.

Abrió con cautela la pesada puerta del establo. Parpadeó un poco al entrar en el cálido lugar acostumbrándose a la oscuridad que tenia en el interior. Se detuvo hasta que una cabellera rubia se asomó por uno de los compartimentos. Kaleb era alto, más de lo que ella estaba acostumbrada a un hombre a su lado. Ella era alta, media un metro setenta y cinco y la mayoría de los hombres a su alrededor, ya fueran empleados, su padre o su abuelo, incluso Ian eran o de su estatura o más bajos; con Kaleb ella podía mirar hacia arriba y sentirse una mujer delicada y pequeña. Él media casi uno noventa y a ella le gustaba.. Movió la cabeza dejando que la coleta que sostenía en lo alto de su cabeza se moviera apartando aquellos pensamientos que estaban prohibidos para ella.

Se detuvo y titubeó si seguir o dar la vuelta y salir antes de que Kaleb notara su presencia.

- ¿Cal?

La joven suspiró y dibujó una sonrisa en sus labios rosados. Sus ojos grises fueron a su dirección y esperó que se acercara a ella.

Era imposible no notar lo atractivo que era. Esas largas piernas enfundadas en ajustados vaqueros, botas llenas de tierra, estiércol que mostraban que trabajaba con la misma intensidad que el resto de los trabajadores del lugar. No evitó que sus ojos fueran hasta la camisa blanca húmeda por el sudor que transparentaba partes del torso bien tonificado del joven rubio. ¿Quién no sentiría sus piernas empezaban a temblar mientras uno de los chicos King iba directo hacia ella mientras esos ojos azules miraban directamente? Ella lo entendía de primera mano, se había encandilado con uno de ellos..., no los hijos d Frank King, si con su hermano menor y el peor de ellos. ¿Cómo no pudo verlo? Sólo tenia catorce años cuando su padre lo presentó a la familia. Un nuevo socio de negocios. Ella quedó prendada de la belleza masculina y el hombre de mundo de hermosos ojos azules chispeantes, seductores...

¡No! ¡No! Casi gritó su sentido común obligándola a apartar sus ojos de la figura masculina. Debía aprender de todo lo malo que había vivido en los últimos años. No estaba preparada para volver a sentir atracción por alguien más y mucho menos por alguien que se parecía mucho al hombre de sus actuales pesadillas.

- ¿Montaras?

Clarissa se obligó a sonreír.

- No, ahora no - negó también con la cabeza.

Kaleb la miró con atención y asintió muy lentamente.

- ¿Hay algún problema?

- No, es sólo que no tengo ganas de hacerlo - dijo manteniendo la calma puesto que de pronto se había puesto nerviosa -, creo que es uno de esos días.

SAGA KING 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora