Capítulo XXVII: Por el Señor Tenebroso

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Aquella trágica noche, al ver a Margot tan destrozada e inconsolable, recalculé mi posición como traidora a la sangre por horas. Me dolía renunciar a todo lo que conocía desde pequeña, quizá extrañaría a parte de mi familia como Draco, ¿pero valía la pena seguir esta farsa? Mis propios abuelos me habían mentido, y gracias a ellos Voldemort había regresado y sabía todo sobre mí; hasta habían intentado asesinar al chico que quiero... Sabía que si Harry hubiese muerto esa noche como Cedric, estaría sintiéndome igual de culpable que Margot por haber ocultado la relación. Y al final, ¿para qué esconderlo? ¿Por el bien de quién, si ha muerto?

Di vueltas hasta que me decidí de una vez por todas. Sirius y mi madre son mi familia y ya está, no puedo complacer a todos, y definitivamente no voy a hacerme la ciega ante la gente que asesinaría sin pensar a mi mejor amiga y a mi novio. Por eso cuando me desperté temprano en la mañana no hablé con nadie en Slytherin, tan sólo caminé directo a la enfermería con un único objetivo en mente. No contaba, desde luego, con que todos mis planes fueran arruinados con una horrible verdad. Como si se lo hubiera esperado de antemano, el director Dumbledore me interceptó en el camino y me guió a su despacho para tener otra desgraciada charla.

«Sabemos demasiado poco sobre tu condición, Sirrah. No podemos costearnos que lord Voldemort, en conjunto con tu familia cercana, se alíen contra ti».

¿Resultó decepcionante? Bastante. Ya tenía suficiente con temerle a Cepheus, como para ahora tener que temerle a los demás. No tenía idea de qué demonios significaría una alianza contra mí, jamás me había detenido a pensar cuánto me quería mi propia familia sobre otras cosas, pero lo cierto es que mi madre pensaba igual. De yo declararme traidora, ella también se vería en una encrucijada, no sólo por su propia seguridad sino por su papel de espía, que (ahora entendía yo) era como el de Snape.

Así, un mes después del fin del torneo, las cosas continuaban igual para mí. Naturalmente, le había contado absolutamente todo lo de esa noche a Ron y a Hermione por separado para evitar obligar a Harry a recordar. Creo que la única vez que él tuvo una conversación por el estilo fue con la familia de Diggory cuando salió de la enfermería. De resto, no permitimos que nadie le hiciera preguntas y continuamos los días con casi completa normalidad.

Con Ron y Herms tomamos un par de libros de la biblioteca para informarnos sobre cómo ayudar a una persona después de un trauma, pero en definitiva lo que más nos enseñó fue leer su silencio. Los tres rápidamente nos adaptamos a Harry y empezamos a hacernos compañía de una forma diferente. Ahora más que nada nos reuníamos después de clase para hacer deberes en silencio y de vez en cuando nos contábamos trivialidades de las clases o dormíamos la siesta, actividades muy tranquilas que, curiosamente, siento que nos conectaron más. Al principio no sabíamos qué tal le parecía a él, pero con el pasar de los días dejó de estar tan ausente y alguna vez nos lo agradeció.

También yo aprendí a tener una relación diferente con él; pasé de demostrar mi amor exclusivamente mediante sarcasmo y bromas a simplemente estar y, frecuentemente, a leer un libro mientras le sostenía la mano. No sabemos con certeza cuánto duró su estado de shock, pero para el último día de clases descubrimos que ya no se acordaba de la mitad de lo que sucedió en las primeras dos semanas.

— Hace unas noches lo escuché levantarse llorando —me susurró Ronnie antes de ir a la última comida.

— ¿No funcionó la poción? —pregunté preocupada. 

Un mes atrás le había preguntado al profesor Snape si podría regalarme los ingredientes de la poción para dormir sin sueños para preparársela a Harry, pero el profesor se ofreció a entregármela hecha ya que, por lo visto, tenía bastante preparada.

— Sí le funcionó, creo que el problema fue el despertar —contestó. Exhalé con pesadez.

— Ya sabes que desde que salió de la enfermería la gente ha estado inventando todo tipo de locuras sobre él —comentó Hermione con las cejas juntas— . Hay incluso quien se atreve a dar su propia versión de la muerte de Cedric. Todo por culpa de esa Skeeter...

Sirrah Black & el Torneo de los Tres Magos | SBLAH #4Where stories live. Discover now