.01.

71 14 13
                                    

–oye, ¿sabes que no muerdo verdad?– dijo tyler, mirando la pared con la que josh se acababa de tapar la cara –sí, te estoy hablando a ti, chino.

–carácter– josh no tenía permitido decir malas palabras.

salió de su escondite, mostrando unas mejillas rosadas, unos ojos llenos de vergüenza y arrepentimiento (chinos, obvio), se rascaba la nuca para tratar de calmar sus nervios, para fingir que no acababa de ser descubierto.

–hola. no es la primera vez que te veo, ¿sabes? me llamó tyler. puedes decirme ty– le hizo una seña para demostrarle que debía sentarse a su lado. josh hizo caso –este año entro a secundaria. me gusta la música.

josh empezó a pensar. miró al menor detenidamente: sus ojos eran muy profundos, tenía una sonrisa llena de ternura, su ropa era un poco femenina, pero le quedaba muy bien, era flaco, pero muy lindo, era pequeño, pero muy lindo, era tierno, pero muy lind-
josh, ¡¿qué diría padre si se entera que estás teniendo pensamientos así de un chico?!

no quiso ser grosero, además el chico era muy lindo –me llamó joshua, puedes decirme josh, también entraré a la secundaria, mis padres no me d-dejan tener instrumentos, t-tengo 14 a-años, ehm... creo que eso es todo.

–eres lindo josh.

las mejillas de josh se sonrojaron tan rápido que realmente fue increíble. una sonrisa boba pero demasiado tierna se le formó en los labios. miró hacia el piso para no mostrar su vergüenza.

–gracias ty.

se quedaron charlando hasta que la misa terminó, y tyler se fue caminando a su casa. eso sorprendió a josh, ya que a él no lo dejaban caminar sólo.

–¿dónde estabas, william?– preguntó su padre.

él estaba sentado en las gradas para salir de la iglesia. con las manos en las rodillas, pensando en su nuevo amigo, que también era muy lindo.
se paró de golpe.

–lo siento padre.

–¿cuántas veces tengo que decírtelo? ¿a caso no estoy hablando español? la hora de misa, ES HORA DE MISA– dijo subiendo la voz.

josh bajó la mirada.
su padre lo agarró del brazo más fuerte de lo normal, mientras él trataba de evitar el llanto.
lo llevó a su casa (que quedaba al lado de la iglesia, obvio) y lo encerró en su cuarto.

–más te vale que no te vuelvas a perder UNA misa.

y salió del cuarto.

church boy; joshlerWhere stories live. Discover now