—No es tan largo... ¿O sí?

—Si lo es.

—Nataniel Adrien Alexander Beckham Miller –pensó un momento –. Oh, tienes razón... Si es muy largo –reímos –Pero el tuyo también está largo.

—Azura Lorette Castillo Fairchild.

—¿Porque no utilizas Lorette Castillo?

—Porqué el último deseo de mi abuela fue que yo usar su nombre en honor a ella. Pero, veo que no me ha traído nada bueno el hacerlo.

—Cierto, pero estoy más que seguro de que está orgullosa de ti por el simple hecho de decir que te llamas Azura.

Apesar de sus ausencias, Ale siempre me apoyaba y me decía cosas bonitas que me hacían sentir mejor. Cuando me sentí triste, estaba a mi lado. Definitivamente fueron los mejores dos años de mi vida, dentro de lo que cabe. Ignorando el hecho de que me golpeaban, tenía de mi lado al Príncipe de Cadah y bueno, la situaciones en mi familia mejoraba cada vez más.

Durante las vacaciones, Ale me llevaba al castillo para pasar la tarde. Luego él se iba de viaje con sus padres y yo con los míos. Mi papá nos llevó a España, a la granja de su familia y pasé buen tiempo allá con ellos. Estaba ansiosa por volver a clases, Ale me había prometido que se sentaría a mi lado durante ese año. Además, me había prestado un libro de su mamá y debía devolvérselo. Llegué temprano y me preparé para las clases, pero caí en la cuenta de algo... Estaba en quinto de primaria, se suponía que solo iba a estudiar el tercer grado, pero ahora mi familia tenía dinero de sobra. La maestra entró al salón.

—El Príncipe Nataniel, ya no nos acompañará en la escuela a partir de ahora. Dado a que tiene cosas de la realeza qué atender le es imposible continuar estudiando aquí.

¿Qué? No es justo... No, no puede ser. ¿Ya no vendrá más? No lo había visto en el último mes y ahora no lo veré nunca. No alto, me van a molestar aún peor por eso... Ale no puede abandonarme así.

Molesta tomé mi mochila y la arroje a donde se suponía que él iba a sentarse durante todo ese año, el libro que me prestó se cayó al suelo. "La Princesa Katalina", era de su mamá, yo debía devolvérselo ese día, ese era el trato. La maestra comenzó a pasar lista.

—Castillo Fairchild.

—Presente –levanté la mano mientras recogía el libro.

—Ausente. Falta el primer día, que pena.

Todos rieron.

—Pero, maestra, estoy aquí.

—No vino. Dallas Howard.

—Presente –dijo otro niño.

Me quedé atónita ¿Así iba a ser esto? Apesar de que no me pusieron la asistencia, me asegure de copiar todos los apuntes con la fecha del día, al menos así podría justificar que sí estuve en clase. Me dispuse a memorizar todo lo que decía la maestra en caso de que me preguntarán algo. La hora del recreo llegó, pero antes de poder hacer nada Victoria se acercó. Quise salir por la puerta trasera del salón, pero ahí estaba Kyle y Ray cerrando me el paso.

—Vaya, Reina Asquerosa. Al parecer tu príncipe ya no va a salvarte nunca más.

—Eso es bueno. No te lo mereces, niña tonta –dijo Kelly. Kristie se acercó a mí y me jaló el cabello.

Pero esta vez, vi la puerta abierta y el paso detrás de Victoria libre. No supe cómo pero logré esquivar el tirón de cabello que iba a darme Kelly, empuje a Victoria y corrí fuera del salón, pero me escondí detrás de la puerta. Todos salieron corriendo en dirección al patio y cuando ya no hubo nadie, corrí hacia el lado opuesto, al jardín trasero donde Ale y yo solíamos estar, me limpie las lágrimas y un poco la ropa, trate de arreglar mi cabello y me senté en una banca aún con el libro en mis manos. Sabía que si lo dejaba ellos lo destrozarían, por eso no lo solté. Cuando me calme un poco, escuché la voz de Victoria.

—Ahí está ¡atrapenla!

—No, por favor –dije al levantarme de la banca y retrocediendo –déjenme en paz, por favor.

Nadie me hizo caso, Ray me empujó al césped con fuerza, estaba mojado y mi uniforme se había ensuciado, pero el libro cayó cerca del lodo. Trate de tomarlo, pero Kyle fue más rápido, sonrió y sumergió el libro en el lodo.

—¡No! ¿Qué has hecho? ¡Es de la madre de Nataniel!

—Ja, ja. Si, cómo no.

Me levanté y alcance a quitarle el libro, él me volvió a empujar por completo al lodo y ahora sí, toda mi falda y parte de la blusa quedó sucia. Todos se reían de mí.

—¿Cómo está usted, majestad Reina Asquerosa?

—Ese lodo en la cara, le sienta muy bien el día de hoy.

—Quiere que le hagamos una corona perfecta para usted?

Caroline le pasó una bola de lodo a Kristie y me la lanzó. El timbre del recreo sonó y todos corrieron a clase dejándome ahí, sucia y llorando. Afortunadamente el libro no se había ensuciado por dentro y use ni uniforme ya sucio para limpiarlo un poco. Corrí al salón, pero la maestra me gritó al ver mi aspecto. Me envió al baño a limpiarme y no podría regresar hasta estar totalmente limpia, lo cuál sería imposible, por lo que me quede el resto del día en el baño que nadie más usaba para limpiarme lo mejor que pude. No hubo mucha mejora y las clases del día terminaron.

Al salir del baño suponía que ya todos se habían ido por lo que corrí al salón, efectivamente no había ya nadie, pero mis cosas estaban todas regadas por mi pupitre y el suelo. Cuando termine de recoger todo y salir, en el pasillo estaba esperándome todo el grado... Pasé en medio de todos pero solo me insultaban y me lanzaban bolas de papel, incluso restos de comida. Contuve mis lágrimas y caminé aún más rápido hasta la salida. Una vez fuera,e dispuse a correr a mi casa pero al intentar hacerlo me topé con Victoria y su séquito, de reojo vi un auto como en el que recogían a Ale pero no le preste atención, me ocupe en esquivar las bolas de lodo que habiendo comenzado a lanzarme y cuando tuve la oportunidad corrí a mi casa, me encerré. Mi madre no estaba. Me quite el uniforme y comencé a lavarlo con cuidado mientras rompía en llanto. Escuché que alguien tocaba la puerta, pero no abriría a no ser que fuera mi mamá.

—Azura, abre. Soy Ale.

Lloré aún más.

—Sé que estás en casa, por favor ábreme. Tengo que explicártelo todo.

No le respondí y él seguía tocando.

—Azura, por favor. Sé que estás molesta conmigo y dolida por lo que pasó pero debo explicártelo. Por favor, amiga... –lo oí suspirar – Vi lo que te hicieron, y en verdad lamento no haber podido llegar antes para detenerlos... Te prometo que te voy a recompensar. Es más, mi mamá dice que puedes quedarte con el libro, y te enviaré más regalos. Dejaré una caja aquí... Por favor, Azura... Perdóname...

Rompí en llanto al igual que él, escuché sus pasos alejarse y luego el auto en marcha. Cuando mi mamá llegó y me vió el la lavandería llorando le conté todo lo que había pasado, la traición que me había hecho Ale. Ella me consoló, pero nada de eso cambiaría al día siguiente, ni partir de ese entonces...

Ale ya no estaba, y yo seguía sin saber cómo defenderme.


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¿Princesa? |#1| © TERMINADA.Where stories live. Discover now