El ángel rio nervioso y le tapó la boca de nuevo, pero saludó a Hoseok con la mano a modo de despedida.

Pasó una hora y cuando de lejos vieron que el castaño se acercaba, Yoongi se despidió del ángel y los dejó para que pudieran estar a solas. Ellos fueron a la casa de Hoseok. Jimin vio que había cambiado desde el último día, había algunas fotos nuevas, pero salía solo él, no había ni rastro de su ex novio ni del perro.

Para comer, el castaño terminó preparando algo rápido, pasta. Cosa que para él podía resultar habitual pero que el rubio no había probado jamás en su vida, así que le pareció estupendo probar algo nuevo.

-¿De verdad nunca habías comido espaguetis? ¿Qué clase de persona no ha comido nunca pasta?

-La clase de persona como yo –dijo Jimin encogiéndose de hombros.

-Mnh...¿Y dónde estás viviendo? ¿No podremos quedar de nuevo? –preguntó Hoseok.

Él se había cambiado de ropa cuando salió del trabajo y entonces dejó a la vista el collar que el rubio le había regalado. Desde aquel momento lo había llevado siempre menos en el trabajo, y Jimin se dio cuenta de ello pero no dijo nada sobre eso.

-No lo sé... Cuando nos encontremos de nuevo estará bien.

-¿Y el chico de antes? ¿Es...? ¿Sois solo amigos? Me dijiste que no tenías a nadie...

-Somos solo amigos y no tenía a nadie, lo conocí después, es el único que no se ha largado de mi vida como han hecho los demás.

-¿Los demás? Yo quiero acercarme y no me dejas –se quejó Hoseok.

Aquello provocó una sonrisa en el rostro de Jimin que acercó su mano a tocar con suavidad su cabello unos instantes.

-Ya te has acercado, estoy comiendo aquí... ¿No? No te preocupes por lo del número de teléfono, si tenemos que encontrarnos de nuevo sabré cuando tengo que acercarme a ti –comentó el ángel, pues para algo le había dejado allí aquel collar.

-Que misterioso eres... ¿Qué quieres de postre?

-¿Postre? Es que... ya estoy lleno, no puedo comer nada más –dijo Jimin pensando en el pecado de la gula. Le encantaría seguir comiendo, pero no tenía hambre.

-¿Ya? ¿Fruta? Tengo plátanos.

-No, cuando me de hambre te avisaré.

-Está bien...Ah. ¿Por qué has dicho antes que todos te abandonaban? Digo... me contaste lo de aquel chico que vivía aquí y te dejó porque no querías sexo pero... ¿Había más? Más amigos que te dejaron...

-Sí... también Jin...

Era un día soleado, recientemente JungKook le había abandonado y se sentía mal por ello. No tenía a dónde ir y apenas llevaba una semana buscándose la vida para poder dormir cuando fuera necesario en mitad de un bosque, aprovechando que podía volar para encontrar los lugares más seguros. Pero no estaba bien aislarse de la ciudad, por ello estaba caminando desde las afueras cuando escuchó un grito en una de las casas. Su curiosidad y necesidad de ayudar a las personas le obligaron a acercarse al lugar del que provenía aquel grito, para lo que, además, saltó una valla colándose en dicha casa. Vio a través de una ventana a un chico quejándose y con la mano metida debajo del agua. Había estado cocinando así que pensó que seguramente se habría quemado. Llamó a la ventaba y el chico, sorprendido porque él había entrado sin su permiso a su propiedad, le abrió la ventana.

-¿Qué pasa? ¿Quién eres? –preguntó Jin con la mano mojada.

-Escuché un grito y pensé que pasaba algo, vine corriendo a ayudar –explicó el rubio.

Wings [Hopemin]Where stories live. Discover now