Parte 35 - El perdedor

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Nos subimos en el coche. Apenas habíamos hablado desde que nos habíamos despertado. Desayunamos, preparamos las maletas, nos vestimos y salimos del hotel en silencio, cada una sumida en sus pensamientos. Arranqué el coche y, antes de salir del aparcamiento, cogí aire. Venía la parte más difícil. Había estado dándole vueltas a cómo iba a decirle a mi hermana que teníamos que irnos a Madrid. Pero ninguna de las formas en las que había pensado creía que sería convincente. Conociendo a Lara, sabía que cualquiera le parecería mal. Lo que menos quería era saber de los chicos y, mucho menos ver a Zabdiel. Pero necesitaba ir hasta allí, hablar con Renato y pedirle una explicación. Los papeles seguían dentro de mi mochila. No me había atrevido a sacarlos de nuevo. El solo hecho de pensar que iban allí conmigo, hacía que la sangre se me helara.

–¿Qué pasa? –La voz de mi hermana me sacó de mis pensamientos–. ¿Nos vamos ya o qué?

–Sí, ya salgo –respondí con voz seca sin volverme hacia ella.

Miré el espejo retrovisor y, tras comprobar que no había nadie con quien pudiera chocar, puse la marcha atrás y salí de allí. Lara conectó mi teléfono a la radio y puso la música a todo volumen. Yo intentaba pensar alguna forma de explicarle a dónde íbamos sin que saliera la fiera que llevaba dentro; pero no se me ocurría ninguna. Por un momento pensé en no decirle nada. Conducir hasta Madrid sin prestarle atención y cuando llegáramos explicarle lo que pasaba. No lo veía mala idea, pero si lo hacía así, probablemente Lara acabaría conmigo de una manera u otra. Tenía que ser valiente y enfrentarme a ella. Pero podía esperar un poco más.

Giré la cabeza un poco hacia mi hermana. Miraba con atención su móvil. El semblante serio. Cogí aire mientras volvía la mirada hacia la carretera. Llevábamos dos horas de viaje y parecía que no se había percatado aún de a dónde nos dirigíamos. Tal vez podíamos seguir así hasta llegar al destino.

–¿Quieres decirme algo o qué? –Abrí los ojos de golpe al escuchar a mi hermana.

–No, ¿por? –Contesté, mordiéndome el labio inferior, haciéndome daño en la herida.

–No sé, no paras de mirarme. ¿Qué quieres? –Me giré lo justo para ver cómo me miraba con el rostro serio y los ojos entornados.

–Vale... –Confesé al final. Había llegado el momento–. No vamos hacia Málaga –solté sin pensarlo más tiempo.

–¿A qué te refieres? –Preguntó con el ceño fruncido.

–Pues que... no vamos a casa –solté todo el aire por la nariz.

–Ya me lo he imaginado cuando has dicho que no íbamos a Málaga.

–No hace falta ser tan borde.

–¿Me vas a explicar de una vez qué pasa? –Me cortó con voz grave.

–Vamos hacia Madrid –contesté con voz seca. También me estaba cansando de su actitud y de que me hablara así–. Tengo que entregarle los papeles firmados a Renato antes de que se vayan a Los Ángeles. Así que nos vamos a Madrid, dormimos allí y mañana cuando vengan le doy los papeles. Solo es eso –en parte era verdad; no era cierto que tardaríamos tan poco. Antes de firmarlos necesitaba que Renato me explicara algunas cosas; pero eso mi hermana no tenía por qué saberlo.

–Pues a mí me dejas en la estación de tren y me voy para Málaga –lo decía totalmente en serio.

–¿Estás loca? Te vienes conmigo y no hay más que hablar. No voy a dejar que te vayas sola para Málaga pudiendo venirte conmigo en coche.

–Pues a mí no me da la gana de ir a Madrid para verle la cara a Zabdiel.

–Quieres dejar ese tema. Vale que estés enfadada con él. No te estoy pidiendo que hables con él, solo que me acompañes.

CNCO - Más que un sueño [COMPLETA]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang