―A mí me gusta ―admitió Alice ―, te quedaría muy bien. ―agregó. ―A él le gustará ―dijo bajo, pero con la intención de que nuestra amiga escuchara, ella se sonrojo violentamente.

Solté una carcajada.

―Se verán súper tiernos. ―solté un chillido de emoción.

Samantha iba a replicar, pero la puerta se abrió después de que la tocarán.

Las tres nos enfocamos en la puerta.

―Emm ―carraspeó, era una voz femenina ―. Hola, chicas ―saludo la mamá de Samantha, con una sonrisa.

―Hola, señora Carter ―saludamos Alice y yo. La mamá de Sam abrió la puerta y dio un paso al frente pasando al cuarto de su hija. Ya dentro reveló un gran bulto en su barriga, está embarazada.

―Solo pasaba a preguntar si querían algo de comer ―nos sonrió dulcemente y de inmediato tuvo una respuesta de parte de Alice que sonrió encantada.

―Sí

―Claro si no es molestia. ―me apresure a decir, de la manera más cortes que pude.

―Tranquila linda, no hay problema. ―de un momento a otro la cara de la señora Carter paso a una de espanto. Fijo sus ojos en el desorden del cuarto ―¡Samnatha Julia Carter! ¡¿Pero que es este desorden?! ¡Por el amor de Dios! ―miró hacia la cama donde toda la ropa estaba amontonada en forma de montaña, se notaba furiosa. Alice y yo íbamos hacer un comentario de burla hacia Samantha por el segundo nombre "Julia", nos parecía gracioso molestarla con ese nombre ya que no le gustaba. Pero preferimos mantener la boca cerrada, la cara de Alina no se veía de estar con juegos.

Alina le gustaba tener todo ordenado, no había nada en la casa que no estuviera en su lugar, piso limpio y muebles relucientes, todo perfecto. Ella era muy estricta cuando se trataba de limpieza.

―Esto parece como... como, ay, yo ni sé, parece como si hubiera pasado un tornado, y que nadie viviera aquí ―su acento británico fue muy notorio ―no, ¿de qué hablo? esto parece a un nido de ratas. Cuando hayan terminado de hacer lo que tenían que hacer, quiero ver el cuarto reluciente. Me oíste señorita. ―Alina entrecerró sus ojos como si tratara de intimidar a Samnatha lo cual funciono, parecía una detective de la suciedad.― espera un momento... ―pareció pensarlo― ¿exactamente que están haciendo?

Samantah se movió incomoda ante la pregunta de su mamá. La miré, deduje que Sam no le había contado nada acerca de la cita. Lo cual estaba en un noventa y cinco por ciento de posibilidades que la regañaría, y no la dejaría salir.

―Mm, vamos a salir rato. ―Alina la miro dudando, ya que Samantha no se escuchaba muy segura de sus palabras

―Bien ―dijo al fin ―, pero antes de que se vallan espero ver el cuarto limpio. ―le lanzo una mirada severa a Samantha, antes de cerrar la puerta tras ella. »A la orden, profesora MacGonagall«

Samntha se levantó y corrió sigilosamente hacia la puerta. La mire con el ceño fruncido y le lance una mirada de: ¿qué diablos estás haciendo?

Ella hizo una señal extraña con sus manos señalando la puerta. Asomó su ojo por la cerradura, verificando que no hubiera nadie, por un momento no se escuchó nada, y luego sonaron unas pisadas alejarse al fin.

―Si mi mama se entera lo más posible es que me mate. ―sentenció ―No sé si debería hacer esto, en realidad yo...-soltó un bufido de resignación y golpeo suavemente su cabeza contra la puerta, mientras se regañaba a ella misma.

―Samantha tranquila, no va a pasar nada malo ―Samantha la miró ―, bueno, lo peor que puede pasar es que tu mamá te eche de la casa. ―ahora la que la miro fui yo, y le lancé una mirada de reproche a Alice, para que se callara

Lo que nadie diceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora