Parte 32 - Bendita tu luz

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Nunca había estado tan nerviosa. Ni si quiera la primera vez que los vi en Madrid en concierto. Hacía ya cerca de dos años. No podía creer que había pasado tanto tiempo desde entonces. Hacía ya año medio que todo había empezado. Suspiré mientras metía ropa limpia en la maleta que tenía abierta sobre mi cama. Mi hermana entró como una exhalación por la puerta de mi cuarto y me abrazó, empujándome por detrás, cayendo las dos sobre el colchón.

–Mira que eres bruta –intenté decir mientras las sábanas se deslizaban por mi rostro impidiendo que pudiera decir nada más.

–Nos vamos –gritó al lado de mi oído, dejándome sorda–. No puedo creer que ya estén en España.

–Nana, por Dios que parece que es la primera vez que vas a verlos –dije girando la cabeza hacia un lado para poder respirar–. Relájate que cualquiera diría que hablas todos los días con Zabdi –puse los ojos en blanco.

–De verdad, eras menos borde cuando estabas con la gripe –contestó mi hermana quitándose de encima y torciendo la boca.

Solté una carcajada mientras me ponía de nuevo en pie.

–Es que hace ya muchos meses que no lo veo –no pude evitar sonreír al ver cómo sus mejillas se sonrojaban al pronunciar aquellas palabras.

–Pero qué chica eres –dije mientras le pellizcaba la parte baja de la barbilla.

–Vamos, me vas a decir que tú no tienes ganas de ver a Chris –soltó aire por la boca mientras alzaba una mano por encima de la cabeza.

–Puede...

–De puede nada –negó con la cabeza con efusividad–. A mí no me engañas. Estás deseando que nos vayamos para poder verle por fin. Solo que no lo demuestras.

–Calla ya anda y termina tu maleta –di media vuelta para ocultarle la amplia sonrisa que había aparecido en mi rostro.

–A mí no me engañas –me dio un fuerte abrazo antes de desaparecer por el pasillo.

En parte estaba deseando coger el coche e irnos hacia Sevilla, la ciudad más cercana que teníamos para ver el concierto. Tenía demasiadas ganas de verlos, de hablar con ellos, de abrazarlos, de que me contaran cómo estaban y cómo les iba todo. Pero por otro lado no me apetecía nada verle la cara a Sara. Aún seguía dándole vueltas al plan que habían llevado a cabo los chicos. Christopher no había querido contarme nada, ni si quiera sabía si al final lo habían hecho o no. Dejé escapar todo el aire que contenía en los pulmones y cerré la cremallera, puse la maleta en el suelo y me colgué la mochila sobre los hombros. Salí por la puerta de mi cuarto y recorrí los pocos metros de pasillo que me separaban del cuarto de mi hermana. De repente las manos empezaron a temblarme. No sabía por qué motivo exacto. Tal vez fuera porque volvería a verlos; tal vez fuera porque estaban tan cerca de mí y a la vez tan lejos; o tal vez fuera porque estaba deseando saber qué había pasado con Sara.

–¿Lista? –La voz de mi hermana me sacó de mis pensamientos.

Parpadeé varias veces para intentar enfocarla y forcé una sonrisa.

–¿Estás bien? –Me preguntó con la cara seria, mirándome directamente a los ojos.

–Nerviosa –me encogí de hombros.

–Ya verás como todo sale bien.

–Eso espero.

Nos dirigimos hacia la puerta, cargadas con nuestras maletas. Solo estaríamos una noche fuera pero llevábamos ropa como para una semana. Mis padres nos estaban esperando en la entrada. Nos miraban con la cara llena de preocupación.

CNCO - Más que un sueño [COMPLETA]Where stories live. Discover now