Capítulo 5

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Philip.

Un nudo se formó en mi garganta, tal vez fue una pésima idea venir, me dejé llevar por mi impulso de idiotez.

En la habitación estaban dos doncellas y un mayordomo hablando sobre el arreglo de ese cuarto, algo lo cual era totalmente irrelevante pero estaba nervioso. Si me descubrieran tal vez pensarían que mi intención era robar algún objeto del lugar, eso no ayudaría a mi padre, se decepcionaría por mis actos. El mayordomo salió por la puerta.

- ¿Crees qué los rumores son ciertos?- Esa doncella era mayor y más robusta que la otra, su voz era bastante nasal, yo podría imitar su voz tapándome la nariz.

La otra respondió con una voz chillona.- Eso los arruinaría, si él le fue infiel quedará arruinado completamente... Pobre de sus hijos, además creo que su mujer está embarazada.

La otra hizo una cara exagerada de asombro.

- Lo sospechaba pero pensaba que solo había subido de peso.

Ambas salieron del cuarto y cerraron la puerta, yo salí del armario y abrí la puerta con cuidado, sin rendirme fui al siguiente piso, abrí la primera puerta y aparentemente era el cuarto de Theodosia, o eso supuse al ver algunas cosas "fuera de lugar".

Había un piano, una mesa llena de libros de distintos idiomas, una silla y un sillón con apariencia cómoda, atrás de la silla había un librero negro con más libros de temas variados.

Pasé mi mano por el lomo de algunos ejemplares.

También había una cama de sábanas blancas y un tocador lleno de distintas joyas.

Me apresure a dejar una carta en la almohada de su cama, esperaba que ninguna doncella llegará a quitar esa carta, supuse que no volverían a entrar a su cuarto hasta el día de mañana pues a pesar de que algunas cosas estuvieran desordenadas, la cama ya se encontraba tendida.

Otras pisadas empezaron a sonar, me metí debajo de la cama.

La puerta se abrió, solo podía ver dos pedazos de telas de dos vestidos.

- Gracias por acompañarme Eleanor.- Era la voz de Theodosia.

- Sabes que no fue nada, menudos gatos estaban en la biblioteca, a excepción del pecoso.

- ¿Vas a empezar de nuevo?- Su amiga soltó una carcajada.- Eleanor ven a ver esto.- Había tomado la carta entre sus manos, se escuchó como el sobre era abierto y Eleanor empezó a leer la carta en voz alta.

- Mí más querida Theodosia...

Buen día, espero que su día allá estado de maravilla, realmente no sé cuándo leerá esta carta pero si ha repasado las líneas de esta carta antes de las 7 de la tarde la esperaré en el muelle que está a tan solo unas cuadras de tú casa, ojalá pueda asistir, la estaré esperando, pero si no le apetece ir la entenderé.

Atentamente P.Ham.

Eleanor empezó a brincar soltando gritos ahogados, se escuchó la risa de Theodosia.

- No sé si debería ir... Mi padre jamás me dejaría salir.

- Lo convenceré de que vas a mi casa y te irás por la ventana, mi cuarto no está en un lugar tan alto como este.

- Eleanor solo va a ilusionarme.

- No lo juzgues.

-¡¿Cómo no puedo juzgarlo si es un gato?!- Escuchar eso me entristeció. Pero era la reputación que yo mismo me había generado, era mi culpa si ella no quería verme.

- ¿Qué acaso no ves cómo se está esforzando?, O dime tú, ¿Cómo llegó a tu cuarto a dejar esta carta?, Fue más complicado de lo que parece porque ambas sabemos que el Señor Burr tira todas las cartas de tus pretendientes.

Theodosia suspiró.

- Lo pensaré.- Salió de la habitación.

Y ahí fue cuando recordé de que nuestros padres no tenían la mejor relación del mundo pues varias veces se habían contradicho, pero era como dos personas cualquiera con puntos de vista distintos.

- No usó coma al decirle querida.- La voz de Eleanor me sacó de mis pensamientos.- Ella no se percató de ello.- La carta se desplomó en el suelo.

En mi mente pasaron un millón de maldiciones.

Ella agachó su cuerpo para recoger la carta y me vio, ella iba a soltar un grito pero pude tapar su boca, después de analizar mi cara ella apartó mi mano de su boca y susurró.

- Tu secreto está a salvó conmigo Philip Hamilton, pero si le haces daño te mataré.

- Cuando le dije en la biblioteca que era diferente era cierto, además será ella quien me lastime al no confiar en mí.

- Tiene motivos...

- Nunca nadie me había hecho sentir como ella lo hace, cuando la vi en aquel baile caí perdido.

¿Qué estaba diciendo?¿Realmente ese era mi sentir?, Sentí mi cuerpo más relajado al haber aceptado los sentimientos que se iban desarrollando.

Ella se levantó y se fue del cuarto sin decir una palabra más, me marché por donde había llegado.

La esperaría en el muelle, tenía el presentimiento de que llegaría.

Cartas para Theodosia (Phildosia)#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora