Te deje ir (Camren)

Capitulo 10

-¿Una muy buena?- pregunté confundida. –Me preocupo por mi victima.-

-¿Y luego la matas? Eso no tiene sentido.-

Camila mordió un pedazo de pizza y la salsa manchó la comisura de sus labios. Tomé una servilleta y delicadamente limpié el desperfecto. Ella me miró con una sonrisa.

-Lo siento.- dije de inmediato cuando me di cuenta de lo que hacía.

-¿Lo ves? Demasiado buena para ser asesina.- comentó con una sonrisa volviendo a comer.

-De acuerdo, no lo soy pero aun necesito saber…-

-¿Quién eres, Lauren?-

-¿Te han dicho que eres irritante?-

-Tú, todo el tiempo.- sonrió. Tenía una bonita sonrisa.

-Bien, tengo 16 años, vivo con mis padres, mi mamá se llama Clara y mi padre Michael, tengo dos hermanos, mis amigos son…-

-No, no sobre ellos.- me interrumpió.- háblame de ti, de quien eres, de lo que quieres. Dime lo que haces, lo que amas y lo que odias. Quiero saber quién eres.-

-¿Por qué el interés?-

-¿No te consideras una persona interesante?-

-Sin duda.- respondí arrogante y ella volteó los ojos divertida.- pero no estoy aquí para tener una charla sobre mí. Camila debes decirme lo que…-

-Bien.- interrumpió resignada.-realmente no dejaras de preguntarlo.-

-No.- respondí segura.- Sé que no nos conocemos pero si hay algo en lo que pueda ayudarte yo…-

-Estas ayudándome justo ahora.- la miré esperando a que continuara.- No quiero volver a casa porque sé que cuando lo haga, la jaula se cerrará.-

-¿Qué?-

-No quise quedarme en la fiesta porque mi novio no hacía más que alardear y hablar de cosas banales. Mi mejor amiga estaba con sus amigos del instituto y sentía que no encajaba ahí. ¿Lo entiendes?-

-No realmente.- fui sincera.

-Vivo en una maldita prisión. Mis padres están todo el tiempo sobre mí y es abrumador. Aarón no hace más que hablar de él y su aburrida vida y mi mejor amiga… la amo, lo juro pero sus amigos no son los míos y por más que intento socializar, me resulta difícil.-

-¿Y yo que tengo que ver en esto?-

-No lo sé.- dijo terminando su pizza y tomando sin ningún permiso mi botella de agua. Era tan desconsidera.- Tú solo apareciste.-

-Eso lo explica.- dije con sarcasmo. –Camila, al parecer no la estás pasando bien pero no creo poder ayudarte. Debes hablar con tus padres, con tu novio… no lo sé, has algo al respecto y deja de huir.-

-¿Huir? No lo hago, no puedo hacerlo. Ellos están sobre mí todo el tiempo.-

-Yo no sé cómo ayudarte, lo siento…-

-Te llevas con los McKenzie y los conozco. Sé que ellos van a fiestas y se divierten. Lauren tu podrías…

-No, Camila.-

-Lauren, por favor.- suplicó.- Sé que no me conoces y por los pocos encuentros que hemos tenido piensas que soy arrogante y molesta. –Asentí con la cabeza.- pero te prometo que soy mejor que eso. Dame una oportunidad.-

-Espera… quiero saber si realmente entendí lo que me estas pidiendo.- dije despacio.- ¿tú quieres salir con nosotros?-

-Quiero divertirme.-

-¿Por qué nosotros?- pregunté cansada.- ¿Acaso no existe otro grupo de chicos al que quieras unirte? No lo sé, conoces a los…-

-Por ti.-

-¿Qué?-

-No lo sé, Lauren.- respondió con calma.- No puedo explicarlo pero hay algo en ti que me hace sentir… segura.-

-¿Estas de broma?-

-No.-

-Camila, cada vez que te veo terminas dejándome increíblemente molesta. Haces lo contrario a lo que espero que hagas.- en ese instante recordé las palabras de Keana. Ella tenía razón.

-¿Por qué he de hacer lo que tú quieres?-

-Porque así funcionan las cosas para mí.-

-No para mí.- dijo de inmediato.- No necesito alguien más que controle mi vida. De eso ya tengo demasiado.-

-Esto no funcionará.- dije sincera.

-Lo hará si lo intentas.- pidió suplicante.- Lauren, en realidad eres mi única salida. El verano no es eterno y cuando las vacaciones terminen yo… debo volver al internado.-

-¿En realidad esperas que sea una especie de salvadora para ti?-

-Piénsalo ¿de acuerdo?- pidió elevando ligeramente lo hombros.- Si crees que es demasiado y decides no hacerlo, lo entenderé.-

-Lo pensaré.- Miré la hora en mi reloj. Casi las 2 a.m. - Vamos, debes volver a casa.-

Ella asintió, finalmente cediendo.

El camino de regreso fue en silencio y en mi cabeza aun me preguntaba si debía o no tratar de ayudarla.