D i e z

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Avisarles que Suryan se quedará como Suryan, Stephen James obvio que no lo iba a cambiar como Suryan y el titulo seguirá siendo Suryan xD

Ahora si es un capítulo, asi que disfruten de la lectura 💓

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En capitulos anteriores... (Me siento como el narrador de Netflix 😂)

—¿Qu-qué ha sido eso?— titubeo por la falta de aire.

Miro directamente al que seguramente haya visto todo y pueda darme una explicación. El oji-azul me mira con el rostro fruncido y el escrutinio con el que me inspecciona me pone nerviosa, más de lo que ya estoy.

No lo sé.

Esta vez soy yo la que frunce el ceño.

No te hagas el tonto, puedes leer mi mente y ver todo.

Niega.

No he podido ver nada, Katherine.

Por lo que se ve, es la primera vez que le ocurre. Alexia, Viviane, Ashton y Jace lo miran estupefactos.

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Consigo ponerme en pie gracias a la ayuda del tatuado esquizofrénico que se encuentra reticente a que nadie me toque, gruñe como un perro rabioso cada vez que se acerca alguno de mis amigos, son sus templarios pero eso no le impide fulminarlos con la mirada y no puedo evitar enarcar una ceja en su dirección.

Hasta ha echo que Viviane y Alexia mantengan distancia conmigo.

—¡¿Pero qué...?!

Cansado de la lógica preocupación por mi estado de mis compañeros de piso, me toma entre sus brazos y, sin esfuerzo alguno me lleva hasta la cocina y sienta en uno de los taburetes de la isla central.

Mi cara sigue siendo de total incredulidad mientras él se menea libre por la cocina, abriendo, cerrando, investigando y cogiendo cosas de los estantes y la nevera.

— No sé como hacer esta esto — se torna hacia mi y se encoge de hombros sonriente mientras me enseña una bolsita de té.—, pero lo haremos.

Frunzo el ceño cuando alza una mano y a ella viene una taza de porcelana como si un imán la hubiese atraído.

Abro los ojos y la boca viendo como el interior de la taza se llena con agua que aparece de la nada.

Miro intercaladamente el objeto que sujeta Suryan y su rostro altanero que me invita a asegurarme de que no se trata de ningún truco de magia.

De repente, toma una de mis manos y coloca en ella la taza, hace que cierre las dos palmas sobre ella y mantiene sus grande manos encarcelando las mias, que bajo las suyas ni se ven.

— Calienta el agua — ordena mirándome fijamente a los ojos.

— Suéltame y meteré esto en el microondas.

La simpleza e inocencia de mis palabras hace que sonría mostrándome su perfecta dentadura y niegue repetidas veces con la cabeza.

—No me es válido ningún artefacto creado por el hombre— dice, se endereza y acerca su rostro al mio—. Hazlo tú, caliéntalo.

Mi cara de espanto tiene que ser épica para provocar sus carcajadas.

Observo como ríe, como sus ojos se achinan y como sus hombros se sacuden.

Suryan ©  || [Sin Editar] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora