Capitulo 8

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Kevin no se esperaba la imagen que estaba presenciando. Alex lo había llevado a donde vivía una amiga. En todo el trayecto casi no habían intercambiado palabra.

A la joven rubia que los atendía la reconoció del boliche y posteriormente y posteriormente del bosque del cual se había ido perseguida por Tara.

“mi prima” pensó en ese momento. Tanto ella como el resto seguramente estarían preocupados pensando en que algo horrible pudo haberle pasado. Se ordenarían y luego irían a buscar a Demon como venganza, pero por sobre todo irían por Tali. No iban a dejar que eso ocurriera, tenía que resolver las cosas rápido antes de que algo terrible pasara.

La mujer que se llamaba Emma era una rubia muy hermosa de piernas largas y bronceadas, rompiendo la idea que los humanos pensaban sobre que los vampiros eran de piel pálida y fría. Ella le dio una mirada de bronca como si estuviera defendiendo a su amiga. Ambos entraron a la sala que parecía que parecía salida de una revista de decoración de interiores.

El llanto de un bebe se escuchaba desde uno de los cuartos que daban al pasillo que a su vez terminaba en donde ellos estaban. Se mantuvo a un costado mientras los amigos discutían.

-         ¿Esta acá? – Pregunto Alex.

-         Si, llego hace un rato. – Su mirada cayó en Kevin y de nuevo en Alex. - ¿Por qué lo trajiste?

-         Fue un pedido de Demon. – Encogió los hombros.

Los ruidos del bebe se iban calmando hasta parecer una risita. - ¿Esta con el Bebe?

Esa pregunta golpeo a Kevin. Vanessa le había dicho que la vio con un hombre y un bebe que probablemente fuera su hijo. Cuando la volvió a ver, entre toda la consternación se había olvidado de ese detalle, pero ahora todo encajaba. Aquel olor a vampiro no era de alguien que estuviese por los alrededores del lugar, era del edificio, mas precisamente de ella.

Dejo a los dos que siguieran hablando y él se acerco por el pasillo. No era muy grande, solo tenía tres puertas pero los ruidos llegaban de la última. Se quedo allí observando lo que él creía una escena hermosamente tierna. Natalie caminaba de un lado al otro del cuarto con un bebe en brazos que tendría dos años. Ella sonreía mientras acunaba el bebe para que se tranquilizara aunque estuviera bastante lejos de hacerlo. Esa sonrisa era única, estaba cargada de alegría y amor, pero también ocultaba algo que él no pudo pasar por alto, dolor. El maquillaje lo tenía bastante corrido lo que demostraba que había estado llorando. Todo su ser odiaba verla triste, con miedo de él. Quería que la antigua Natalie regresara, incluso aunque tardara años en lograrlo.

Se dio un momento para ver el lugar en el que estaba ya que su atención la había fijado en la mujer que lo volvía loco. La habitación era claramente de un bebe. Las paredes de color blanco tenían guardas en color azul y un oso pintado en aerosol. A un lado había una cajonera de madera pintada de rojo lleno de muñecos de peluches y juguetes de todo tipo pero el que más sobresalía era un auto de plástico.

Ella se dio vuelta y lo vio apoyado contra el marco de la puerta con la mirada conectándose con la suya.

-         Ia, ia. – se escucho al nene decir mientras le tiraba la manito para que le prestara atención.

Ambos prestaron atención a él. Ella lo bajo al suelo sosteniéndolo de la mano.

-         Es hermoso tu hijo. – Dijo Kevin acercándose de a poco.

Una sonrisa como la de antes volvió a aparecer en su rostro. Se agacho hasta estar cerca del nene y lo dijo: - Anda a jugar un poquito con la tía Emma.

Caminos de Sangre #WorldInfinity #PBMinds2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora