Huida.

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Está cambiando, no se que le pasa, no para de gritar y sus huesos y músculos se desgarran y se agrandan, se separan y se mueven. Se retuerce de dolor, pero a la vez se vuelve más grande y fuerte, el pelo comienza a emanar, su morro se alarga y largas uñas sobresalen de sus dedos. Su pelaje se vuelve blanco y lacio, sus ojos se tiñen del rojo más vivo, un rojo de sangre derramada, sus colmillos blancos como la nieve relucen con la luz de la recién llegada luna. No podía creerlo. Me habían enviado en una misión suicida. 

- "Khyara, hazte cargo de esto por favor".

- "Si, claro, qué es?"

- "Una misión simple para una matona simple, coge a este chaval y tráelo de las mazmorras de Myrlenia. Es fácil, ¿No?"

- "Tan fácil que me asusta. ¿Cuál es la trampa, general?"

- "No hay trampa. Solo busca a este individuo".

El eco del pasado se remueve en mi cabeza mezclándose entre mis más profundos miedos. ¿Estaba a punto de morir? Su sola presencia ya despertaba en mi un instinto nato. Sobrevivir. Pero hay un inconveniente. No sabía que estoy dispuesta a haber sufrido este futu-pasa-pres-inciert-in-pa-pr-p-i-n-n-n...

Primero luz.

Luego oscuridad.

¿Qué?

¿Dónde estoy?

¿Qué es esto?

Ante mis ojos se rebobinaban todos los hechos.

La transformación.

La paranoia.

El viaje.

Myrlenia.

La mazmorra.

El carruaje.

La base.

General.

Amigos.

Papá.

Mamá.

Todo volvía atrás.

Pero aún más atrás de mi misma.

Pude ver muchas cosas.

Ceniza.

Fuego. 

Dolor.

Ahí estaba él. Myr'te.

Le estoy siguiendo.

Bosques incendiados.

Reinos hundidos.

Lumbres oxidadas.

Reyes destronados.

Promesas incumplidas.

Espera. Esto es distinto.

Un joven.

Es él pobre chaval.

Su collar, es eso. Le posee.

Puedo ver el collar.

Uno.

Dos.

Diez.

Cien.

Mil.

Cien-mil.

Cientos de miles de años ahí.

Nunca había brillado excepto con él.

Nadie lo vio excepto él.

Alguien lo está dejando.

Es más grande que Myr'te.

Lleva también un collar.

¿Qué?

...

Entonces todo se paró.

Y volvió a pasar todo el tiempo pero muy rápido, tan rápido que cuando me doy cuenta estoy en frente del general.

- Una misión simple para una matona simple, coge a este chaval y tráelo de las mazmorras de Myrlenia. Es fácil, ¿No?

¿Qué. Coño. Está. Pasando.?

- Eh, te está hablando un superior, haz caso, ¡Querubín!

- General.

- Dime.

- ¿Qué día es hoy?

- El día de hoy es capturar al muchacho.

- ¿Es una trampa?

- No, ¿Por qué debería serlo?

- ¿Cuanto tiempo lleva esa misión en espera?

- Al rededor de... 3 días.

- ¿A quién has enviado antes que a mi?

- ¿Pero que dic...?

Le interrumpí - ¿!A CUÁNTOS?¡

- !EH¡ Ni se te ocurra dirigirte así a un general, !¿Entendido?! Ahora harás la misión por órdenes directas y más te vale darte la vuelta, subirte al carro y no volver a pisar esto hasta que me traigas al muchacho, o si no, te quedas fuera.

Le miré, insatisfecha.

No sé que coño pasa aquí. Pero lo voy a averiguar.

CaceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora