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Las hojas que dejo la Doctora frente a mi no se han movido, continúan burlándose por su blanco puro.

Se supone que debo dibujar en ellas. Debo hacer aunque sea un simple rayón. Pero no lo hago. Nada de lo que esa mujer pueda interpretar de mis dibujos me ayudara, todo este tiempo precioso es un desperdicio. Obviamente no digo lo que pienso. No puedo.

-Lily, van tres sesiones que no haces nada en las hojas. Esta es tu última oportunidad.

No digo nada. Mis labios no se mueven, a pesar de que mis cuerdas vocales tiemblan por el esfuerzo de producir sonidos. La doctora suspira, un suspiro de frustración que deja un mensaje claro me estas cansando, niñata.

-Mira, si cooperas un poco ya no tendrás que venir aquí, más que un par de veces. Solo has algo.

-¿Eso te gustaría?-dije, mi voz escuchándose grave y rasposa por la falta de uso. La mujer parpadeo sorprendida de que por fin hablara.

-¿Qué?

-¿Eso te gustaría?-repetí, aun volviendo a acostumbrarme a utilizar mi voz-¿Dejar de ser tu clienta?

-No, no eres mi clienta.

-Si lo soy...yo te pago para que intentes deducir lo que me ocurre, que debo aclarar jamás sabrás, e intentar ayudarme y/o encontrar una forma de controlarme-termine la oración más larga que dicho en mi vida con una sonrisa torcida. La doctora se estremeció y vi en sus ojos un atisbo de miedo.

-¿Puedes responderme una pregunta?

-Depende.

-¿Quién eres?

Asentí con la cabeza, como si pensara en lo que estaba por responder.

-Aunque me llames Lily no lo soy. Creen que por haberme puesto un nombre tienen poder sobre mi-suspire cansada- tampoco tengo familia, solo tengo mi cuerpo y mi mente y nadie entrara en ellos. Esto es lo que soy, Doctora O'Conner. Lo estás viendo. No hay más ni menos.

-Esa respuesta no es coherente.

Si lo tiene, pero una mente cerrada como la suya jamás lo entendería quise decir.

-Usted es la terapeuta, interprételo- respondí, en cambio.

Cogió su cuaderno y anoto unas cosas, no me importo que.

-¿Puedo hacerle ahora yo una pregunta?-solté haciéndola sobresaltar luego de unos segundos completamente en silencio.

-Claro ¿Qué deseas saber?

-¿Quién eres?-repetí su pregunta.

Ella frunció el seño.

-Soy la doctora Sally O

-No no no no no-la interrumpí-¿Quién eres...de verdad? ¿Eres esa mujer que le gusta su trabajo ya que ayuda a que dementes vuelvan al "buen camino"? ¿Eres esa mujer que no puede esperar a llegar a su linda casa donde la esperan su esposo y sus hijos Andy y Max? ¿Gemelos?

El rostro de la doctora estaba casi tan blanco como las hojas que puso frente a mí al comienzo de la hora.

-Oh-Continúe- ¿eres ese ser oscuro y retorcido que escondes en lo mas profundó de tu mente, al que encadenas como si fueran defectos? ¿Eres esa mujer deseosa de arrancarle las extensiones falsas a tu vecina entrometida? ¿La que quiere quitarle el cerebro a su hermana para saber qué es lo que tiene mal? ¿La mujer que envidia los hermosos ojos de su compañero de cama? ¿Esa mujer con deseos de matar a todos los que la maltrataron, se burlaron de su acné, la humillaron en la preparatoria, la violaron en la universidad, y los que la subestiman por el simple hecho de ser mujer?

La doctora O'conor temblaba como un drogadicto en abstinencia. Sonreí con la mayor dulzura e inocencia de la que fui capaz.

-¿Qué eres?

-Esa sí que es una pregunta fácil-la señale con un dedo-No soy tu, no soy "mi" tutor, no soy los guardias que están parados detrás de esas puertas. Soy simplemente Lilith.

Sonreí, otra vez, con la sonrisa más macabra de la que fui capaz.

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My NameWhere stories live. Discover now