4. YAHUI

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Imagen del dios Tezcatlipoca, forma humana

Mientras las grandes danzas terminaban de manifestarse, los sacerdotes hacían los sacrificios y todos bebían, bailaban y comían en las calles de la Wey Techan, un consejo secreto se encontraba en reunión a esas horas de la noche. 

Presididos por la gobernante Tawilmetzi Suachi, se encontraban los ocho gobernantes restantes reunidos para tomar la decisión de saber si la Tlatoani Yolotzin Masin seguiría siendo gobernante del Reino Tit junto a su pareja Nezahualpilli, un señor robusto de gran estatura que se encontraba en esos momentos hablando con el Tlatoani del Ehekatl y la pareja de los Tlatoani de Tlalli. 

Tawilmetzi entró en silencio sin decir una palabra al podio, mientras los demás señores discutían acerca de los hechos que acababan de acontecer en sus reinos y lo que harían después del asesinato del Huey Tlatoani Huitzílihuitl Atzin. 

El lugar era bastante inmenso cubierto de paredes decoradas finamente con diseños y pinturas que relataban la historia de la creación del universo, al fondo se encontraba una gran mesa dónde siempre se reunían, a los lados se encontraban algunas de las armas más poderosas que se habían creado en todo el Octógora y que era valiosas, la entrada era una gran puerta de cerca de tres metros de altura y dos de ancho, reguardada por guardias del gobierno. 

Todos se encontraban vestidos de gala y muy imponentes, pues la reunión era celebrada por medio de un comunicado de emergencia, Tawilmetzi quería que se destituyera lo más veloz posible a la reina del fuego. 

Hizo una señal golpeando con su cetro real para llamar la atención de los demás gobernantes. Era revestido de un hermoso color plateado que solo el metal tan precioso podía hacerlo, en su extremo superior se encontraba esculpida la cabeza de una serpiente alada, símbolo del dios de su elemento, en la parte baja se encontraba esculpida la de una hermosa águila mientras que alrededor de todo el cuerpo de este se simulaba el cuerpo del reptil, los ojos de ambas cabezas tenían  ojos rojos que brillaban cuándo se llenaban de poder y eran llamados a despertar. 

Los demás gobernantes hicieron caso al llamado y se sentaron en sus respectivos puestos, dando de fondo un gran ventanal que daba vista a la ciudad o eso parecía. Anteriormente existía un salón especial mucho mejor protegido y más majestuoso pero había sido derribado cuándo el terremoto derribo la torre de gobernación. 

— Yek Shiajsikan Tlajtlatoani pal muchi  Octógora— Saludó cordialmente la imponente señora vestida como una reina, lucía un vestido que tenía incrustaciones de joyas que reflejaban colibrís y serpientes, en su cuello llevaba un gran collar de oro y unos grades pendientes en forma de argolla de oro también. 

(Bienvenidos sean gobernantes de toda el Octógora) 

  — No veo la razón por las que no hayas llamado por algo tan absurdo como el amorío de Yolotzin— Intervino directamente Ameyali, señor del agua. 

Los demás murmuraron en voz baja demás cosas, algunos apoyando la noción del tlatloani mientras que otros no. 

— Noyoloztin, esa mujer ha transgredido nuestras leyes,  ha utilizado su maleficio para enamorar a nuestro rey muerto, ha sido culpada también con pruebas de ser traidora y dar información a Cuitláhuac, Quetzally y Acolmiztli, esa mujer ha cometido varios delitos por los cuáles debería dar gracias que no la condenemos a la horca sino que solo pida que le revoquen su puesto de alto cargo, ella no es pura ni está a nuestro nivel— Se excusó Tawilmetzi enojada de que su esposo no le ayudará. 

¿De qué lado se encontraba? 

  — Es cierto lo que usted dice Tawilmetzi pero también tenemos que ponernos a pensar en qué no será bien visto ante los guardianes un escándalo como tal, "Tlatoani Yoloztin es revocada de su puesto por amorío con el anterior huey tlatoani" Además hay cosas mucho más importantes qué hacer como ver la recontrucción de nuestras ciudades ¿Acaso no se preocupa de Apanejekat? ¡Mire tan sólo cómo quedó la Wey Techan! El templo ha quedado apenas en pie, la torre de gobierno fue partida en dos, el palacio apenas sigue en pie una que otra pequeña parte de la gran edificación, las casas alejadas han quedado inutilizables, varios de los edificios han caído, el mercado quedó completamente destruido y qué decir de la Academia y la Biblioteca, ¿Con toda está destrucción y usted se preocupa por una mujer que solo tuvo un amorío con Lonan Atzin?— Le regañó la gobernadora del Agua, varios de los demás se quedaron petrificados sin saber como reaccionar. 

Octógora: El Lamento de las Almas PérdidasWhere stories live. Discover now