Capítulo 41: "Di lo tuyo"

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Mis ojos se abren de un tirón. Lo primero que hago es palpar mi cuerpo. Bien, tengo la misma ropa de ayer puesta y completamente acomodada. Todo está en su lugar.

Mierda, sí, amiguitos. Mi virginidad está en su lugar.

Lo primero que hago es correr hacia el sofá contiguo y despertar a Marlon. Lo encuentro casi casi desnudo, solo usando el bóxer negro de ayer y sin ninguna manta que lo cubra. Espero que no haya pescado ninguna enfermedad por dormir toda la noche sin ningún abrigo.

— ¿Marlon? Debo ir a casa. Ya amaneció —le digo, moviendo sus hombros. Él solo atina a retorcerse entre los cojines mientras balbucea algunas palabras poco entendibles.

Está soñando.

— Sí, mi cachetona preciosa. Michi hagamos el amor esta noche —dice claramente.

Con las mejillas encendidas, me alejo. Y después de uno segundos escucho otras frases no dignas de mis dulces oídos. Así que muy dispuesta a terminar con esa gran cantidad de estupideces. Voy a la cocina por un vaso de agua y sin pensarlo más, la arrojo sobre su cara.

— ¿Qué, ¿qué... qué pasa? —pregunta con la mirada completamente desorientada.

— ¡Cochino! — exclamo con fiereza.

— ¡Pero por qué! ¡¿Qué hice?! — vocifera mientras limpia las gotas de agua de su cara y pectorales.

No, no, mire sus pectorales. No ayuda en nada.

— Pues... soñabas cosas conmigo, rufián —explico, seguido de esto voy en busca de mi bolso y lo encuentro debajo del sofá donde hace un minutos estaba durmiendo.

Saco de este mi móvil y reviso la gran cantidad de llamadas de mi madre.

Exactamente 20 llamadas perdidas, 10 mensajes de texto, 8 WhatsApp y 15 buzones de voz.

Maldita sea, estoy perdida.

— Ayer soñé algo muy bonito —comenta, luego acaricia mi mejilla con delicadeza—. Me hubiera encantado que se cumpla, pero... no es el momento.

¿Por qué?

¡Basta, Michi! Ese bóxer no ayuda. Huyamos.

— Marlon, lamento haber venido a altas horas de la noche. Quería explicarte lo que pasó en mi habitación con Joseph. Tenía inmensas ganas de hacerlo y no podía esperar ni un segundo más.

Él toma una gran respiración y luego suelta todo el aire por la boca con fuerza.

—Olvidemos eso. No hay de qué preocuparse —mira hacia un costado—. Él es tu novio, no yo.

— ¿Podrías llamarle relación a eso? Por Dios, debo ser clara con él, lo estoy dañando.

Sus ojos vuelven a mirarme y esta vez me pierdo en el matiz verde que se forma en los bordes de sus iris. Y es que el sol de esta mañana le dan un color tan bello y deslumbrante que me comprueba que estoy en el lugar en donde quiero estar. Solo debo se valiente y decirle la verdad a Joseph.

— Entonces habla con él.

— Eso haré, y ahora mismo. Bueno... —miro mi móvil y sonrío avergonzada—... después de explicarle a mamá todo. Espero que al menos me conceda una hora fuera de casa. Estoy segura de que sabré perfectamente lo que es arresto domiciliario.

Ambos reímos. Como en aquellos tiempos, como siempre lo hemos hecho.

— Michi... hagámoslo juntos. Puedo acompañarte a explicarle todo. Además, no creo que Joseph esté muy desenterado de todo. Un hombre se da cuenta de estas cosas, créeme.

WHEN SHE WAS HIS FRIEND.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora