Capítulo 13.

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¡Hooooola!

Ay, cada vez esto tiene más lecturas y asodihasoih, me emociono. Sois amor, en serio. 

En fin, aviso que viene un capítulo un poco durillo, ya veréis el por qué. Y también aviso que el final es kk, pero quería dejarlo listo cuanto antes. Así que espero que os guste. 

No me enrollo más, gracias por leer, y ya sabéis, comentar, compartirla y votar, que darle a la estrellita no cuesta nada. 

Neus. xx

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- ¿Y bien? – contesté, observando su cara centímetro a centímetro.

- Mañana a las 5 me espera en su casa. – contestó Michael, con una gran sonrisa en su rostro, que rápidamente se me contagió. – Gracias pequeña. – dijo, dejando un beso en mi mejilla derecha.

Pasamos el resto de la tarde caminando entre gente desconocida que iba frenética por las calles más emblemáticas de Sídney. Hace dos meses, esos desconocidos podrían haber sido Michael, Ashton o incluso Luke. Sonrío inconscientemente. Todo me recuerda a los viejos tiempos en Barcelona. Por una parte, ese pensamiento me aterra. Estaba claro que me había adaptado a mi nueva ciudad, había hecho amigos y estaba cómoda en mi nueva vida, pero otra parte de mí pedía a gritos regresar a mi país. Y tenía claro de que mi corazón iba a continuar dividido durante toda mi vida. Sídney me había dado en muy poco tiempo afecto, cariño, una visión del mundo diferente que no podía encontrar en Barcelona, de la cual solo recordaba el lado oscuro, las sombras de los edificios más antiguos, la frialdad de las miradas de la gente que habían sido mis conocidos y las palabras clavándose en mi estómago como cuchillos. Pero era mi ciudad natal y nada ni nadie iba a cambiar el afecto que tenía por ella, al igual que era la ciudad que albergaba a otro de mis seres más queridos. Sí, mi padre. Hacía mucho que no me paraba a pensar en él y me sentía egoísta por ello, pero con todo lo sucedido –Luke, la escuela, más Luke, los chicos, más Luke…- no había tenido tiempo. Mi mente se había visto abrumada por una avalancha de conocimientos y nuevas experiencias en ese período de tiempo, sin haberme dejado tiempo para pensar en aquello que había dejado atrás.

Cuando el sol empezó a bajar, Michael decidió que era hora de volver. Tenía que empezar a coger los hábitos del horario escolar, así que mejor sería que empezara a ir a dormir temprano y despertarme más temprano aún. Me despedí de Michael con un b eso en la mejilla y entré rápidamente a casa. Mi madre estaba junto a Andrew en el salón, y al oírme entrar ambos se giraron hacia la puerta preguntándome cómo me había ido. Contesté modestamente, sin dar detalles y subí a mi habitación, donde encontré a Luke sentado en mi silla de escritorio. Alzó la vista y se acercó a mí, con un pícaro brillo en sus ojos.

- ¿Qué quieres hacer esta noche? No tengo nada planeado, pero podemos improvisar.

- Nada, Luke. – dije, viéndole fruncir el ceño.

- ¿Y eso? ¿Estás bien?

- Sí, sí, no te preocupes. Es solo… - cogí aire, dejándome caer en la cama. – Estoy muy cansada. Me he pasado la mañana con Martín y esta tarde con Michael me ha acabado de agotar. – solté en un suspiro.

- Bien, entonces te dejo descansar. – dijo dándome un beso en la nariz. – Nos vemos en la cena.

Tal y como le había dicho a Luke, bajé para cenar y volví a mi habitación, esperando pasar una tranquila noche. Aproveché para hablar con Beth por Skype, por enterarme un poco de lo que estaba sucediendo por Barcelona y por saber algo de mi padre. Todo seguía como lo había dejado, excepto Pablo, que había ido a peor. Había aceptado el hecho que me fuera a Australia tras varias semanas de persuasión y cuidado. Él quería que siguiéramos juntos y que me quedara con él en Barcelona, pero si huía de allí era, en parte, por su culpa.

Brotherhood. (Luke Hemmings)Where stories live. Discover now