8. Un regalo muy especial

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Aquel día Hoseok había llegado de trabajar, estaba cansado y estaba deseando que pasara el día siguiente para descansar el fin de semana. Había tenido un día duro, sobre todo a nivel físico, pues tuvo que correr un montón y hasta escalar por dos vallas hasta pillar a unos ladrones junto a dos de sus compañeros.

Lo único que deseaba era llegar, tomarse un vaso de leche calentita para olvidarse del frío que había pasado, y meterse en la cama. Pero aquello no era lo que iba a pasar realmente. Nada más abrir la puerta de su casa se quedó en shock.

Había un perro, un perro muy pequeño. Daba vuelta alrededor y trataba de subir sobre sus dos patas para llamarle. Le parecía muy extraño aunque sin duda le había gustado muchísimo. Se agachó para cogerlo, pero si había allí un cachorro, es que alguien había entrado en su casa.

-Pero qué haces aquí... ¿Mm? –preguntó el castaño dejándose lamer.

Caminó por toda la casa tras cerrar la puerta, pero no vio nada descolocado, no parecía faltarle nada, tampoco había nadie... Pero algo sí que llamó su atención, uno de los marcos de fotos al lado de su mesilla había cambiado. Dejó al perro en la cama y él miró la foto, era nueva, del perro, ese mismo perro, y la foto estaba hecha en su casa porque la reconocía perfectamente.

-Pero quién...

Entonces lo pensó, podría ser Jimin de nuevo. Él había sacado todos los recuerdos de su ex y era el único con quien había hablado de su perro recientemente. Sonrió pensando que realmente aquel chico rubio tan misterioso podría haberle regalado aquel perro.

Sacó la foto del marco y miró detrás, estaba escrita. Jimin sabía que era policía y seguramente daría con ello, y lo hizo.

"Hola Hoseok.

Sé lo mucho que extrañabas tener un compañero a tu lado, que te saludara al llegar a casa y ser feliz junto a él. Este perrito tiene dos meses, su raza es un Shiba y no tiene nombre, puedes escoger el que tú más quieras.

Sed felices juntos."

No había firma, pero por sus palabras de nuevo supo que era él.

El rubio era un chico misterioso. No sabía mucho de él, pero sabía que tenía un tatuaje a pesar de ser inocente como un niño, se le daban bien los animales, cuidaba de las personas, tuvo momentos muy difíciles, trabajaba en una pastelería y siempre conseguía hacerle sonreír. Ah, claro, y los temas sexuales le daban demasiada vergüenza como para tan si quiera nombrarlos.

-¿Cómo puedo llamarte? –preguntó Hoseok tras colocar la foto de nuevo y volver a mirar al perro.

Era un cachorro, no entendía nada pero como sabía que le hablaba a él se acercó hasta la mano del chico para lamerla con energía.

-Deberíamos ir a comprarte una camita... ¡Bueno no! Dormirás conmigo... Pero te la compraré para cuando estemos en el salón o cuando te apetezca ir allí... Y un comedero, un bebedero... Comida, chuches, una correa... ¿Quieres venir conmigo?

El perro ladeaba la cabeza atendiendo a las palabras del castaño a pesar de seguir sin entender nada.

Finalmente salió con él en brazos de la casa y caminó así con él hasta llegar a la tienda de mascotas donde solía ir con su anterior perro. Una de las trabajadoras seguía allí, y lo reconoció.

-¿Y este perrito? ¿Es nuevo? ¿Qué ocurrió con el otro pequeñito?

-Es nuevo... Me lo acaban de regalar y el otro se fue con Taehyung y su nuevo novio, no volví a verles.

Wings [Hopemin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora