Once Upon a Dream

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El humo salía de la chimenea e inundaba los orificios nasales de cualquiera con el olor a carbón. La emoción le inundaba cual niño al ver un juguete nuevo, y se transformaba en combustible para continuar visualizando el magnífico tren con adornos dorados.

Él no tenía la voluntad para moverse para los lados, era más bien como una película y él era el espectador: casi como si fuese un fantasma, capaz de atravesar entre la gente y obtener una mejor vista de aquella gran máquina.

Y de pronto, de nuevo está él.
Un hombre esperando a que se detuviera del todo el tren y bajará la gente de ella; que segundos después, fue el único que notó su presencia en ese momento. Sus pupilas de un color oscuro y el toque púrpura que poseían  se encogían al observarle, casi como si no fuese capaz de reconocer lo que veía.

Desde que tiene capacidad de razonar, Lance ha tenido la manifestación del mismo sueño cada noche. No está seguro si considerarlo como uno o una pesadilla neutral. Cabe decir que no disfruta mucho de ella.

Sentir los rayos del sol sobre su rostro lo hicieron entrecerrar sus ojos, para después soltar un gran bostezo (que parecía más un león grujiendo) e incorporarse hasta quedar sentado sobre las cómodas sábanas de la cama.
Repetir la rutina de cada día, estar en aquella postura sin mover ni un dedo, hasta que despertara completamente.
—"¡Lance! Rápido, Estroncio se está comiendo tu desayuno."
—"Ugh." Dijo en respuesta Lance, mientras salía de la cama de un brinco para poder salir de ese trance y prepararse para el trabajo.

Era Paris, Francia; en el año de 1929. Después de la Primera Guerra Mundial, las naciones europeas (Francia) se enfrentaron a una profunda crisis económica. Con el derrumbe de la Bolsa de Valores de Nueva York y la llegada de "La Gran Depresión", la situación sólo se hizo peor.

Para su suerte y la de su compañero, Hunk; fueron de los pocos que sobrevivieron al desempleo.
No eran ricos, ni tampoco pobres: estaban en el punto medio. Hunk era un repostero en un restaurante, mientras que Lance era el bartender del lugar.
Vivían en un departamento, lo suficientemente grande como para que dos personas pudieran caminar lado a lado por el pasillo. Tres recámaras, dos baños, sala y comedor. En ella también vivía su otro compañero, o mejor dicho, compañera; que pasaba casi todo el tiempo poniendo el pequeño toca discos y escribiendo libros. Porque Pidge Gunderson era uno de los exitosos escritores de aquel año.

Poco después, Lance estaba completamente cambiado, con la cara limpia y la loción puesta; su traje bien colocado y su cabello (algo húmedo después de la ducha) en su lugar.

—"¡Hunk! Dime por favor que Estroncio no se comió mi desayuno." Dijo Lance, mientras atravesaba la puerta al comedor y contemplaba la mesa puesta. En una silla estaba sentada Pidge, comiendo huevos revueltos con pan francés. En otra estaba Hunk, contemplando la maravilla de desayuno que estaba por disfrutar, hasta que escuchó a Lance hablar. Dirigió su vista al moreno y luego al plato que se encontraba a un lado suyo, que estaba algo vacío ya.
—"Lo siento, amigo" Dijo Hunk, encogiéndose de hombros y dando una mirada de lástima hacia su compañero. "Traté de detenerla."
—"Argh, maldito gato." Contestó Lance, mientras veía como el minino pasaba entre sus piernas ronroneando. Lance no podía con ella, así que su enojo se fue tan pronto cuando el gato le maulló, dejando caer sus hombros relajadamente. "... Bueno, qué se puede hacer."
—"Deberías educarla mejor." Dijo Pidge, dándole un sorbo a su té mientras lanzaba una mirada de burla hacia Lance.
—"Sí, para que a la próxima se coma tu plato y no el mío."
—"¡Hey!" Exclamó Pidge.

ONE SHOTS KLANCEWhere stories live. Discover now